martes, 31 de enero de 2012

MI PASTOR ALEMAN

La muerte es vertical a la existencia. La llevamos clavada y nos crece por dentro. A orillas de la pena, de la alegría. A orillas de las manos, de los ojos. A orillas del alma, del cuerpo. La muerte se va haciendo muerte, madurando, hasta que un día se abre como un vientre adolescente, arado de caricias, sembrado de besos interiores, regado de sol, y de luna, y de aires machos. Entonces la muerte se emancipa y se marcha, a lo mejor a las estrellas, a lo mejor al mar, a lo mejor a ningún cielo. El hombre pierde la amistad con su propia muerte, se aleja de ella y se convierte en memoria. Y en la memoria nos pesa el padre, la madre, el hijo, o la novia de los ojos morenos.

Desde Noviembre me habitas la memoria tú, amigo, compañero, mi entrañable pastor alemán. Tenías diecisiete años. Ya no jugabas. Arrastrabas tu sordera, tu artrosis, tu cansancio vital. Mientras fuiste joven te expresabas con los ojos, con las patas, con todo tu cuerpo. Hasta el final te negaste a abandonar tu elegancia, desplegada como una bandera. Preferiste irte quedando solo, un poco alejado, casi escondido. Te hiciste más "reflexivo", con la madurez que da la conciencia de la muerte. Te miraba largamente y bajabas los ojos. No sostenías la mirada como no sostenías la vida, ni apenas el aire sobre tu lomo. Habías aprendido a no gastar tu energía sin sentido, a no "hablar" si no tenías algo que decir. Te volviste pensativo y buscabas la soledad, y una cierta lejanía, y una distancia.

Hoy en el bar he pedido un café con leche con el automatismo de quien pide todos los días un café con leche. En el bar la gente grita. Proyectan negocios, arreglan el país, discuten el gol que fue y no fue. Y entre tanto griterío echo en falta la palabra. La palabra es la madurez del pensamiento. De lo contrario es simplemente aire lineal, aire sin aire, vacío lleno de vacío. De tanto gritar se nos olvidan las palabras. Y el amor no llega a cariño, y el te quiero se queda en deseo, y la compañía es simplemente estar JUNTO A, pero no CON. No sé si tenemos la obligación de hablar. Pero sin duda tenemos derecho a la verdad. Y la verdad es artesanía, parto doloroso, esfuerzo y desgarro. La palabra es un acto de amor, un acto creador de donde surgen los ríos y los árboles y los pájaros azules. Cuando la palabra no es creadora se convierte en ventosidad expelida y se pudre el aire y se suicidan las palomas.

He vuelto a casa y he querido comentarlo con mi pastor alemán. Pero ya no está. Se le hizo mayor la muerte. Se le encabritó la sangre en un aullido. Y se fue a lamerle las manos a una estrella.

Desde entonces es más canela el viento y más negras las rosas al tacto de su hocico. Todo es más hermoso porque es más triste. Todo es más triste porque es más ausente. Todo es más ausente porque es más hueco. Mi pastor alemán cuida un rebaño de olas y las lleva hasta los pastos azules de la luna.

LOS POLITICOS, UN PROBLEMA.

Cuarenta años vivimos (mejor dicho, “duramos”) sin ejercicio político. Ministerios, Diputaciones, Gobernadores, Alcaldes eran todos producto del dedo supremo de El Pardo. Ejecutores de órdenes emanadas desde la sagrada supremacía del dictador instalado en su gloria-bajo-palio para que el sol de la historia no se le colara en el cerebro. “Haga como yo –aconsejaba a sus subordinados- no se meta en política” Y de tal castración heredamos una visión miope del quehacer común y responsable de quien piensa y arrima el hombro con conciencia constructora de un futuro común.

Durante los oscuros años del franquismo luchamos por la democracia, pero cuando llegó nos pilló por sorpresa. Nos evadimos del compromiso activo e ineludible que comporta y dejamos, por genes heredados, que fueran los políticos quienes pensaran y decidieran por nosotros. Y convertimos la democracia en un derecho de todos a la crítica del quehacer de unos pocos. Desde el cómodo graderío de sombra, aplaudimos o abucheamos la faena. Terminamos el puro y nos vamos a casa con los aplausos o la bronca por los pasillos del alma.

Los políticos se han convertido en un grave problema para los ciudadanos. La superficial equiparación de todos con la corrupción, con la ambición por mantener su puesto, con la falta de implicación en la marcha del país, ha conseguido convertir a los políticos en un problema que está por delante del terrorismo en el rango de preocupaciones. ¿Nos estamos tomando en serio esta postura ciudadana? Porque no basta con ignorarla o despreciarla por injusta. El cáncer es un fracaso de la naturaleza, pero está ahí, en la carne del canceroso. Y hay que aplicarle tratamiento porque de lo contrario se nos muere.

Pero los primeros que tienen que tomarse en serio este fracaso de la democracia son los propios políticos. Dejando atrás la crisis que no era crisis, los parados que rápidamente serían recolocados, los brotes verdes que nunca se hicieron primavera, permitamos que Zapatero, cuyo buen hacer nadie debería poner en duda en otros campos, se instale en la historia, y veamos la nueva hornada que nos gobierna hoy.

Subiremos las pensiones el uno por ciento. Y todas las arrugas reunidas aplaudieron. Nadie les dijo que sobre un aumento de 16 euros recaería una retención de de 257. Recortar el salario de los funcionarios y subir impuestos era la forma más evidente de hundir al país en la depresión y de empobrecer la creación de empleo. La vergüenza del número de parados debería paliarse con la inmediata creación de empleo. Para eso era el Partido de los Parados, según María Dolores. Nadie debe mandarnos en Europa. Nuestra soberanía está por encima de Merkel y Sarkozy. Rajoy, Pons, Cospedal, Montoso, Soraya proclamaron la inviolabilidad de la enseñanza y la sanidad. Una semana después de la llegada al poder se produce la mayor subida de impuestos y los recortes más drásticos que hayamos conocido en democracia. Y ahí estamos, a la espera de una reforma laboral que será tan cruel que el propio Presidente augura una huelga general. Lo dice entre sonrisas en Bruselas y en un ejercicio de falta total de elegancia lo atribuye a la herencia recibida. Las mismas medidas boicoteadas durante la anterior legislatura entre truenos y rayos son ahora elevadas a la categoría de salvación indispensable. Cospedal, desde su oquedad vital y política, exige que los socialistas pidan perdón al tiempo que solicita indulgencia plenaria para el quehacer de un gobierno arrodillado ante el capital y ante la dictadora alemana.

