miércoles, 31 de julio de 2013

A VECES LA CALLE


A veces la calle es como un río
que estruja los besos.
Calles llenas de nadie,
de orgullo acaso,
de desesperanza acaso,
de suicidios  acaso.
Nadie sabe definir la calle,
ese río turbio,
barrizal de intereses,
de egoísmos que empujan
para que caiga el  débil,
pisoteando las heces
que somos tú y yo
porque alguien nos convirtió en olvido,
en desecho, en vómito
de ese borracho cósmico
que denominan vida.
Alguien nos recomienda conformismo
porque los pobres son pobres por designio
de un dios omnipotente, propiedad por herencia,
monopolio que certifica
que la injusticia es amada,
conscientemente amada
por crucifijos de adorno
que embellecen los pechos deseados por tactos
de braguetas erectas.
Quiero morirme boca abajo
para que nadie vea
la rebeldía que muerde
la calle como un río
donde nadie pervive.


domingo, 28 de julio de 2013

EN TU VIENTRE


En tu vientre de espuma,
en el altiplano de tu luz recostada,
en el mar horizontal
que une tus montes más bellos.
Ahí te nombro sin pronunciar tu nombre
poniendo apellidos a los besos
guardando en tus huecos la hombría
huérfana a veces de labios
que cobijen el cansancio de mis labios huidos.
Ahí estoy descansando la historia de tantos caminos,
el desencuentro de mis huesos
que edifican andamios
que no tocan tus manos.
Blancura toda la luz de tu vientre
donde escampan los gritos,
las astillas de tanto grito colgado
de la cintura de un río.
En tu vientre de espuma,
para siempre en tu vientre.



sábado, 27 de julio de 2013

LA NIÑA


Para mi niña Maya


Tiempo apenas.
Apenas existencia.
Con pañales los minutos.
Manos como mariposas estrenando dimensión vital.
Cuatro días de niña.
Niña de cuatro días.
Perdiendo memoria amniótica.
Instalada poco a poco en el amor
de esta bolsa infinita que es el mundo.
Diseñando equilibrios,
ensayando el vértigo de vivir.
ensamblando libertad y finitud,
elección y circunstancias
para cuando seas mayor
y el corazón te pida la piel del alma,
el roce de una mano,
la donación de un corazón amigo.
Pero eres sólo tiempo entre pañales,
un reloj de cascabeles,
un corro de jazmines,
un chupete de brisa,
un mitin de jilgueros la garganta.
Te presento al mundo, a la vida, a la historia.
Te compré una mochila de cariño
con plateros de algodón,
mares diminutos con olas de juguete
y una sonrisa que te cabe
en los pliegues de tus labios
con besos escondidos.
Así es mi pequeña
hasta que tenga estatura,
dimensión y andamiaje

de tiempo sobre tiempo.

jueves, 25 de julio de 2013

UN HOMBRE, POR FAVOR



Gallardón repartía carnets de mujeres plenas en la boca del metro. Gallardón siempre ha sido selectivo y elegía a unas  despreciando a otras. Tocaba los vientres y si alguien respondía en su interior so lo colgaba a  hombros y lo llevaba al altar de la plenitud. Tú eres madre y sobre ese vientre maternal edificaré mi ministerio. Se abrochó la chaqueta, manipuló el micrófono erecto y pronunció su frase de fiscal bajo la toga de sus cejas blancas. Sólo es plenamente mujer la que ha sido madre. Descansó su cabeza agotada de tanto pensar y agradeció con un orgullo disimulado el aplauso de hombres y mujeres del Partido Popular. Incluso las gaviotas solteras que no abrieron nunca de par en par sus alas para dar cabida seminal a la pasión masculina, aplaudieron porque su virginidad era fecundada por Rouco Varela, con promesas de ángeles sin sexo en el más allá de un cielo sin piel que llevarse a los besos.

