TARDE
CON NOMBRE
Le puse nombre a la tarde.
Nadie lo supo,
pero ella guiñaba
una luna
cuando la pronunciábamos.
Hoy la llamo desde lejos,
desde un río perdido
que equivocó su camino.
No me hace caso la tarde.
A lo mejor olvidé
Su nombre primitivo.
No sé si se llamaba como tú
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