Uno se pregunta, la verdad que de una forma una tanto retórica, si Rajoy y su equipo no fueron capaces de palpar la realidad que vivían y que se avecinaba o si más bien tuvieron el descaro de engañar a sabiendas (prevaricación programática podría llamarse) a los votantes para acercarse a la alfombra roja del poderío.

El Partido Popular nos amenaza día tras día con la llegada de situaciones más difíciles si no cumplimos con lo que los empresarios españoles y europeos pìden, con lo que el capital desvergonzado exige, co lo que los mercados imponen. Y bajo este miedo, uno de cada cuatro españoles está arrinconado en una pobreza como no conocíamos desde hace muchos años…

A la ciudadanía no se la engaña. El retroceso premeditado en servicios sociales, en destrucción del estado del bienestar, en avances laborales adquiridos con mucho sudor, en una legislación que reconocía derechos elementales, conlleva a ese desprecio tan peligroso hacia los políticos. De ese descontento desengañado a la añoranza de una dictadura hay poco trecho.

Los políticos deben tomar conciencia de que la honestidad no es sólo mantenerse al margen de una corrupción económica. Es ante todo el empeño una no corrupción de la palabra. Porque la palabra es el vientre lúcido donde se engendra la democracia.

lunes, 30 de enero de 2012

ESTABAS TU

Estabas tú al fondo del viento.

Al fondo del agua estabas tú.
Vientre del tiempo, perfil
de una luna entreabierta,
de una boca asomada
a la ternura sin besos.

Era todo distancia
dolorida y absurda,
como si el tiempo empujara
las olas contra el alma
y el alma no aguantara
tanto toro de estrellas,
tanto sol en las manos.

Estamos a la intemperie,
sin palabras refugio
donde esconder la alegría
para que nadie la encuentre.
La carne es un atajo
para llegar al alma.
Carne acuchillada
con estiletes agrios
de ausencias escarchadas.

Guárdame en el recuerdo
este cansancio que nace
con el hombre y que crece
hasta que el hombre se muere
y se queda de perfil
como una foto antigua
en el salón de la casa.

Seré entonces
sólo un aniversario
pisando la memoria
de los besos antiguos,
de los besos que nunca
nos perdonó la distancia.

domingo, 29 de enero de 2012

NUESTRA SEÑORA DE BARDEM

Sevilla es hermosa como un ramo de estrellas. Por el sur anda Sevilla. Cintura de Guadalquivir. Caderas de Giralda asomada a la Torre del Oro, Maestranza, Sierpes, Sagasta. Sevilla, sin más. María Luisa parque, azahares, limoneros, Macarena Esperanza, Esperanza de Triana. Cuánta esperanza para la desesperanza, cuánto gran Poder llevando la cruz de una Sevilla incapaz de resumirse a sí misma. No cabe tanta belleza en el cuenco nazareno de Semana Santa y Feria.

Juan Ignacio Zoido-Alcalde. Elegido desde la libertad de los votos de sevillanos ricos, pobres, parados, con trabajo, con la angustia a cuestas, con el hambre como una dolorosa arruinada, con la alegría y la pena. Sevilla lo quiso e hizo Alcalde a Juan Ignacio Zoido.

Juan Ignacio Zoido-Alcalde conocía la hermosura de Sevilla. Sevilla era así. Pero estaban los pobres, las familias sin recursos, los desahuciados por impago de hipotecas, los que no tenía un trozo de alegría que llevarse a la boca, los parados, la empresas cerradas por la avaricia de los bancos, los enfermos con la amenaza en la sién por recortes sanitarios, los niños algodoneros, los olivareros altivos de alma escarchada. Juan Ignacio Zoido-Añcalde sintió las manos llenas de angustia. Buscó soluciones para tanta desgracia reunida en los balcones de Plaza Nueva, con banderas de orgullo nacional, con escudos del partido Popular, Partido de los parados según María Dolores Cospedal. Juan Ignacio Zoido enjugando lágrimas de Macarena enjoyada, de Triana-plata-esmeralda. Porque los sevillanos también lloran, imitando a los ricos, pero echándole dolor de verdad a sus “quejíos”. La saeta apuñala el viento y se queda para siempre en los labios frustrados y sin besos.

Juan Ignacio Zoido-Alcalde cumple su programa electoral. Frente a los socialistas empotrados en el poder por los votos libres de los andaluces de siempre. Desde Escuredo a Griñán. Con un Javier Arenas suplicando por Sierpes y por amor de Dios. Señorito pidiendo con un limpiabotas a los pies. Concejales corbata oscura. Prometo por mi conciencia y honor… Juro por mi conciencia y honor…Dios tomándose en serio la conciencia y el honor de Concejales, corbata oscura, de rodillas ante una Sevilla hermosa pero dolorida como vírgenes de “madrugá”

Dos mil trescientas veintisiete firmas. Hermandad de Santa Genoveva de rodillas ante el sillón del Alcalde-presidente. Genoveva-esposa de Queipo de Llano, conquistador del horror y la masacre, macho entre machos de pistola, maestro de penes nacionales para que las mujeres con caderas de giralda sepan lo que es un hombre macho-macho entre los machos.

Hay una calle por las calles de Sevilla con macetas. Pilar Bardem dice la placa. Médico de izquierda-izquierda. Presencia donde el hambre, donde la protesta, donde Garzón, donde recortes. Siempre ella. Allí donde el desahucio, donde los sueldos, donde los interinos ni siquiera llegan a interinos. Donde la sanidad se hace negocio, donde los muertos mueren antes de que la muerte les llegue por el camino de enfrente. Pilar-presencia-protesta-pasionaria elegante y hasta bella- Madre y testimonio, voz y grito. Pilar Bardém se llama la calle en esta Sevilla de feria y penitencia.