Fue al médico. Quería ser madre. Recéteme un hombre, por favor. El médico consultó con Ana Mato. Los hombres no se recetan, decía la ministra, porque no tener un hombre entre las piernas no constituye un problema patológico. ¿Era una carencia?  ¿Una opción?  Gallardón le instaba: renuncia a ser plenamente mujer. La ministra había leído en F/B que existía la reproducción asistida. Pero F/B dice muchas cosas sobre un tal Sepúlveda y un jaguar y resulta que es todo mentira. Y mentira tenía que ser eso de la inseminación. La mujer no vale nada al lado de un hombre. ¿Podría valer algo sin él?  Y Rouco la afianzó en su idea. El hombre tiene vocación de macho, órganos de macho, pasión de macho. Es inconcebible una mujer misterio, dueña de su cuerpo, reina de sus ovarios, emperatriz de su vagina, administradora de su libertad, de sus decisiones. A la mujer, influenciada por la herencia recibida, había que bajarle los humos. Vuelta a su papel-Pilar-Primo-de-Rivera. A su plancha, su fairy, su limpieza de hogar, pecho en un rincón para el bebé y al atardecer un poco de pintura en los labios por si él viene con ganas de besar, de acariciar, de fecundar a su sierva. Y Gallardón llevó a Ana Mato a hombros por todo el hemiciclo, vitoreada por la niña Fabra que volvió a repetir su himno de guerra: “que se jodan” Y lució la peineta, anterior a la de Bárcenas porque Bárcenas sólo fue un falsificador de la peineta original de la niña Fabra. Y sacaron los pañuelos los pro-vida que proclamaban que la masturbación es un crimen porque los espermatozoides no encuentran la amistad de un óvulo de cintura pizpireta. Olvidan la masturbación femenina porque ni siquiera tienen en cuenta la existencia de la mujer como sujeto de placer, de disfrute, de alegría.

La mujer soltera no tiene derecho a la maternidad y hay que azotarle la vida y castigarle el alma por el pecado de concebir sin permiso del macho, sin el fundamentalismo escrotal del macho, sin el sometimiento al capricho eréctil del macho. En otros países fanáticos  azotan a la mujer por una relación extramatrimonial, se le condena a ser apedreada hasta la muerte. Nosotros somos más civilizados. Sólo amputamos su dignidad, su maternidad, sus derechos fundamentales. Y si además es lesbiana, tenemos el derecho a sajar en carne viva su capacidad de amar. Ni hijos, ni matrimonio, ni siquiera amor. Que curen primero su homosexualidad y luego les daremos el certificado de normalidad y tal vez Gallardón y Mato les impartan un cursillo de sometimiento al macho para que el macho, reconocido como ser superior, se digne fecundarlas como Dios manda y Rouco bendice.

La soltería y el lesbianismo son simple carencia de varón. Y eso no es una enfermedad. Nada tiene que decir la sanidad. ¿En qué categoría entra esa muchacha nazarena que dio a luz un hijo llamado Jesús sin conocer varón? No existía la trinidad Rouco-Mato-Gallardón. Menos mal que el santo Partido Popular subió más tarde a los altares.

Gallardón sigue repartiendo carnets de plenitud femenina en la boca del metro. Ana Mato ha puesto un negocio de machos-machos para comprarse un jaguar con tapicería de piel. Rouco por fin saluda al poder como cuando España era una, grande y libre.


miércoles, 24 de julio de 2013

ROCE TU SANGRE


Rocé tu sangre
durante el último camino.
Llevo los pies mojados de recuerdos,
de huellas tatuadas
en la espalda de la ausencia.
Ensartados tus labios, beso a beso,
con un olvido grabado en los bolsillos.
Las manos cuajadas de trozos del ayer,
de horas rotas, de añicos de tu piel.
Rocé tu sangre. Surgieron
esquirlas de tu cintura
abrazada, ceñida, circunvalada
de puentes de piel colgante,
de yedras nostálgicas de fusión y contacto.
Cuerpo a cuerpo,
este brillo de lenguas que se tocan
hasta escalar el aliento.
Quiero instalarme en tus ojos,
a la sombra de tus pestañas menguantes.
Y apoyado en tus párpados, dormir
el cansancio infinito
de esta sangre peregrina
que persigue tu sangre
para hacer de la muerte

el último amor, el último.

sábado, 20 de julio de 2013

AL BORDE…


El ser humano vive siempre al borde de sí mismo. Al borde de su finita libertad (Marcel). Al borde de las circunstancia que lo circunvalan. Al borde de su plenitud y su miseria. Siempre al borde. Basta el roce de una brisa cualquiera para despeñarnos sin saber exactamente dónde caer, si es que caemos en alguna parte. Buscadores de la verdad, del amor, de la libertad, pero sometidos a la ley de la gravedad que imanta y conduce a la mentira, el desamor, la esclavitud. Ese es el ser humano. Nada más. Nada menos. Y ahí, en ese vértigo supremo, hay que tener el valor de permanecer. Sólo los muertos han definido su trayectoria de polvo y nada.

