viernes, 24 de enero de 2014

NADA EXISTIA



Nada existía
antes de que tú existieras.
Eres el principio de los ríos,
el útero donde nacen los montes.
Tu vientre es la palabra
donde reside el mundo,
y  se construye el tiempo.
Nada existía
hasta que el barro
se enamoró del agua
y pusieron su amor entre tus manos.
Tu soplo anduvo la sangre,
los vientos se hicieron alegría.
Alguien ajardinó el camino de tus ojos,
y organizó la hierba sembrada entre tus manos.
Nada existía
hasta que designaste la jerarquía de los vientos
hasta que fundiste tu cuerpo con mi cuerpo
y el mar  expulsó el primer gemido
rota la bolsa líquida de la luna.
Nada existía hasta que tú
pusiste nombre a las cosas
y la rosa supo que era rosa,
tomó el trigo conciencia de amapola
y el tiempo se ahormó a cada reloj
y descansa en sus agujas,
la muerte designada
que me crece por dentro.
Nada existía
hasta que tú te hiciste a ti misma diosa azul,
perfil de esperanza inalcanzable,
pan para mi boca,
zanja para que habite
mi cuerpo desahuciado,
mi cansancio infinito,
mi última derrota.
Ya está todo creado.
Sólo falta el olvido
para ir poco a poco
desalojando la tristeza,
el arrepentimiento de existir para nada.


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