miércoles, 8 de septiembre de 2010

ALICIA PENSANTE

Alicia Piensa. El pensamiento-verdad nace del hondón del misterio que somos. O surge de la entraña más oscura que el hombre también tiene. Entonces no es pensamiento, sino hemorragia interna. En todo caso, la expresión verbal de la interioridad refleja los cimientos en los que cada ser humano se afianza.

El pensamiento debe ser la aportación de cada cual al bien común. Entrega humilde, fraternal, creadora. Te doy lo mejor de mí para aupar lo mejor de ti y así encumbrarte hacia la plenitud de tu propia humanidad. El pensamiento crea projimidad en cuanto se entrega para que el otro exista por sí mismo. Pensar es enamorarse.

Cuando la expresión es liberación de una infección oculta, destruye, aniquila, descuartiza la realidad de quien está a mi lado porque lo concibo como competencia que arrebata mi espacio vital. Instalo la lejanía como exigencia de mi propio egoísmo, de mi soledad asqueada, como apostasía de mi vivencia con el mundo.

Hace poco tiempo el Partido Popular en Cataluña sacó fuera lo que tanto le estorbaba dentro. Destapó su propia interioridad y plasmó por escrito su rechazo al mundo rumano pobre. La libre circulación del capital, de cerebros productivos, de fichajes que engendran consumismo es necesaria para el crecimiento de la propia economía. Los rumanos son bienvenidos en la medida que presenten un certificado de riqueza. La libre circulación del hambre no está prevista en los tratados europeos. La delincuencia que le acompaña, y que el PP. afirma va ligada a esa miseria, exige la expulsión inmediata. Alicia piensa. Y culpa a algún subordinado de instigar a la población contra esos inmigrantes al más puro estilo Anglada. Ella, pura y limpia, siempre ha vivido cercana a ese mundo moreno de Rumanía que revela nuestra capacidad de acogida, de integración y de fraternidad. Cuánta ternura cuando uno constata que Alicia piensa.

Ahora es el mundo gitano. Como en Francia. La Unión Europea condena la conducta de Sarkozy con los votos de toda la cámara menos los del Grupo Popular. Una etnia históricamente maldita. Nómadas hacia la luna llena, errantes por un viento de chatarra. Y hasta la chatarra le negamos. Y le expropiamos la luna porque también la luz se compra y vende en el mercado sucio y suburbial de conciencias cainitas. Alicia Sánchez Camacho recurre a la vieja pregunta que lleva dentro la respuesta: ¿Cabemos todos? Una interrogante que brota de la despreocupación por el otro, de la conciencia explícita de abandono del otro, del egoísmo que ve en el otro un invasor capaz de privarnos de los que somos y tenemos. ¿Soy yo acaso el responsable de mi hermano, sobre todo si ese alguien ni siquiera llega a la categoría de hermano? El hambre está ahí. La falta de educación, de sanidad, de agua, de cultivos con salida al mercado, está ahí. El sida, promovido por imposiciones morales exigidas en nombre de Dios, está ahí.

Alicia Sánchez Camacho asegura tener la valentía de expresar lo que muchos piensan pero no se atreven a decir. Y Ahí está ella, representante de mucha xenofobia agazapada, Isabel católica delante del Señor Santiago, junto a Rajoy-Rouco, a Pons-Camps, a Mato-gürtel y Arenas catedralicio sevillano solicitando al Apóstol no “desfallecer y hacer de la política una actividad noble al servicio del bien común” ¿Actividad noble, pero excluyente? El robo, la delincuencia, se atribuyen como genes inherentes a la etnia gitana. Por eso hay que expulsarlos. No necesitamos importar maleantes, piensa Alicia pensante. Nos basta nuestra corrupción elegante, trajeada, morena de rayos uva, de neiras borrachos de hombría, de espías que espían a los espías. Somos tan capaces que hasta fabricamos nuestras propias mafias.

El botox arruina las neuronas, inflama el pensamiento y deforma rostros anteriores de belleza.

1 comentario:

Jose Fontán dijo...

Somos un pueblo con muy poca memoria, (al menos algunos, tu ya sabes quienes)pronto nos hemos olvidado de que si España es hoy lo que es, no fue gracias a la democracia ni a nuestros políticos, sino gracias al dinero que los emigrantes españoles (la mayoría ilegales)que fueron acogidos en todos los rincones del globo, enviaron a españa durante aquellos duros años de la dictadura del enano del Ferrol. Se nos ve el plumero.