miércoles, 27 de noviembre de 2013

EL PRINCIPIO



Era el principio del silencio.
Comenzaba allí, donde el tiempo
pone de pie la vida
y lloran los pulmones recién hechos.
Después se hizo camino,
anduvo la sangre,
me trajo tu huella
pintada de hematíes
como amapolas líquidas.
No nos habíamos mirado el alma,
ni siquiera los ojos frente a frente.
Pero estaba el silencio debajo del silencio
como el arco iris guardado entre la lluvia.
Se buscaban las manos y las lenguas,
se anudaban las venas para tejer la tela
tapando la distancia.
Crecían los huesos del silencio,
le daban consistencia a la ternura.
Y apareció tu carne
como una cosecha luminosa,
como si tuviera una luna entre las manos.
Se acercaron las bocas,
se trenzaron los cuerpos
y nos sobró la palabra.
Nos hemos instalado en el silencio.


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