sábado, 25 de enero de 2014

VOY



                                Que la vida se tome la pena de matarme
                                ya que yo no me tomo la pena de vivir  
                                                                              (Machado)





Voy desde mí a no sé dónde.
Por un camino pregunto
aunque no vaya a ninguna parte
porque tampoco hay una meta.
¿Para qué andar entonces?
Hay que admitir el sin sentido.
Hay que preguntar sabiendo
que no hay respuesta.
Es la inutilidad de la pasión
el sufrimiento frustrante
de odiar el amor,
de amar el odio
sin una razón que conforme
conciencia y corazón.
Andar sin caminos,
pisar sin suelo,
saltar para hundirnos,
flotar boca abajo para ahogarnos
inexorablemente.
A no sé dónde
porque no hay un dónde
donde finalice y empiece
la sombra acogedora
que albergue el cansancio

de haber existido.

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