A la hermandad le duelen las hordas judeomasónicas. Como a aquel general de Cuelgamuros. Generalísimo de botas altas para pisar tierra, mar y aire. Nada quedaba por encima de sus polainas abrillantadas de miedo. Y Queipo por el sur, domando genitales para mujeres abiertas de par en par. Para surtir a los hombres testosteronas al por mayor. Queipo paseando por cementerios blancos encalados de muerte y miedo oscuro.

Pilar Badem sale de Sevilla. Guardia civil caminera la llevó coco con codo. Como a Antonio Vargas Heredia. Desterrada. A lo mejor “cortó limones redondos y los fue tirando al agua hasta que la puso de oro” Guadalquivir limonero, orillas de jazmines y azahar. Pilar volviendo la mirada para ver la Giralda como un puñal de Queipo, de Juan Ignacio Zoido-Alcalde.

Virgen de las Mercedes se llama ahora. Señora que redimía cautivos en otros tiempos. Aunque olvidó Carabanchel, Marcelinos de jersey vuelto, Ruanos, Grimaus, Montejurras. Virgen de las Mercedes-redentora frente a Pilar irredenta de una izquierda exigente de derechos.

Pilar se va hacia el destierro. Suplantada por una Virgen, una hermandad que ama a Queipo, un Alcalde que por fin tiene en Sevilla la mágica solución de los problemas. Sevilla se echa a la espalda la alegría de ser Sevilla.



sábado, 28 de enero de 2012

LLEVEME A LA CARCEL

A los ríos les llegan los afluentes por la izquierda y por la derecha. Nunca en vertical, porque esa verticalidad, agrandada por la ley de la gravead, podría romper el agua y convertir en una catástrofe su remanso. De hecho cuando el exceso de lluvia desborda los ríos, el agua se llena de odio, toma represalias contra la opresión del diluvio y trunca la amistad que tiene con sus alrededores.

Políticamente hablando derecha e izquierda deberían aportar su riqueza interior a la sociedad en la que se desarrollan. Pero habría que exigir la exclusión del odio, el rencor, la mentira compulsiva de los que desde la verticalidad de su perpetuo calambre vital se empeñan en dinamitar la convivencia pacífica de un país.

Vean ustedes lo que escribe el director de La Gaceta en su periódico del día 29 de enero: “Insisto. ¿Cómo es posible que Zapatero y su cuadrilla se hayan marchado con pensiones y condecoraciones y sin ninguna responsabilidad por lo que han hecho con España?” El insigne director sabe que “Zapatero y su cuadrilla” fueron elegidos por el pueblo soberano donde reside el poder de la palabra, de voto y de decisión de su propio destino. Pero este visionario del rencor bucea en su diccionario de odio y sólo encuentra desprecio, no sólo hacia un Presidente democráticamente elegido, sino hacia todos aquellos que llevaron a Zapatero a la presidencia del gobierno de España. Usted, señor Dávila, me odia porque voté socialismo. Me siento atacado y ofendido por su falta de respeto democrático que tiene por lo menos tanto valor como el voto que depositó usted eligiendo a quien quiso. No se tiene capacidad para dirigir un periódico cuando se vomita sobre sus columnas.

Desde que nos echamos encima la gozosa responsabilidad de la democracia es frecuente escuchar que todas las opiniones son respetables. La democracia se gesta en la honradez de la palabra y en la responsabilidad constructora de quien la pronuncia. Cuando de la palabra hacemos un veneno dosificado que contribuye a corroer esa democracia debemos estar alerta. Los dictadores son ante todo usurpadores de esa palabra y de la conciencia que encierra. Es fácil someter a unos ciudadanos y convertirlos en súbditos cuando le arrancamos su libertad de expresión.

Y contra esa postura debemos revelarnos porque de dictaduras tenemos experiencia y sentimos todavía la sangre coagulada de nuestros muertos.

Pues el ilustre director de La Gaceta escribe lo siguiente:“¿Quién ha dicho que los españoles no tengamos que pedir responsabilidades, más allá de las políticas, a Zapatero y a su tribu de zoquetes sectarios? ¿Cómo son capaces dos ministros de aquel Gabinete de ineptos y mentirosos de presentarse ahora como rehabilitadores de la democracia contra la odiada “derecha”? La regeneración que está anunciando Rajoy tiene que estribar necesariamente en que gente tan nociva no se marche sin una pena y encima cobrando de nosotros una pensión” Mariano Rajoy no debe permitir que Zapatero se marche a su León natal, sino que debe pasar antes, junto con los que le rodearon en la responsabilidad de gobierno, por la cárcel. Ni pensión, ni condecoraciones, ni siquiera libertad. Penas y más penas por aumentar el paro, por la economía destruida en España y sólo en España. Y si lo apuraran un poco habría que llevarlos a una sierra lejana y construir un nuevo Valle de los caídos para gloria de la nación una, grande y libre.

Si Montoro anunció una descarga penal para los que infringieran el déficit, es lógico que Dávila exija cadenas, galeras y trabajos forzados para un presidente y supongo que para sus votantes.

Señor Dávila: yo voté a Zapatero. Apriete las esposas en mis muñecas. Sólo pido una celda acristalada para que no me salpique su vómito.

jueves, 26 de enero de 2012

LA RESURRECCION DE LAS ROSAS

Guillena está al sur de la pena. Alguien abandonó las rosas bajo tierra y se ha convertido en sangre el agua filtrada de la lluvia. Erial de la tristeza enterrada bajo el olvido para que nadie encuentre las raíces de tanta angustia acumulada. Guillena por Sevilla, con giraldas invertidas y un Guadalquivir que esconde la cara entre las manos para que nadie vea la vergüenza del olvido obstinado.

Guillena está al sur de faralaes, de mantillas y mantones de manila. Guillena al sur de la alegría, de cachorros, macarenas y trianas. Guillena está donde está porque lo quiso Dios y Dios se llama Manué, Silencio o Gran Poder. Guillena humana, más humana que nunca con su pena-alegre, con su alegre-pena por las calles de España, enterradas las rosas, para siempre enterradas.

Con un cepillito leve, para no lastimar el olvido. Acariciando las fibras de la tierra madre. Tan madre que tiene encinta su vientre de pétalos caídos, oxidado tal vez para que nadie reclame el olvido amortajado de olvido. Para que nadie recuerde a las rosas que amaron boca arriba a sus hombres, a los hijos paridos para cuidar olivos, trigales y el algodón cosechado por los hijos del hambre.

