El futuro no es un tiempo hueco que está por llegar. El futuro es lo que siempre está por hacer. No cabe por tanto la pasividad porque el futuro no es pura temporalidad. Confundirlo con lo-porvenir es asignarle un predeterminismo frente a un quehacer irrenunciable. La inercia temporal no debe ser equivalente a la empresa del devenir que implica al ser humano en su construcción.
Los políticos son muy dados a hablar del futuro refiriéndose para sus adentros al mero porvenir. No ven más allá de la puntera de sus zapatos. Por eso someten a los pueblos a situaciones supeditadas a necesidades de inmediato cumplimiento obviando el mañana, pero poniéndolo como meta deseada que llegará por sí misma, por esa inercia temporal de la que antes hablaba.
Va para treinta y tantos años. España se quitó de encima botas, fajines, estrellas y salió a la intemperie de su propia libertad para hacerse a sí misma sin mesías ni salvapatrias. Seríamos lo que decidiéramos ser con un diseño creado con la participación de todos, sostenidos por el hombro responsable de todos. Y le llamamos democracia. El pueblo retomó su poder y su decisión de ser lo que quería ser. El poder que por lo visto Dios y la Iglesia habían concedido al dictador brotó del empeño de los ciudadanos. Dios se replegó a su cielo de siempre y la Iglesia se pegó a la democracia como un parásito incómodo. Comenzó el futuro aquel noviembre ya sin equipo médico habitual. Cuelgamuros aplastó al dictador y la libertad se sentó por las aceras a brindar con la alegría.
Empezamos a dotarnos de una soberanía encuadrada en las coordenadas de un bienestar reconfortante. Una Constitución como un vientre dispuesto a parir historia. Trabajo como construcción del mundo. Sanidad universal porque la salud es breve como el primer beso a escondidas. Educación para todos para saber quiénes somos. Universidad para ahondar en el misterio de la ciencia. Pensiones porque la vejez es un regalo del ayer. Amor homosexual, heterosexual porque el amor es un derecho del corazón. Un abrazo a los dependientes, una puerta al hambre del mundo, una apertura a la Europa ancha como una plaza grande de pueblo.
Va para treinta y tantos años. Comenzamos a hacer futuro. Pero ayer fue hace mucho tiempo. Hoy es aquí, ahora. Y parece que estamos de regreso. Tal vez la genética, la nostalgia, ese imán ancestral que es el pasado. Mercados le llaman. Merkel le llaman. Crisis le llaman. Pero a lo mejor es sólo la nostalgia de lo que algunos fueron y nunca quisieron dejar de ser. Y se incumplen derechos constitucionales invocando la Constitución, profanando su nombre en vano. Y se promete prevaricando porque, superada la campaña electoral es hora de decir la verdad (Jesús Aguirre), porque se reforma el mercado de trabajo conscientes de que traerá consigo paro sobre paro y paro. Porque se mutila la sanidad para reconstruirla con la estética del negocio, porque se tala la educación pública para que florezca la cosecha privada, porque congelan las pensiones para dar una oportunidad al hambre, a la miseria, porque el derecho a una vivienda ya no es un derecho, porque al amor se le ponen fronteras de moralidad, porque la mujer sólo es mujer con un carnet otorgado, porque Gallardón es el jardinero de vientres indefensos.
Hace tiempo que fue ayer, pero en el ayer estamos. Rehaciéndolo. Lográndolo. Consiguiéndolo. Esforzándonos por anclarnos en aquella antigua oscuridad. Con plomo en los talones. Con anzuelos irrevocables. Todo por nuestro bien, por nuestra cohesión fraternal con el capital más voraz, por nuestra adhesión más sacrílega al dominio aristocrático del dinero. Que nadie lo dude: es por nuestra gloria como patria una, grande y libre.
Son los nuevos talibanes de la ortodoxia, rancios como el baron dandy, el floïd pos afeitado, la brillantina y tupé de aquellos tiempos.
No hay prisa por el futuro. La historia puede esperar.
3 comentarios:
No puedo seguirle Rafael no puedo.
Usted de elaboración constate, sin desaliento
Yo buceando en lo que dice y lo que pienso
Hay tanta profundidad en su pensamiento
que sacar la cabeza para respirar no me da tiempo.
Sólo sentirme reconfortado con su alimento.
Y a seguir leyendo.
Un abrazo.
¿También se está "reformando" la aristocrácia? Hay una actualidad de penita...
Hay paisajes de la história en que un rey era la estracción singular de un pueblo y fueron hechos, leí que fueron "aupados por los artesanos -y comerciantes" en respuesta a los abusos cometidos de los "señores feudales" contra ellos -al ser muchos. Hoy sería un anacronismo esta situación.
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