domingo, 29 de enero de 2012

NUESTRA SEÑORA DE BARDEM

Sevilla es hermosa como un ramo de estrellas. Por el sur anda Sevilla. Cintura de Guadalquivir. Caderas de Giralda asomada a la Torre del Oro, Maestranza, Sierpes, Sagasta. Sevilla, sin más. María Luisa parque, azahares, limoneros, Macarena Esperanza, Esperanza de Triana. Cuánta esperanza para la desesperanza, cuánto gran Poder llevando la cruz de una Sevilla incapaz de resumirse a sí misma. No cabe tanta belleza en el cuenco nazareno de Semana Santa y Feria.

Juan Ignacio Zoido-Alcalde. Elegido desde la libertad de los votos de sevillanos ricos, pobres, parados, con trabajo, con la angustia a cuestas, con el hambre como una dolorosa arruinada, con la alegría y la pena. Sevilla lo quiso e hizo Alcalde a Juan Ignacio Zoido.

Juan Ignacio Zoido-Alcalde conocía la hermosura de Sevilla. Sevilla era así. Pero estaban los pobres, las familias sin recursos, los desahuciados por impago de hipotecas, los que no tenía un trozo de alegría que llevarse a la boca, los parados, la empresas cerradas por la avaricia de los bancos, los enfermos con la amenaza en la sién por recortes sanitarios, los niños algodoneros, los olivareros altivos de alma escarchada. Juan Ignacio Zoido-Añcalde sintió las manos llenas de angustia. Buscó soluciones para tanta desgracia reunida en los balcones de Plaza Nueva, con banderas de orgullo nacional, con escudos del partido Popular, Partido de los parados según María Dolores Cospedal. Juan Ignacio Zoido enjugando lágrimas de Macarena enjoyada, de Triana-plata-esmeralda. Porque los sevillanos también lloran, imitando a los ricos, pero echándole dolor de verdad a sus “quejíos”. La saeta apuñala el viento y se queda para siempre en los labios frustrados y sin besos.

Juan Ignacio Zoido-Alcalde cumple su programa electoral. Frente a los socialistas empotrados en el poder por los votos libres de los andaluces de siempre. Desde Escuredo a Griñán. Con un Javier Arenas suplicando por Sierpes y por amor de Dios. Señorito pidiendo con un limpiabotas a los pies. Concejales corbata oscura. Prometo por mi conciencia y honor… Juro por mi conciencia y honor…Dios tomándose en serio la conciencia y el honor de Concejales, corbata oscura, de rodillas ante una Sevilla hermosa pero dolorida como vírgenes de “madrugá”

Dos mil trescientas veintisiete firmas. Hermandad de Santa Genoveva de rodillas ante el sillón del Alcalde-presidente. Genoveva-esposa de Queipo de Llano, conquistador del horror y la masacre, macho entre machos de pistola, maestro de penes nacionales para que las mujeres con caderas de giralda sepan lo que es un hombre macho-macho entre los machos.

Hay una calle por las calles de Sevilla con macetas. Pilar Bardem dice la placa. Médico de izquierda-izquierda. Presencia donde el hambre, donde la protesta, donde Garzón, donde recortes. Siempre ella. Allí donde el desahucio, donde los sueldos, donde los interinos ni siquiera llegan a interinos. Donde la sanidad se hace negocio, donde los muertos mueren antes de que la muerte les llegue por el camino de enfrente. Pilar-presencia-protesta-pasionaria elegante y hasta bella- Madre y testimonio, voz y grito. Pilar Bardém se llama la calle en esta Sevilla de feria y penitencia.

A la hermandad le duelen las hordas judeomasónicas. Como a aquel general de Cuelgamuros. Generalísimo de botas altas para pisar tierra, mar y aire. Nada quedaba por encima de sus polainas abrillantadas de miedo. Y Queipo por el sur, domando genitales para mujeres abiertas de par en par. Para surtir a los hombres testosteronas al por mayor. Queipo paseando por cementerios blancos encalados de muerte y miedo oscuro.

Pilar Badem sale de Sevilla. Guardia civil caminera la llevó coco con codo. Como a Antonio Vargas Heredia. Desterrada. A lo mejor “cortó limones redondos y los fue tirando al agua hasta que la puso de oro” Guadalquivir limonero, orillas de jazmines y azahar. Pilar volviendo la mirada para ver la Giralda como un puñal de Queipo, de Juan Ignacio Zoido-Alcalde.

Virgen de las Mercedes se llama ahora. Señora que redimía cautivos en otros tiempos. Aunque olvidó Carabanchel, Marcelinos de jersey vuelto, Ruanos, Grimaus, Montejurras. Virgen de las Mercedes-redentora frente a Pilar irredenta de una izquierda exigente de derechos.

Pilar se va hacia el destierro. Suplantada por una Virgen, una hermandad que ama a Queipo, un Alcalde que por fin tiene en Sevilla la mágica solución de los problemas. Sevilla se echa a la espalda la alegría de ser Sevilla.



2 comentarios:

Josefo el Apóstata dijo...

Los sevillanos tienen la desgracia de ser gobernados por un alcalde que en su toma de posesión anunció que iba a gobernar con la Constitución en una mano y la Biblia en la otra. Con las dos mano ocupadas, no quiero pensar con qué otros miembros gobierna este alcalde.
Muy buena crónica, como siempre

Maximinimalidades dijo...

"En Sevilla provincia, nos falta tiempo para ir a rezar, la procesión, o festejar en ferias y rocios" En la antigüedad ya existian las fiestas: llegaron los curas y a todas las paganas les coincidieron las santas y en esas estamos"
Que la tomen quitando la calle a Pilar Barden con la excusa de que no hay otra calle para la Santa Señora, como el decir de otros lugares donde las insignias de "Paco" andan tan anchas. El pupulismo puede dejar de ser democrático y menos volviendo al pasado.