Guillena cementerio de balas homicidas. Balas asesinas, destructoras de nucas de mujer. Eterno pañuelo negro por el luto de sus machos muertos contra inocentes tapias de cementerios blancos. Mujeres envolviendo su pena, penita, pena en delantales para comerse calientes los recuerdos de noches con luna llena.

Guillena a escondidas. Llorando en silencio, velando las rosas arrancadas, palpando cementerios irredentos porque estaban pisados por sacrílegas botas asesinas. Queriendo plantar rosales allí donde las rosas escalaban la tierra para subirse al sol, al abrazo de los nietos crecidos, de los hermanos viejos, muy viejos con la angustia enredada en el cuello, ahogando las penas, ahorcando las vidas de posguerra infinita. Nunca les llegó la paz porque un día los dejaron sin rosas que llevarse a la aventura de limitar al sur con la tristeza.

Guillena-viernes-santo. Sin domingos de pascua. Sin la luz estrenada de los amaneceres. Cristos amortajados y vírgenes de lágrimas. Guillena-semana-santa sin el gozo dominguero de mollete con manteca colorá. Guillena de madrugá, de anochecer en silencio junto al brasero humilde que calienta los pies pero que deja el alma “arresía” porque el alma está muy alta, subida a los recuerdos de las rosas pisadas, más bien pisoteadas por asesinos condecorados con mitras y palios de oro.

Guillena está de pié. Venciendo a la muerte de las rosas, de diez y siete rosas con su perfume de flores disecadas pero vivas, huesos limpios pero vivos, acostumbradas a la tierra de donde nace el hombre, a donde vuelve el hombre cuando el asco de la vida, cuando el gozo de la vida, cuando el cansancio de la vida, cuando la gloria de la vida nos va inculcando el polvo, el polvo enamorado, amante para siempre, para siempre abrazado a su origen de tierra semental de futuro.

Están los toros negros en la dehesa alegre de la luna, corneando el pasado para herirlo de vida, embistiendo femorales militares de polainas oscuras de tanta muerte, de tanta sangre de rosas apiladas en las cunetas de España. Están los hombres machos amando antiguos huesos. Brindando bienvenidas, ofreciéndole al viento alamares de recuerdos, de cariño estrenado, del sol sembrado desde entonces, resucitado ahora.

Diez y siete rosas decorando para siempre a un pueblo sureño. Por los huesos de las rosas, por la resurrección de las rosas. Porque su historia ha recuperado el perfume del ayer, la nostalgia del ayer, los jazmines de las tumbas.

Es más domingo cada tarde de domingo porque para siempre tendremos un ramo de rosas en las manos.

viernes, 20 de enero de 2012

PALABRA DE URNA

¿Son inocentes las urnas? Entre mayo y noviembre escribí un artículo sobre la necesidad de reflexionar nuestro voto que se había concretado para ayuntamientos y comunidades y se aproximaba a las elecciones generales. Las primeras dieron un brochazo de azul-PP en la generalidad autonómica española. El veinte de noviembre Moncloa se vistió de azul y la gaviota revolotea desde entonces sobre los tejados de funcionarios, jubilados, profesores, sanitarios, dependientes y otra flora de este país nuestro.

¿Se acuerdan de Pons, Cospedal, Montoro, Mato, Aznar? ¿Les suena un tal Mariano Rajoy? Todos ellos nos hicieron ver que estábamos en un pozo por culpa de José Luis ZP. En él no confiaban los mercados. El mundo nos despreciaba porque el gobierno socialista nos había llevado al hondón de la economía. Y estos nuevos populares estaban dispuestos a sacar a España del rincón de la historia. Del rincón de la historia nos había sacado ese Carlomagno Aznar-virrey-emperador y nos había llevado a Irak. Y ahora estábamos de nuevo en el rincón. Cinco millones de parados, funcionarios con sueldos rebajados, mercados, prima de riesgo, impuestos arbitrarios que nos habían empobrecido.

La España azulada desde Mayo nos empujaba hacia arriba. Aguirre, Cospedal, el Honorable Mas marcaban paquete. La salida del túnel estaba próxima. Pons crearía tres millones de puestos de trabajo. Bastaba con que un millón de españoles se erigiera en emprendedor para que cada uno contratara a tres y las cifras empezarían a cuadrar. Esta solución no se le había ocurrido a Zapatero, pero Pons era mucho más inteligente. No podrían subir los impuestos porque esa práctica llevada a cabo un diez de mayo había arruinado al país. Era repudiable el castigo sufrido por las clases medias y los más desfavorecidos. La promesa de no aplastar a los trabajadores y pensionistas, de no recortar el estado de bienestar, de mimar la sanidad y la educación, de invertir en investigación como creación de futuro eran ideas centrales del discurso electoral del Partido Popular. Mariano nos prometió la felicidad, soñó como en las anteriores elecciones con su niña. Guardaba en su chistera el programa real para sacarlo cuando fuera elegido. El Palacio de la Moncloa lo enmudeció y la Vicepresidente de todo fue la encargada de ofrecernos una realidad obligada por la herencia recibida. Zapatero ya no estaba pero seguía siendo culpable. Fabra-Valencia culpa del déficit de su comunidad a los socialistas a pesar de llevar años de gobierno de su partido. Pero la magnanimidad de los elegidos vivía preocupada por los pensionistas. Subiría el uno por ciento las percepciones. Acabo de ver una notificación de la Secretaría de Estado de la Seguridad Social. Resumen: subida de 17 euros. Retenciones 257. ¿Ha ganado este pensionista o ha perdido mucho valor adquisitivo?

Ahora se han dado cuenta de la globalidad de la crisis. Ahora se han dado cuenta de que no queda otro remedio que subir impuestos, desatender a dependientes, recortar educación, dejar sin pagar a las farmacias, privatizar la sanidad, congelar salarios, alentar el despido libre y desmontar el estado de bienestar sin molestar a las grandes fortunas.

El despecho del electorado dio un vuelco a los votos. España giró a la derecha bienhechora que nos iba a llevar a la alegría de vivir. ¿Qué ha sido de nuestro nuevo amor? Docentes, sanitarios, bomberos, policía, dependientes, funcionarios, farmacéuticos están arrasando las calles. Y uno se pregunta: ¿No es peor esta decepción que la impuesta por una izquierda que no tuvo el coraje de ser de izquierdas?