Pero los huesos se nos llenan de una abulia gris, color amorfo, indefinido, sin una textura concreta. Y tendemos a delegar. “Que la vida se tome la pena de matarme, ya que yo no me tomo la pena de vivir”  (Machado). Y así pasamos por el tiempo. Encomendando a otro que viva, que decida, que se arriesgue por nosotros. Descargamos “en la vida” las decisiones existenciales y nombramos vicarias de nuestra libertad a las circunstancia ciegas del acontecer.

Es muy frecuente esta entrega de responsabilidades cuando de política se trata. Nos sentimos demócratas por encima de todo. Los Fragas de ayer, los Ramallos, los Navarros, los Borbones resultaron demócratas de toda la vida. Y colaboraron en la transición como sacerdotes consagrados en la defensa de las libertades, de los derechos fundamentales. Y a la altura de los Felipes, los Carrillos, los Alfonsos construyeron una Constitución a la imagen y semejanza de  aquel presente que tal vez fue lo que fue porque no pudo ser otro tiempo.

Pero no asumimos que ser demócrata es sentirse responsable de la marcha constructiva de una sociedad. Que un país es el esfuerzo resultante de sumar empujes, fuerzas creadoras, lucha por utopías como verdades siempre prematuras, siempre horizontes, lejanías siempre. Fiesta de la democracia le llaman al día en que las urnas se abren y las fecundamos con la libre elección de nuestras preferencias políticas. Acaba ese día la fiesta y comienza un período de cuatro años no laborables en el que los políticos elegidos, y sólo ellos, son los responsables del camino señalado. Y nosotros en el chiquero del “para eso les pagamos, para eso los elegimos, para eso los nombramos”. Y abucheamos la faena o sacamos pañuelos blancos.

Con ser grave esta delegación de la ciudadanía en sus políticos elegidos, más grave resulta que esos elegidos se crean depositarios absolutos y absolutistas de la misión encomendada. Lo decía Rajoy hace unos días: los ciudadanos eligen a sus representantes para que gobiernen y legislen mientras estén el  poder. Y se circunscribe al Congreso de los Diputados la residencia de la palabra sin tener conciencia clara que la palabra es siempre propiedad del pueblo. Y se permiten llegar a gobernar con  promesas conscientemente falsas para seguir falseando la realidad y enmascarar bajo el nombre de crisis lo que encierra una estafa ideológica. Y se destruyen esperanzas de trabajo, y se entrega la educación a los ricos, y se excluye de la sanidad a los pobres, a los crónicos, y se roban las ayudas a los dependientes, y se maltrata a la vejez con disminuciones de pensiones, y se desampara a las mujeres maltratadas, y Gallardón se adueña del misterio de los ovarios, y se les niega la reproducción asistida porque es el varón el señor de la nueva vida, y se prohíbe el aborto en nombre de unas mitras sublevadas… Y se tiene la desfachatez de que un presidente de gobierno viva de espaldas al Parlamento, y se tacha de nazis a quienes se manifiestan pidiendo la no privatización de la sanidad o exigiendo un puesto de trabajo. Y son radicales desestabilizadores los que acusan de robo a los bancos.

Hoy, los ciudadanos, como nunca desde la muerte del dictador, tenemos que asumir la responsabilidad de sentirnos hacedores de nuestra democracia. Porque todas las reformas ideológicas nos conducen a una dictadura elegante de corbata y gemelos, pero dictadura al fin. Solo la ciudadanía tiene capacidad para dar un golpe civil contra gobiernos que abusan del poder recibido, encomendado, nunca entregado para el ejercicio evidente de absolutismo.


