“España, camino de libertad”. Título hermoso. España llamada por su nombre. Abierta. Nunca estatificada. Haciéndose a sí misma continuamente. Persiguiendo senderos, siendo camino ella misma. Hacia la cumbre libre de la libertad. España longitudinal. España, camino de libertad, presentada por José María Aznar, coreado por Mariano Rajoy y como notarios mayores del dolor de las víctimas, Acebes y Mayor Oreja.
España, camino de libertad. Se supone que apostando por el mañana. Por el futuro como atrayente quehacer se supone. Tomando conciencia de que existimos en estado de provisionalidad. El hombre, como los pueblos, es siempre la tarea de llegar a ser. Porque el hoy es el vientre del mañana. Quien asegura estar de vuelta huele a esqueleto, a suicidio prematuro, a apostasía de lo humano. Y aquí es donde Aznar y sus ministeriales circunstancias vuelven a equivocarse. Porque el título del libro presentado no responde a la esperanza, sino al llanto sobre un ayer de nucas truncadas. ETA ha matado a muchas víctimas en su intento de matar a España. Esos muertos somos todos. A ellos les tocó representarnos. Algo nuestro se quedó en sus tumbas como ramos de silencio estremecido. Quien sólo mira al pasado es que lleva colgados los ojos en la nuca. Porque víctimas fuimos. Víctimas seguimos siendo. Ahí están las pistolas, la furgoneta disfrazada de la esquina, la muerte sorprendente por una acera cualquiera. Pero Aznar, con su miopía congénita, sólo ve el pasado.
España, camino de libertad se escribe para incendiar el presente y presentar el futuro sin recalificación posible para construir horizontes. “Zapatero ha traicionado a los muertos” Lo escupió Rajoy, atentando contra su propia decencia. No tuvo el coraje de repetir su infamia, pero amenazó: "Que no me vea obligado a decirle a ningún presidente lo que le dije. Yo garantizo que a mí nunca me lo podrá decir nadie" Lo apoyó Aznar: “Hay un juego temerario de los que quieren experimentar con nuevas operaciones de distracción, falsas expectativas que no son más que un plato recalentado de la cocina de ETA”
Cosidó perdió la memoria: "No hubo loiolas, ni de juanas, ni faisanes" dijo. Olvidó la orden del Jefe de dialogar con el movimiento de liberación vasco. Desconoce la labor de Zarzalejos, Fluxá y Arriola. Nada habló del acercamiento de presos ni de la generosidad de pasar por alto la diferencia de vencedores y vencidos.
Estaba Mayor Oreja, el artífice de la unión temporal de empresas donde trabajan mano a mano ETA y Zapatero para entregar el país una vez destruido por nacionalismos y estatutos.
Y estaba Acebes advirtiendo, acusando, preventivo siempre, como Buhs, como Aznar. Denunciando posibles armas de destrucción masiva, oteando minas en el camino, exigiendo que otros las desactiven, pero sin implicarse porque él pertenece a Avila de Teresa santa, de brazo caudillo, de almenas altas.
España, camino de libertad. Aznar, Rajoy, Mayor, Acebes. Cosidó revelando que a Rubalcaba lo nombró ETA para abreviar el camino de la cesión de España.
Aplausos, abrazos, despedidas. Nadie lloró por las víctimas del franquismo. Son cosas de familia y titiriteros de cejas puntiagudas. Nadie llevó rosas a la estación de Atocha. Lo dijo Miguel Angel Rodríguez: que se encargue Zapatero que llegó a la Moncloa a hombros de un grupo terrorista.
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