Palabra de urna. Derecha en el poder. El ayer fue ayer hace tiempo. ¿Persiste el derecho a protestar si todo es fruto de nuestro voto?





miércoles, 18 de enero de 2012

LOS DERECHOS DE LAS MITRAS

Exigir los propios derechos mientras se les niegan a los demás los suyos es una desfachatez sin nombre. Sólo se puede pedir aquello que estamos dispuestos a reconocer para los demás, no por generosidad sobrevenida sino por exigencia vital.

Para el Papa Benedicto XVI el matrimonio homosexual pone en peligro el futuro de la humanidad. Para el Obispo de Córdoba la vida actual es una catapulta de incitaciones a la fornicación y todos estamos inscrito en ese disparadero sin escapatoria posible. El sexo es una obsesión episcopal que revela –como he escrito en otros artículos- que los Obispos tienen el sexo entre los parietales. El ser humano cabalga sobre su sexo sin posibilidad alguna de terminar su carrera si no se apea de él. Este reduccionismo de lo humano a puro sexo es de una pobreza intelectual tal que no merece el más mínimo respeto y ni siquiera tener en cuenta opiniones tan ridículas como las expuestas por estos dos representantes de la Iglesia Católica.

Una Iglesia acostumbrada históricamente a incestos sacrílegos con dictadores, poderosos, ocultadores de pederastas, farisaicamente comprometida con los ricos, defensora de inquisiciones y perseguidores, reclamando ingentes cantidades de dinero mientras hay familias que pasan hambre y se quedan sin techo, no es una Iglesia que tenga derecho a hablar contra matrimonios homosexuales o fornicaciones. A no ser que estas materias sean el muro que pretenda ocultar las miserias que están al otro lado de la jerarquía.

A la Iglesia española habría que advertirle aquello que se notifica a los detenidos: está en su derecho de guardar silencio porque todo lo que manifieste puede ser utilizado en su contra. Y la Iglesia, esposada a un pasado oscuro y plomizo, debería tener la suficiente humildad para oír la advertencia de un mundo que tiene valores que están por encima de advertencias que hasta científicamente están superadas.

Este país nuestro vive situación económica tremenda. Los empresarios utilizan la crisis como coartada para desnudar a la clase trabajadora de unos derechos adquiridos con muchos sudor, con muerte incluso. Miles y miles de españoles son arrojados de sus techos por una avaricia incalificable de los bancos amparados por leyes incomprensibles, miles de españoles tienen que acudir a comedores sociales porque el hambre se acerca a las cartillas de racionamiento, cinco millones de parados constituyen un INEM gigantesco, tenemos que organizar nuestros infartos para que alguien pueda atendernos en horario destinado a cardiópatías, nuestros hijos están sin calefacción y papel higiénico en los colegios, los corruptos son indultados, los últimos vestigios (¿los últimos?) del franquismos son encumbrados a los altares de la historia… Y ante este panorama la Iglesia vive angustiada por el amor homosexual y la fornicación, negándole la comunión a un divorciado, pero ofreciéndosela sin escrúpulo alguno a un Pinochet de tantos como hay en todos los órdenes de la vida.

Los Obispos se manifiestan contra un Parlamento legítimo al que le niegan su derecho a legislar mientras exigen millones de euros en virtud de un Concordato que debería estar denunciado hace tiempo. La Iglesia no tiene derecho a negar el amor a quienes han decidido emprender la aventura de la vida incomprendida por la Jerarquía. Y por otra parte resulta una fornicación indecente los amoríos concubinos con el capital, con la falta de projimidad con los problemas de los más abandonados por la sociedad, con la mujer maltratada por parte de lobos feroces y de la visión de la Iglesia, con el sida como maldición divina, con una economía que por lo visto es fruto de la falta de oración…

A los que dicen que la Iglesia no hace más que defender lo que siempre ha defendido habría que preguntarle en que se basa pasa esta obstinación seudo intelectual. Y que nadie invoque la fe con el derecho canónico. La fe es una entrega al Tú en el amor de quien se sitúa al lado fraternal de la esperanza en un mundo mejor y más habitable para todos.

La Iglesia debería preguntarse por su disponibilidad hacia los demás antes de exigir derechos y empeñarse en adoctrinamientos alejados de la realidad del hombre de hoy.




domingo, 15 de enero de 2012

¿QUIEN ME REGALA UN CAJERO?

El digital NUEVA TRIBUNA publica un estudio realizado por la Asociación de Afectados por Embargos y Subastas (AFES) según el cual más de medio millón de familias perderán sus casas, embargadas por impago de hipotecas. Asignando tres miembros de media por familia, arroja una cifra de millón y medio de personas sin techo en esta España en crisis, arrodillada ante los mercados, pisando procesionalmente las huellas de Merkel y Sarkozy en penitencia hiriente y destructora.

Mercados todopoderosos, agencias de calificación, déficit, euro ingresado en la uvi agonizante…son los responsables de semejante situación. Y uno termina preguntándose si un país puede soportar en el siglo XXI una situación de desastre como esta sin que el pueblo se rebele y exija un cambio de rumbo a los políticos que nos devuelva la mínima dignidad de tener un techo, un pedazo de pan y un trozo de alegría para vivir a nivel humano. Disminución del gasto, sanidad y educación postergadas, congelación de salarios, despidos a gusto del empresario, contratos que ni siquiera llegan a la categoría de basura y gobiernos que se desentienden de su responsabilidad de generar ideas y acuden como siempre a pisar a los más débiles permitiendo que el capital de unos pocos crezca sin medida. Los ricos hablan de la austeridad de los otros imponiéndola a base de chantaje labora. Si tú, trabajador en paro, desahuciado, no te sometes a mi cartera de empresario, no encontrarás trabajo. Yo, con mis millones de euros en un banco español o en paraísos fiscales, te demostraré que puedo programar tu hambre, tu vivienda, tu salud, la educación de tus hijos y lo que son tus derechos.

