miércoles, 22 de septiembre de 2010

EL BIKINI OS HARA LIBRES

Playas puro pudor. Olas vestidas de negro. Espumas recatadas para no excitar al viento. Algunos ya ni se acuerdan. Cuando los españoles teníamos una sexualidad secreta, escondida siempre, subversiva como la palabra libertad. Mujeres de burka oscuro para tapar el alma y manto de seda ancho para ocultar las curvas que iban camino de la vida.

Soñábamos los hombres con amoríos turistas. Presumíamos de enamorar suecas en el bar, esquina de la Giralda arriba, por Placentines estrecha de una Sevilla con sombrero de ala ancha. Y en las playas, ellas, rubias, blancas y rubias. Cuerpo al sol con el bikini abreviado. Pecado casi desnudo. Guardia civil vigilando por la decencia española, sección femenina Pilar Primo de Rivera. Decencia encuadernada por generalísimos condescendientes con ejecuciones al alba. Catecismo Ripalda de Casimiro Morcillo, Guerra Campos, Pío XII, cuidadores de rediles de almas “descorporeizadas”

Vislumbrábamos que otra vida era posible. Que aquellas esculturas de bañadores escuetos revelaban posturas de libertad ante nuestra vida oscura, triste y plomiza, impuesta a golpe de sable, de lutos y crespones, de palabra gaseada, de estómagos vacíos y oquedades en el alma.

Fraga descubrió el turismo y lo convirtió en dinero. Empujó los Pirineos y entró frescura europea. Vinieron alemanes, Ingleses, franceses. Pero para aquel español circular, cerrado sobre sí mismo, todos eran “suecas” soñadas, inalcanzables, idealizadas, D. Manuel nunca pensó que el sol era cómplice de una lucha necesaria, exigida, subterránea para no ser aniquilada. “Veremos una tierra que pone libertad” Lo cantaba Labordeta, ese Machado de posguerra que se ha ido hacia la inmensidad de su muerte por el ancho camino de una voz comprometida.

España fue girando, inyectándose Europa, rehaciéndose. Tiraba sus fronteras, ampliaba horizontes y el corazón soñaba caderas de libertad. Existían Sartre, Marcel, Camus. No todo eran hordas judeomasónicas. Había pensadores, poetas, novelistas. Allá por el 75 España se hizo eclosión. Chirriaron las bisagras, pero se abrieron las puertas. Fue posible el PCE, Carrillo, Pasionaria, Alberti, Felipe, Tarradellas. Curamos la hemiplejia que nos paralizaba. Izquierda de frente alta, creadora. De par en par España. Entrándonos el mundo.

Han pasado pocos o muchos años. Depende. Y ahora es Europa la que gira. Hacia una derecha extrema y peligrosa. Reduciendo espacios vitales, restringiendo derechos. Francia con actitudes xenófobas evidentes. Alemania silenciosa, pero presente. Portugal, Grecia y España caminan hacia Génova, 13. Holanda, Austria, Italia. Wilders, Haider, Berlusconi. Es aplastante esa ultraderecha estadounidense.

Faltaba Suecia. Jimmie Akesson tiene como referente a Hitler. “Democracia sueca” es su partido y suena a blasfemia pura cuando hace de los musulmanes la mayor amenaza extrajera, cuando reclama endogámicamente un bienestar sólo para suecos. La derecha excluyente se va imponiendo a gran velocidad. ¿Podrá Europa ser Europa una vez atacada por este ictus asumido como salvación de todos los males?

Uno siente escalofríos. Como españoles, hemos sufrido demasiado tiempo la paz de los cementerios, el silencio asfixiante, la paralización de la palabra, el ahorcamiento de la libertad. Los muertos están ahí. Gritando, exigiendo. Muertos con miedo a la inutilidad de sus muertes. Costó mucho la anchura en que vivimos. Suenan a deportaciones las deportaciones, a campos de concentración los trigales, a exilio, destierro, vidas sin una patria que llevarse a los labios.

Uno siente escalofríos. Ni siquiera nos quedan bikinis para excitar los sueños de una esperanza esperanzada.



1 comentario:

Miguel Ángel Velasco Serrano dijo...

Da miedo pensar lo que puede llegar, auténtico miedo.