Si nos falta esa capacidad de compromiso es porque renunciamos, una vez más, a nuestra labor de crear la empresa gozosa de la democracia. 

viernes, 19 de julio de 2013

RENUNCIACION




Cerró al amor su piel,
los huecos de su vientre.
Se alimentó de distancia
hasta hacer de los huesos
un andamio de lejanías huecas.
Apostó por  besos endogámicos
de una boca adquirida en la subasta
de túneles internos,
de rocas impermeables..
Soñó con orgasmos en la penumbra gris
de pubis como gritos,
de gritos como pubis desiertos, sin oasis.
Para aliviar la tierra
de la carne quemada,
se anudó la lengua en la cintura
y rompió los espejos con estrellas.
Caminó hacia sí misma hasta encontrarse
con la sombra que instruye un camino imposible.
Yo he amado la espuma de ese vientre,
la marea de sus labios,
las olas de sus pechos verticales
y la arena virgen de sus ojos.
Se abrió entre mis manos una noche
como los pétalos de una luna rubia.


jueves, 18 de julio de 2013

NADIE ME INDICO


Nadie me indicó la dirección de tu nombre.
Nadie me habló de la altura
a la que colgabas los besos
para que el sol les diera
su ardor definitivo.
No supe tu calle,
los adoquines de luz
que formaban tu cuerpo,
las caricias ordenadas por manos olvidadas
que argumentaban tu espalda,
el blanco de tu vientre con sabor a agua limpia,
tus piernas,
y ese puñal  clavado
en tu centro vital.
Nadie habló con mi soledad
para encontrar la tuya.
Pero estamos aquí,
intercambiadas las bocas,
abrazados los labios,
aplaudiendo las lenguas
las cinturas victoriosas.


domingo, 14 de julio de 2013

PIEL DE ARENA



Ya no tengo derecho sobre tu piel de arena.
Me has echado a la cara el ayer destruido,
el tiempo derrumbado.
Sin mañana el mañana,
suplicando esperanza en cada esquina.
Quiero ser el ayer,
con las manos cuajadas de tus venas,
vencido el cuerpo
por tu cuerpo de acero
por tus labios clavados,
por la gótica ojiva de tus ingles.
De recorrerte vengo.
Camino soy desde entonces,
huella con raíces en tus ojos,
con la sombra olvidada entre tus manos.
Un hombre sin sombra no es un hombre,
es tan solo una mueca,
una burla, un gesto retorcido.
A lo mejor mañana,
si hay mañana,
me encuentro con tu recuerdo
crecido entre los pinos,
vertical como un grito
de carne entusiasmada.
Entonces recobraré tu cuerpo,
tu piel de arena morena,
hacedora de tiempo recobrado
y pintaremos ríos en la hierba
para atarnos las bocas con el agua
y convertir los esqueletos grises
en manojos de flores conquistadas.


sábado, 13 de julio de 2013

TENGO LAS MANOS



Tengo las manos llenas de caminos
Los ojos topógrafos de sueños,
reptiles oscuros de tu cuerpo.
Tengo las manos llenas de balcones.
para asomarme a tu ausencia.
Me voy acostumbrando al precipicio
de tus pechos abiertos
como alas de agua.
Quiero convocar los ríos que confluyen
en el vértice oscuro de tu sexo,
reunir las voces que te nombran,
que te llaman distancia,
que refugian tu espalda entre los huecos
de los ecos  caídos de  labios olvidados.
Tengo las manos llenas de memoria,
de conciencia de piel,
de árboles de besos,
de lunas oxidadas,
de deseos mordidos,
de recuerdos fusilados,
de huellas amputadas
que suicidan el camino
de mi cuerpo a tu cuerpo.


miércoles, 10 de julio de 2013

EL GRITO



A lo mejor nos queda el grito. Sólo el grito. Antes de que lo amputen. Antes de que nos sajen la voz. Antes de que nadie la apedree como a un árbol de cristal. Cuanto más nos golpean, más derecho tenemos al grito. La voz es el eco último que nos sangran las entrañas cuando se nos va la vida, cuando nos la roban, cuando nos desahucian la alegría.

Pero hasta quieren que nos asustemos de nuestro propio grito. Nos clavan el silencio en los ijares para que huyamos hacia no se sabe dónde, corriendo delante del miedo, para que nos asustemos de nosotros mismos. Así actúan los ladrones: entran, te amenazan con el cuchillo si gritas y por si acaso te cosen la boca para que nadie escuche tu llanto. Te reducen así a la soledad del oprobio, a una soledad golpeada, impuesta por la fuerza. Y así actúan los criminales de guante blanco, traje Emidio Tucci, corbata a juego y zapatos italianos.

