No cabe la ternura en una mano
como no cabe un monte en la sonrisa.
Tal vez nos estamos quedando sin raíces,
sin árboles, sin sombra, sin cobijo
para la soledad enamorada.
Estrellas boca abajo,
sobre la espalda del mar,
bebiendo la nostalgia
como una lejanía.
Si fuera azul la tristeza
como una foto tatuada
en las venas sin sangre
de la pena y la pena.
Estamos siempre pariendo
un dolor primogénito
que se muere en el parto,
se envuelve y se tira.
Y otra vez a parir,
a chorrear la pena
para que el mundo sepa
que se acaban las lágrimas antiguas.
Se olvidó la alegría de llorar.
Se perdió la memoria del olvido.
La foto azul tatuada de mujer
persiste entre las ingles y en los besos.
Tal vez la ternura nos quepa entre las manos
y el monte en la sonrisa.
Recuperaremos las raíces
sin hipotecas, sin avales ficticios.
Tendrá el amor volumen como el monte
refugiado en la lluvia de tu invierno.
A lo mejor nos cabe nuestra hombría
en los labios abiertos para siempre.
Tal vez será un triunfo la existencia
revolcados los cuerpos en la playa.
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1 comentario:
Estamos siempre queriendo
consolidar los pasos dados,
ellos como huella en playa
son borrados de nuevo
Gracias maestro por hacernos leer sus poemas, un abrazo
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