Patronal y Sindicatos no pueden llegar a un acuerdo porque los empresarios han recibido del partido gobernante la misión de hacer una reforma laboral para un estado de crisis. Y los sindicatos deben aceptarlo porque de lo contrario será el propio gobierno quien lo lleve a cabo. El chantaje, bajo la excusa de crisis, se impone por parte de los poderosos. Quedan las nóminas mojadas de llanto impotente, la reducción de salarios y aumento de horas de trabajo, los despidos a discreción, los dependientes sin asistencia, la educación reducida y los infartos establecidos en un horario de atención limitada.

¿Puede un país aguantar sentado en las aceras de la vida una existencia como la descrita? Uno supone que un día cualquiera los pobres sin pan, sin techo, sin trabajo, sin ilusiones, saldrán a la calle a exigir unos derechos que no pueden estar subordinados a los mercados, al euro, a los dictadores de la economía. El hambre es una bomba cargada de elementos explosivos que no sabemos qué consecuencias puede tener. ¿Están los políticos midiendo las secuelas de decisiones que encierran material suficiente como para incitar a una rebelión del pueblo cansado, harto, decepcionado, agotado en su postura de ser el responsable de levantar un edificio que unos pocos se empeñan en destruir?

En las grandes ciudades estorban los pobres. Se piensa en multar a los que busquen comida sobrante en los contenedores de los supermercados, duerman en las aceras arropados por cartones infames. La alcaldesa de Madrid asegura que la ciudad no puede estar más limpia por culpa de los indigentes. Nos estorban los pobres que fabricamos pero los fabricamos nosotros para que el capital crezca. ¿Qué hacemos con ellos? ¿No suena a nazismo disfrazado esa culpabilidad de todo lo malo que hacemos recaer sobre los pobres? Si “consiguen” los bancos que un millón y medio de personas se queden sin vivienda, ¿vamos también a negarles un trozo de acera, unos cartones o el lujo de un trago de vino agrio para olvidar la miseria a la que los hemos arrojado?

Millón y medio. La mano extendida por si un euro, por si un cigarrillo, por si un bocadillo de calamares. Y la voz borracha de amargura pidiendo: ¿Quién me regala un cajero por amor de Dios?



sábado, 14 de enero de 2012

NO CABE

No cabe la ternura en una mano

como no cabe un monte en la sonrisa.
Tal vez nos estamos quedando sin raíces,
sin árboles, sin sombra, sin cobijo
para la soledad enamorada.

Estrellas boca abajo,
sobre la espalda del mar,
bebiendo la nostalgia
como una lejanía.

Si fuera azul la tristeza
como una foto tatuada
en las venas sin sangre
de la pena y la pena.

Estamos siempre pariendo
un dolor primogénito
que se muere en el parto,
se envuelve y se tira.

Y otra vez a parir,
a chorrear la pena
para que el mundo sepa
que se acaban las lágrimas antiguas.

Se olvidó la alegría de llorar.
Se perdió la memoria del olvido.
La foto azul tatuada de mujer
persiste entre las ingles y en los besos.

Tal vez la ternura nos quepa entre las manos
y el monte en la sonrisa.
Recuperaremos las raíces
sin hipotecas, sin avales ficticios.
Tendrá el amor volumen como el monte
refugiado en la lluvia de tu invierno.

A lo mejor nos cabe nuestra hombría
en los labios abiertos para siempre.
Tal vez será un triunfo la existencia
revolcados los cuerpos en la playa.

domingo, 8 de enero de 2012

POLITICA Y PUEBLO

Para Joaquina, Manoli, Nati a las que tanto
quiero porque tanto las quise.


Los políticos que no están con el pueblo están contra el pueblo. Una democracia es tal cuando las decisiones últimas son tomadas por la sociedad. Ella es la depositaria del poder. Los políticos deben permanecer a la escucha de su voluntad para llevarla a cabo si no quieren convertirse en seudo dictadores. Y cuando dan la espalda a los electores que le dieron carta de representación, se enfrentan a quienes son los auténticos responsables de su destino.

Hace treinta y tantos años España se emancipó de la espuela militar. Por Cuelgamuros anda como un exvoto sacrílego. Exhumar su cadáver sería un acto más de valentía de una libertad que manchó de sangre las paredes blancas de los cementerios y sembró de muerte las cunetas. Se nos puso orgullosa la alegría y nos echamos a andar por los caminos anchos del futuro. Hoy elegimos a nuestros representantes y se nos llena la boca proclamando un estado de derecho, una libertad de expresión, una democracia amplia de movimientos.

Hay grupos ciudadanos que exigen “una democracia real ya” ¿Pero no estábamos en ella? Hay un grito por las aceras: “Que no, que no nos representan, que no”. Y cuando estos gritos se echan a rodar y se engrosan con adhesiones cada vez mayores, ciertos políticos tachan hasta de terroristas a esa masa que reclama lo que en cualquier democracia se debe reclamar: que sea auténtica y que los elegidos por la soberanía popular sean nada más que eso y nada menos que eso: representantes del pueblo. Porque nadie quiere ser suplantado, proscrito, arrinconado del quehacer común que nos corresponde. La democracia es la responsabilidad de la ciudadanía toda. Es una marcha hombro con hombro hacia el futuro haciendo un presente fecundo, gozoso y equitativo en libertad.

Cuando se exige una democracia real y una representación estamos despreciando la usurpación que los políticos hacen de esa democracia. Un gobierno elegido democráticamente es sólo un oyente del pueblo y un ejecutor de su voluntad sin suplantar a nadie bajo la responsabilidad de alta traición y de prevaricación. Juran o prometen cumplir y hacer cumplir la Constitución. Después meten ideologías autoritarias en sus carteras de piel y dejan fuera a los electores y a esa norma suprema que juraron o prometieron.

A los ciudadanos nos están convirtiendo en moneda y mercado. El antropocentrismo ha sido sustituido por la mercadotecnia. Y uno siente la propia dignidad arrinconada, pisoteada, prostituida. Ni siquiera es lo más grave la destrucción de la enseñanza pública, del estado de bienestar, la sanidad, los salarios basura, el egoísmo empresarial, la vejez vilipendiada, la dependencia despreciada por la dependencia sufrida. La pobreza impuesta conlleva una destrucción de humanidad. Lo que realmente le escuece a la democracia es que la destruyan en nombre de la propia democracia. Una democracia tiranizada es una dictadura encubierta, aunque a veces sea demasiado evidente ese desprecio. Los dirigentes democráticamente elegidos se convierten en dictadores de smoking y chaqué, en opresores de etiqueta que han olvidado su origen y sus promesas o juramentos.

