miércoles, 15 de octubre de 2014

ESE OTOÑO QUE SOMOS





Han callado los pájaros
que anidan en tus ojos.
Es otoño en tu vientre
y se deshojan mis dedos
en la cercanía en tus pechos.
Nos estamos yendo no sé a dónde
con los pájaros callados.
Tu piel despegada de mi piel
porque hay un otoño
en las ramas de tu luz.
Nos sentimos solos,
desprendidos hasta de la sombra,
 sin canto.
Nos vamos derrumbando
como un mar hecho pedazos.
Tú te despides de mis manos,
desheredando caricias
cuando había aprendido de memoria
el camino de tus ingles.
Duele  esta invasión de otoño,
el crujido de tu carne pisada en mi almohada.
Me queda la añoranza caliente de tu luna.
Estaré esperando en el silencio
el regreso de tus labios,

injertando primaveras en mis brazos

2 comentarios:

Maite Garcia dijo...

Que gran poeta eres, Rafael. Te admiro. Un beso

Musa dijo...

Bello poema, Rafael.
Saludos.