NADA
EXISTIA
Nada existía
antes de que tú existieras.
Eres el principio de los
ríos,
el útero donde nacen los
montes.
Tu vientre es la palabra
donde reside el mundo,
y se construye el tiempo.
Nada existía
hasta que el barro
se enamoró del agua
y pusieron su amor entre tus
manos.
Tu soplo anduvo la sangre,
los vientos se hicieron
alegría.
Alguien ajardinó el camino
de tus ojos,
y organizó la hierba
sembrada entre tus manos.
Nada existía
hasta que designaste la
jerarquía de los vientos
hasta que fundiste tu cuerpo
con mi cuerpo
y el mar expulsó el primer gemido
rota la bolsa líquida de la
luna.
Nada existía hasta que tú
pusiste nombre a las cosas
y la rosa supo que era rosa,
tomó el trigo conciencia de
amapola
y el tiempo se ahormó a cada
reloj
y descansa en sus agujas,
la muerte designada
que me crece por dentro.
Nada existía
hasta que tú te hiciste a ti
misma diosa azul,
perfil de esperanza
inalcanzable,
pan para mi boca,
zanja para que habite
mi cuerpo desahuciado,
mi cansancio infinito,
mi última derrota.
Ya está todo creado.
Sólo falta el olvido
para ir poco a poco
desalojando la tristeza,
el arrepentimiento de existir
para nada.
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