Por la ventana de la historia. Han entrado por la ventana de la historia de cada uno. Teníamos la vivienda propia. Hace treinta y tantos años la empezamos. Fuimos fraguando derecho con derecho. Costó mucho. Se murió el militar a los cuarenta años de edad. Se murieron los obreros  por un disparo al aire por exigir derechos. Los estudiantes derramados por las facultades. Las mujeres peladas al rape, con el ricino en las tripas y las piernas abiertas para que las follaran los machos-machos de Queipo. Sin cuadernos en las escuelas, pero con cartillas para racionar el pan, el aceite, la harina. Se fueron muriendo con una muerte impuesta como una condecoración macabra.

Y entonces empezamos,  exigiendo la palabra como derecho,  derecho a ser viejo y enfermo, derecho a trabajar para construir un país y hacer del amor el tacto prohibido por la decencia hipócrita de militares desteñidos por la historia, derecho a una vivienda, a la inmunidad de la cartilla de ahorros, a la libertad de prensa, de reunión, de huelga, de manifestación, el derecho a depender del cariño de quien nos ayudaba en la ducha o empujaba nuestra silla de ruedas, derecho a sentir como propia la marcha hacia la utopía. Teníamos construida gran parte de la casa para el frío del país, para el calor del país, para las raíces del país, para las cúpulas del país. La dignidad enjaretando la vida. La dignidad de ser, de existir, de hablar, de rehacer, de opinar, de elegir, de cambiar…La dignidad nuestra de cada día como alimento sustancial, no intercambiable, irrenunciable.

Pero un día llegaron los ladrones, los asesinos, los criminales. Nos aturdieron con un grito ensayado en los salones del lujo, del caviar, de la langosta. Crisis, crisis, crisis. Lo decidieron así porque era más elegante que estafa. Y lo gritaron por todas las habitaciones de la casa. Todos atados, en el suelo, boca abajo. Se apropiaron de los hospitales levantados entre todos y los regalaron a los negociantes del dolor. Y pusieron a los viejos asomados al féretro para que fueran pensando en que eran un sobrante, una excrecencia, una respiración inútil. Retorcieron los derechos derivados de la honradez del trabajo. Reforma le llamaron al despido libre, al salario libre, a los convenios pisoteados, a la jornada caprichosa, a la indefensión jurídica de los ERES. Ya puede hacer lo que quiera, le dijeron al patrón.

E inventaron el miedo como tiro de gracia. Se inyectaría en la sociedad, en cada individuo, en cada voz que se atreviera con la disconformidad. Miedo a quedarse sin ahorros, miedo a perder el trabajo, miedo a insultar la bajada salarial, miedo a ser enfermo, dependiente, viejo. Miedo a vivir porque ahí está el chantaje del despido, de los hijos con hambre, del desahucio, del hambre, de la miseria. Han conseguido que el miedo regurgite cada vez que la libertad nos pida aire limpio. El miedo inventado con óptimos resultados. Más valen cuatrocientos euros que el contenedor de Carrefour, dice Rossell. Y Arturo Fernández promueve los minijobs porque su cálculo empresarial sabe del rendimiento de la miseria. El hambre es productiva y cotiza en bolsa. Basta con invertir en miseria para que a algunos les florezca la riqueza.

A lo mejor nos queda el grito. Sólo el grito. Antes de que lo amputen. Antes de que nos sajen la voz. Antes de que nadie la apedree como a un árbol de cristal.



martes, 9 de julio de 2013

ALGUN DIA…



Algún día llamaré por tu nombre
a la piel del agua,
a la carne del viento,
al vientre de las rosas,
a los pechos del mar,
a la cintura del monte.
Todo se llamará como tú.
La huella de ti grabada
en el costado del beso,
en la piel de la risa,
en el remite de los dedos
que acarician tu sexo.
Todo se llamará como tú
para otorgar existencia
al mundo que sostiene
el pasado, el futuro,
el tiempo sin tiempo.
Algún día, si encuentro tu nombre,
tendrá una estatura legítima el aliento,
y tus manos serán creadoras
del barro enamorado
que eres, que soy, que somos,

carne de agua, de luz, de silencio.

