miércoles, 4 de abril de 2012

LO QUE PUDO HABER SIDO…



Parece que la crisis española tiene su origen en que todos hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Ministros, periodistas, tertulianos, nos imponen la penitencia de sufrir esta crisis por el pecado imperdonable de haber aspirado a tener un trabajo que nos permitiera la independencia de nuestros padres, la formación de una familia, el derecho a unos hijos, una casa como manda la Constitución y un coche para disfrutar los atascos diarios de nuestras carreteras.  Esas cosas, y no otras, han constituido las coordenadas vitales de la mayoría de los ciudadanos de este país. ¿Que tuvimos que hipotecarnos y pedir préstamos personales para la vivienda y el coche? Seguramente, pero teníamos un trabajo estable, con un sueldo digno y echando cuentas y más cuentas, podíamos aspirar al Audi que tenía el vecino y que envidiábamos cada vez que entrábamos en el aparcamiento. Sabíamos además que nuestros hijos podrían ser educados para el futuro que les tocara vivir y que si nos atacaba una EPOC como consecuencia del tabaco podíamos acudir a una seguridad social que nos proporcionaría ventolín para seguir respirando y haciendo bicicleta estática. Nada era gratuito. Lo pagábamos con nuestros impuestos. Y con nuestros impuestos preveíamos la posibilidad de cobrar ayudas por desempleo si nos fallaba el trabajo. Nada era gratis en aquel tiempo. Ni la pensión que percibiríamos de viejos porque también era el resultado de una aporte de la nómina nuestra de cada mes.

Se nos dijo en un principio que las hipotecas basura, que si la banca americana, que si las mafias económicas. Pero las grandes economías y los grandes defraudadores se sacudieron la culpa de todo y  traspasaron a las espaldas de una ciudadanía mundial gozosa y tranquila las consecuencias de su egoísmo desmedido. Llevaban su estafa como un trofeo de guerra, seguían siendo respetados y respetables, podrían rellenar los agujeros con el dinero de los contribuyentes y seguirían disfrutando de jubilaciones millonarias, de presidencias honoríficas y de indultos miserables. Se transfirió la culpa a la independencia, a la casa hipotecada, a la familia creada con cariño, se impusieron los desahucios, se embargó el Audi, se mutilaron la sanidad y la educación, se pusieron en peligro la estabilidad laboral, se abarató el despido y  la pensiones temblaron, la ayudas a parados, a dependientes, al sida, a la agresión machista. Se desnudó al ciudadano y se le puso ante el chorro helado de la crisis. Y sobre todo se le culpabilizó de esa crisis por haber vivido por encima de sus posibilidades.No sólo nos quitan dinero. Nos están robando el mañana: el de nuestros hijos, el nuestro propio. Nos están robando los sueños, la alegría, el gozo de cada amanecer. Es el vértigo de la inseguridad laboral, sanitario, educacional, de la vejez. Estamos situados al sur de los mercados, pisoteados por ellos. Bajo la bota de Bruselas, de la emperatriz Merkel, de la deuda, de la prima de riesgo. Cada mañana nos levantamos suspendidos del capricho de un empresario que nos puede despedir, bajar el salario, desplazarnos a Laponia. Pepe depende de una colonoscopia. Antonio espera un trasplante. Mariví tiene una escoliosis. Nada de esto es importante. Lo decisivo es que faltes a tu trabajo y te dejen en la calle con la ley en la mano, una indemnización miserable y una sonrisa de desprecio. Ahora dicen que “veinte años son nada, que feliz la mirada…” Y mañana se te acaba el paro y la esperanza y el futuro. Y te queda la tristeza de cada día arrimada a tus recuerdos, a las flores hipotecadas de tu jardín desahuciado.

Fuiste alegre, soñador, enamorado. A eso llaman algunos vivir por encima de tus posibilidades.

1 comentario:

Maximinimalidades dijo...

¡¡Esto sudedio cuando los bancos aparecieron dando duros a cuatro pesetas!! Un piso o vivienda habitual entonces ya eran caros para la economía de un trabajador y una berlina un lujo, pero la oportunidad de la adquisición de vivienda en propiedad "dando lícita opción al amparo constitucional del disfrute hogareño" cebó el anzuelo. La demanda creciente subió a las nubes el precio del bien conseguido y la industria (alemanes, ingleses, franceses...)automovilistica se aliaron tambien con el crédito en un paquete hipotecario. Duró hasta donde llegó la laboriosidad frenética para surtir esa demanda... (apoyada por los altos alquileres sin contenciónes políticas, sin política social del derecho a la vivienda asequible y necesaria). Cuando cesó la "demanda desmandada" se paralizaron las obras "faraónicas" y entonces el laborioso y sufrido trabajador de ser ponedor de los huevos de oro saltó al paro sin paracaidas, sin paraguas para sortear el chaparrón.
El resultado ya lo vivimos,, y como agua pasada no mueve molinos no está demás saber por qué ha sucedido.
Los bancos y el capital siguen con su acumulación de beneficios anuales proverbiales y las inversiones de riesgo que hicieron siguen acumulando ayudas del estado via impuestos más los inmuebles y bienes "que recuperan a hachazos de los incautos morosos"
El que compró una segunda vivienda visto los rendimientos que se alcanzaban en cortos meses, hizo su inversión y llegada la crisis quien más y menos quedó con piso que de valer 50 se queda en 25 pero el resto aún queda por pagar.
La previsión: En el año 92 en una pequeña inversión que necesitaba hacer, la dirección bancaria sabía por anticipado de dos años que el momento no era el apropiado y así me lo hicieron saber con impedimentos y a un interés del 18%, el periodo recesivo duró hasta el año 94...Pero en la ocasión que nos ocupa viendo lleno el tarro de miel, los bancos se inflaron dando créditos a todo diestro sin avisar "por no politicamente correcto" de los riesgos previsibles. Amen, ahora estamos en manos de los mercados, como si nunca hubiera sucedido esto...