La democracia es una responsabilidad asumida y ejercida entre toda la ciudadanía. Quien la profana arrogándose un autoritarismo nunca otorgado está situándose en la orilla opuesta al libre ejercicio democrático. Por eso es urgente tomar conciencia de nuestra dignidad como pueblo, como depositario únicos del poder y de la libertad y exigir una democracia real cuanto antes vigente y una representación que como tal consiga alzar la voz de forma valiente y decidida frente a un economicismo que vulnera la grandeza del ser humano. Las demás aspiraciones vendrán como consecuencia de ese ejercicio humanizante.

No nos representan ni son demócratas reales quienes nos roban a puñados la dignidad de ser libres.






viernes, 6 de enero de 2012

MERKEL TIENE UN AMANTE

Sarkozy ya no es lo que era. Más hipócritas los besos. Fingidos los abrazos. Merkel cuida las apariencias, pero se le nota el corazón ausente. No se les ve de la mano por los jardines de Europa. ¿En tu casa o en la mía? Imposible. Tengo visita. Y el francés sufre por dentro mientras ella se aleja, sembrando de sonrisas y ansias nuevas la despedida.

Dicen que hubo una carta del Banco Central Europeo. Dicen que se la llevó Zapatero como testigo de cargo si la historia se pone impertinente. Dicen que se la remitió a Rajoy en el traspaso modélico de poderes. Dicen que la lleva en la cartera a prueba de guardaespaldas. España es un barrio al sur de Sarkozy y de la carta dicen y dicen.

Rajoy lo tuvo claro durante la campaña: “Nadie nos dará órdenes desde Europa” Somos una soberanía insobornable. A mí la legión, gritaba Pons mientras creaba tres millones y medio de puestos de trabajo.

El Honorable Mas iba por delante preparando el camino. No aumentó los impuestos. Los convirtió en aportaciones solidarias. No hizo recortes en sanidad. Simplemente organizó el horario de los infartos porque el orden es el orden. Aguirre no tocó la enseñanza. Sólo un trasvase de la pública a la privada. Figar sabe que los Legionarios de Cristo no se pueden comparar con la universidad de magisterio. Cospedal sigue siendo la Cospedal de siempre: vacía, hueca, perseguida por Rubalcaba, parapetándose en farmacias y en Barreda-de-coches-subastados a noventa euros el kilo de chatarra. Valencia con Fabra y un Camps interiorizado vestido de grandeza de amistad y esquizofrenia de urnas y jueces. “A tu lado siempre, o delante o detrás” Camps solo, entre togas y testigos, sin amiguitos del alma., odiando un huevo a todos.

Merkel conocía de memoria el deficit español. Atornilló a Zapatero hasta el sacrificio. Empujó con su potencia alemana y el derrumbe nacional se fue implantando poco a poco. D. Mariano se iba enamorando de Angela. Ejercitaba la negación a toda propuesta, incluso a las que con anterioridad había dado el sí. Había valores irrenunciables: no podía apoyar la subida de un IVA que encarecería las “chuches” de los más pequeños. La subida de impuesto significaba un insulto a las clases medias y bajas. La prima de riesgo subía y subía porque los mercados no confiaban en el presidente socialista. Rajoy no sabía nada de esto. Vivía en otro mundo porque el mundo de los enamorados es una burbuja confortable. Pero entre Rajoy y Merkel se ha llegado ya a la rutina nupcial. D. Mariano ha vuelto al mundo real y ahora entiende que hay que subir los impuestos, que no habrá creación de empleo, que tirita el estado de bienestar, que aumentan los desahucios, que “sus” comunidades autónomas no han corregido el despilfarro de sus anteriores regidores, que la sanidad, que la educación, que los funcionarios, que las mujeres maltratadas, que los dependientes… El albacea del reino se llama Soraya y le ha puesto delante la herencia recibida. Rajoy está agotado porque ser amante es difícil, mentir, disimular, ocultar los besos es complicado. A veces se pronuncia el nombre de la amada y hay que tramar rapidamente una coartada. Por eso está escondido, enfundado en una realidad creada por el tío leonés que le dejó una herencia envenenada y de la que nada sabía porque él estaba enamorado.

Ya no existe Cospedal, ni Pons, ni José Luis, ni Rubalcaba. Sólo queda Merkel encarnada en Soraya. Y Soraya dice que el Presidente ha dicho. Que a Mariano no le da órdenes Europa, faltaría más. Que Sarkozy va camino del destierro porque Mariano sigue enamorado. El despechado francés no se resigna y el presidente aparenta estar sufriendo de abstinencia amorosa.

Y ahí está la Soraya-Merkel. La española cuando recorta es que recorta de verdad. Por febrero dicen que habrá una epifanía. Mariano soberano, para siempre amante.


martes, 3 de enero de 2012

SOY FELIZ

El hombre siempre busca su propio corazón. Para entenderse con él, para coincidir en el acuerdo vital que hace germinar la vida y aflora en una existencia consecuente entre el intelecto y el amor.

No sé si se refería a esa concordancia Rajoy cuando nos prometió la felicidad en la campaña electoral. Tal vez este encuentro gozoso e inevitable sobrepase las neuronas de un registrador de la propiedad. No concuerdan las posesiones adjudicadas mediante legalidad a ese abrazo entre esa búsqueda de entendimiento. ¿A qué se refería entonces Rajoy al prometer a los españoles, a todos, la felicidad? Posiblemente al estómago. Es el centro alrededor del cual giran las propiedades que circunscriben la vida. Ropa elegante, complementos paralelos y a juego con ese fondo de armario, relojes combinados con el color del traje, corbatas, collares, gemelos. Y todo eso guardado por el valor intrínseco del lujo, en la caja fuerte de un banco. Cerca de la cuenta corriente, con ceros de derechas (a la derecha he querido decir, aunque la confusión responde a una deformación de observación). De allí salen en ciertas fechas para que las acaricie el viento, se estremezca de envidia la brisa de la noche con escotes-balconadas para el dentro de los adentros.

