EL
PRINCIPIO
Era el principio del
silencio.
Comenzaba allí, donde el
tiempo
pone de pie la vida
y lloran los pulmones recién
hechos.
Después se hizo camino,
anduvo la sangre,
me trajo tu huella
pintada de hematíes
como amapolas líquidas.
No nos habíamos mirado el
alma,
ni siquiera los ojos frente
a frente.
Pero estaba el silencio
debajo del silencio
como el arco iris guardado
entre la lluvia.
Se buscaban las manos y las
lenguas,
se anudaban las venas para
tejer la tela
tapando la distancia.
Crecían los huesos del
silencio,
le daban consistencia a la
ternura.
Y apareció tu carne
como una cosecha luminosa,
como si tuviera una luna
entre las manos.
Se acercaron las bocas,
se trenzaron los cuerpos
y nos sobró la palabra.
Nos hemos instalado en el
silencio.
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