CORAZON
Nadie nos ha explicado la
anatomía del corazón.
Nadie nos dijo si calles,
si balcones,
si jardines
para dejar el cansancio
de tanto latido.
Nadie nos dijo
que sístole,
diástole
son suspiros,
ríos estremecidos
delante de tus ojos.
Nadie nos explicó
que sus sótanos,
que su hondura,
sus adentros
son plazas para que juegues
con pájaros recién pintados,
con besos mojados
de tu saliva olvidada.
Nadie nos convenció
de que la sangre
es un monte que empitona
la femoral de tus ingles.
Nadie nos previno
que el corazón es un grito,
un húmedo quejido
cuando el beso,
cuando apretamos la carne,
cuando mordemos los labios,
cuando empuja las piernas
buscando la selva de tu
trenza.
Nadie supo,
nunca nadie sospechó
su colección de caricias,
el álbum de nostalgias,
la urgencia de tus pechos
presentidos,
soñados,
necesarios
para colgar los labios
de tus pezones al sol.
Tal vez porque nadie sepa
que el corazón es tierra,
piel de arena,
ola que se muere,
a veces se muere
sin un abrazo de playa.
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