lunes, 8 de julio de 2013

TIEMPO



Sólo tiempo.
Materia de reloj.
Carne de minutero.
El hoy no es mañana.
el ayer no es hoy.
El presente no tienes raíces
ni primaveras en los cerezos.
Atrapados. Enjaulados
nadie sabe dónde.
Ignorando si somos.
Desconociendo la verdad, si hay verdad,
en el prójimo andante,
en la sombra que ejerce
de sombra de ese cuerpo de células excitantes.
Nunca sabré si existes
cuando te beso,
cuando abrimos las ingles.
A lo mejor apretamos
el tiempo contra el tiempo.
No eres ayer ni mañana.
Apenas hoy,
instante apenas.
Nunca sabré si existes,
si existo,
si tienes caderas o son
andamio de la nada.
Si tu cuerpo aguanta
mi cuerpo boca abajo,
o sostiene sólo
el tiempo que no soy,
la nada engendrada
que justifica la muerte.
Ni siquiera futuro.
Sólo escombro de carne,
concluyente ignorancia
que no valió la pena.


domingo, 7 de julio de 2013

FUIMOS HACIENDO DISTANCIA



Fuimos haciendo distancia.
poco a poco-
Tejiendo lejanía.
intercalando una luz opaca
que prohíbe la palabra,
que dificulta el tacto,
que argumenta que el nombre
es un recuerdo roto como un árbol de cristal.
Fuimos olvidando la piel,
la postura adecuada de la lengua
para decir te quiero,
para saborear
la carne ofrecida,
el regalo de un río vertical,
el íntimo pan de tu alegría.
Fuimos olvidando el olvido
para que nada fuera
camino de regreso,
ni tomara conciencia
de que el mundo no cabe en un beso.
Fuimos haciendo un monte parapléjico
distante, torpe, imposible,
sin memoria la voz,
sin recuerdo el recuerdo.


miércoles, 3 de julio de 2013

me anduviste

ME ANDUVISTE EL ALMA





Me anduviste el alma
recién asfaltada para ti.
Más tarde aprendiste
a triturar los besos que sobraban cada noche.
Nunca hiciste una colección de lágrimas.
Las reciclabas como un plástico cualquiera,
como un cristal cualquiera de botella inservible.
Sostuve las paredes de tu boca
para que vomitaras el dolor de tus pies,
el desprecio de tu vientre,
la memoria de tu sexo,
los escombros de tus muslos
olvidados  de olvido.
Tu corazón en las puertas de un hospicio,
sin adopción posible,
sin que te recogiera un organismo oficial
y te depositara en una cuna autonómica
con una caridad electoral
de diputada madre,
de senadora tierna que va besando penas
cada cuatro años con una papeleta entre los dientes.
Me anduviste el alma
de musgo para ti,
olor de hierba  mojada
para que tu pie supiera
que las huellas escuecen
cuando se van no sé a dónde,
por las espaldas del viento
sin llevarse las caricias que sobraron aquella noche.
He preguntado al aire,
a la playa donde nos desnudamos,
al mar que envolvió los cuerpos
y  taponó las grietas
por donde se colaba
el dolor, el abandono, el olvido olvidado.
Hoy me queda la piel de tu piel
como reliquia de un dios crucificado,
cuajarones de sangre en mi ladera,
poco antes de morirme,
poco antes de la postura última
que nos define en el tiempo,
que nos hace tiempo,

olvido y despedida.

martes, 2 de julio de 2013

tan sola

TAN SOLA






Sola tu carne,
tu boca,
tus manos,
tus sombras.
Solos tus ojos,
tu espalda,
tu vientre,
tu sexo,
la calles de tu sangre,
las grutas del amor,
las habitaciones del alma,
los caminos del beso,
los gemidos impares
de la fusión suprema,
cuando el abrazo es abrazo
y se adentran los cuerpos
en sótanos azules
sin regreso.
Regálale a la soledad tu soledad y ven.
Vamos a soñarnos a la sombra
de la sombra de los besos.


lunes, 1 de julio de 2013

RENACIMIENTO


El Renacimiento supuso una supremacía de lo humano sobre lo divino. Lo terrenal se constituía como un valor en sí mismo. Dios pasó a un segundo plano y las deidades se relegaron a programas salvíficos más allá de las fronteras de tiempo. El teocentrismo dejó paso al antropocentrismo. El mundo cambió su movimiento de rotación y se empezó a observar la historia como el quehacer de los que hasta entonces habían sido subyugados por la tiranía caprichosa de los dioses. Hasta entonces todo acontecimiento venía fundamentado en la voluntad soberana de Dios. Nada acontecía sin su consentimiento y como expresión de su voluntad soberana, absolutista y dictatorial.