Rajoy ganó las elecciones porque le chorreaba la felicidad y quería compartirla con los parados, los viejos, los del salario mínimo, los dependientes, las mujeres maltratadas, los enfermos, lo docentes. Excluía a los bancos porque sabía que ellos llenan el estómago y sus alrededores con euros de todos los calibres. El prefería a los humildes, los desfavorecidos, los que andan por las esquinas con la mano extendida cantando y rezando al prójimo por amor de Dios.

Toda la miseria de España se volcó en las urnas. Todo el pobrerío se vistió de azul. Gaviotas volanderas llevaron votos en el pico, aprendices de las cigüeñas que vienen de París. Rajoy está entronizado en el trono caliente todavía de Zapatero que dejó al país en “la ruina económica y social” como constató la Ministra de empleo y otras cosas.

Papá Noel le trajo a Rajoy un cajón de recortables. Y él se entretuvo en Noche Buena con unas tijeritas de plata haciendo muñequitos con su cuello blanco y su canesú. Se los regaló a Soraya y la vicetodo de todo nos fue visitando por las casas, dejando zapatitos con regalos sin celofán siquiera porque de ajustes se trataba, de ahorro, de declararle amor al amor presidencial a Merkel por las europas de las europas, amén.

España invierno glacial. Congelado todo. Menos los viejos. Muchos van a tener un aumento de cinco con ochenta céntimos. Otros hasta ocho euros. Se crea así el lobby de la arruga, bella por creadora de una riqueza capaz de hacer frente a la prima de riesgo, al ibex treinta y tantos, a un euro enfermo porque no se vacunó contra la gripe pese a la prescripción de Sarkozy. Bienaventurados los viejos porque se morirán por falta de asistencia sanitaria, pero nunca por la infelicidad de unos bolsillos vacíos.

Los funcionarios, los sanitarios, los maestros, las mujeres maltratadas, los niños de guardería y otros muchos deben esperar a ser viejos y contar con cinco euros con ochenta para entrar en el número de esos especuladores de arrugas, coleccionista de patas de gallo, de manos artríticas, de respiración disneica que hasta pueden pagar un euro por cada receta que necesitan y que no necesitan pero que les gusta como colección particular.

Por fin soy feliz, tremendamente feliz, Vivo en el país de Alicia intercambiable con Soraya con el príncipe azul de la alegría: Mariano Rajoy.


domingo, 1 de enero de 2012

LA IGLESIA DE COLON

Colón fue un minero de futuros. Oradó olas, percutió vientos. Y al final estaba la gran esperanza: América. Andaban en aquel tiempo cerrando horizontes Isabel y Fernando: expulsando, cerrando a España sobre sí misma como un erizo que defiende su pequeñez con púas envenenadas. Católicos ellos hasta ser su título histórico. Los Reyes católicos cerrando puertas, empequeñeciendo mapas. Colón y catolicismo real oponiéndose en la arena de la historia.

Diciembre como otros diciembres. Mundo abierto, global, ancho. Queriendo que todos quepan en la aldea. Colón abriendo caminos, para que el hombre camine por el hecho de ser hombre. Menos fronteras cada vez. Más de par en par la plaza grande del mundo. Y con el hombres, sus ideas, su quehacer, su talante. Respaldadas sus opciones por derechos humanos firmados por casi todos, aunque a veces respetados por pocos. Haciendo camino al andar, como machados perpetuos, empeñados en derrocar muros, ampliando senderos para hacer de la historia un pan bueno para que todos coman libertad, justicia, igualdad. Ya sé que no es así, pero debería serlo y muchos hay empeñados en la construcción humanizante de la vida.

La Iglesia luz del mundo, amor de hermanos unidos en la palabra, manos entrelazadas para que el cariño ande por las aceras llevando por la cintura la esperanza de un mundo mejor. Colón ahí. Encrucijada de calles. De pié entre avenidas anchas, como si América llegara hoy, siempre joven y guapa en un autobús cualquiera. Colón abrigándose con poncho latinoamericano, reconfortado con mate santiagueño. Colón emancipado de reyes excluyentes. Unificando razas, lenguas, estilos. Colón es una patria de ríos Paraná y Guadalquivir, de ciudades guaraníes, quechuas, sevillanas y gallegas.

Castellana invadida de báculos y mitras. Obispos, cardenales, fieles muy fieles, aunque nadie sabe exactamente a quién. “Queremos matrimonios como Dios manda” Como si el amor se dispensara sólo con recetas episcopales. “Gracias a las familias cristianas venimos a este mundo” dice Rouco. De las familias no cristianas no nace nadie porque el amor, las caricias y los besos son exclusividad de marías humildes y josé carpintero. No existen las demás criaturas porque el amor, las caricias y los besos no están regados con el agua bendita de anillos y pectorales.

Una Iglesia que pretende ser un reflejo del mundo en el que vive, no puede permanecer de espaldas a la realidad circundante. No puede ser abrazada si se sitúa al margen de la ciencia, de la realidad del presente, de los anhelos de una humanidad que evoluciona en sus aspiraciones, en sus deseo de paz, de justicia, de amor, nazca éste donde nazca, del valor de la feminidad, de los avances médicos y de todo ese conglomerado de coordenadas que significan ser hombres del siglo XXI. La resistencia a valores como la homosexualidad, la familia como unidad ante el amor y no ante la frialdad de una ley, de la mujer como valor supremo en sí misma, la realidad de la pobreza como fuerza revolucionaria, no puede optar a otra categoría más que la de talibanes endogámicos, fanáticos e intransigentes. No puede pretender que se la estime como presencia y proclamación del amor que ilustra la sombra luminosa que contradictoriamente es el corazón humano.

No se trata sólo de exigir a la Iglesia su renuncia a un nacionalcatolicismo, sino que debemos constreñirla a que respete la libre decisión de las conciencias, la laicicidad de gobiernos que no marchan bajo el palio de la infamia y de una legislación que va por su camino sin que nadie tenga el derecho de interceptar sus decisiones soberanas. Dios no es, no puede ser alguien enfrentado al hombre ni es su competencia en la construcción de su propio camino.

Entre un Colón desbrozador de horizontes y un episcopado cegador de futuro no hay elección posible. Dios debe ser prójimo, nunca muro interruptor de esperanzas.