Surgió un laicismo embrionario. El hombre era el dueño de su propio destino, resultado final de su propia voluntad, de su libertad para ejecutar la empresa de su humanidad. El laicismo no incluye un ateísmo. Es más bien la liberación de un determinismo divino que se impone desde fuera, que predetermina cualquier opción, que anula y pervierte la libertad porque ni siquiera un cabello se cae de vuestras cabezas sin el permiso del Padre ni un pajarillo muere sin que él lo ejecute de antemano. El laicismo acepta la projimidad de un Dios implicado en la angustia del hombre, pero que no es nunca una evasión de sus preocupaciones ni un burladero donde cobijar la cobardía y el vértigo humanos. Ya no se admiten los criterios según los cuales el ser humano ha venido al mundo para sufrir y alcanzar mediante ese sufrimiento un mundo de felicidad que está más allá. Por el contrario, estamos en esta intrahistoria con un destino de felicidad, para vivir el amor, para ser amor. Y debemos ejercer el músculo para derrotar todo aquello que nos impida la felicidad, conscientes de que sólo cada uno y todos solidariamente debemos llevar adelante un mundo justo, habitable y entrañablemente dichoso.

La historia sufre de ciclotimia. Sin ser repetitiva, es verdad que decae con frecuencia y soporta períodos en los que deberíamos sentarnos a reflexionar sobre su estado anímico. No se trata de añorar el pasado ni de elevarlo a los altares adjudicándole una felicidad casi siempre ficticia y necesaria para condenar el presente. Cualquier tiempo pasado no fue mejor, sino que fue lo que consiguieron que fuera los que lo plantearon. El hoy, como vientre del mañana, nos corresponde a los que en el presente tenemos que engendrarlo, sin estrabismos, sin ensoñaciones y sin nostalgias.

Y aquí estamos. En el hoy y el ahora. Creíamos ser el producto de luchas por la consecución de derechos humanos que pensábamos no tendrían marcha atrás. Hemos salido de dos guerras mundiales. Nos hemos dado unos derechos humanos que deberían ser inviolables. Nos hemos protegido con organismos internacionales en la convicción de que serían el paraguas que nos guarecería del aplastamiento como empeño perpetuo de algunos.. Y a fuerza de ser sinceros, hemos de confesar que la Carta de Derechos Humanos ha sido devuelta a un remitente desconocido y que esos Organismos están prostituidos entregando sus directrices al capital, a las grandes potencias, a los mercados y que una parte ínfima de la humanidad padece el hambre, las guerras y la destrucción de la mayoría. No nos arrodillamos frente a los dioses, pero idolatramos por obligación a otros becerros de oro.

De crisis se habla. Dicen algunos que en aras de la economía, el progreso, el futuro, debemos sacrificar el estado de bienestar, los derechos de los trabajadores, la sanidad, la dependencia, la vejez, la educación. El hambre ha agrandado sus fronteras. Ha habido países tradicionalmente empobrecidos y de los que el primer mundo vivía desentendido porque era una pobreza casi fatalista. Hoy Europa tiene hambre, tiene millones de parados, millones de seres sin más techo que las estrellas, millones de desesperanzados, de carentes de futuro y sin ni siquiera un presente que llevarse al alma. Se ha agrandado el abismo entre ricos y pobres y es una minoría poderosa la que exige que los pobres lo sean más para que ellos puedan crecer y aumentar su insultante riqueza. Los ricos, tal vez hoy más que nunca, lo son a costa de los pobres.

Es urgente un renacimiento. Hay que empezar nuevamente la lucha que destruya los nuevos dioses para poner en el centro del mundo al ser humano. Costaron mucha sangre los derechos adquiridos durante siglos y destruidos en muy poco espacio de tiempo. Pero nadie puede permanecer bajo los escombros de tanto derrumbe. Hay que renacer de estas cenizas para conseguir volver a un humanismo que haga girar la historia en torno al hombre como valor supremo de la historia.

Necesitamos volver a ser expertos en humanidad.