TE
IMAGINO
Te imagino como aquella
mañana,
recostada en el trigal de tu pelo,
respirando besos boca arriba,
de azul si acaso tapada,
pero desnuda, sobre todo
desnuda.
Te imagino como aquella
mañana,
químicamente hermosa,
apretados los sueños.
Sólo existe lo imposible,
y lo imposible nombro
porque me responde la voz intangible,
real como como el aliento
donde escribo tu nombre.
Te imagino como aquella
mañana
con los ojos cerrados
exigiendo unos labios,
abierto tu cuerpo esperando
otro cuerpo,
un nombre pronunciado en tu
piel,
tu fuego rogando el agua de
ese río
que se vierte en los valles
de tu espuma.
Te imagino como aquella
mañana
cultivando en mi espalda
primaveras
sembrando lunas en mi carne,
nombrando las ingles por su
nombre.
Te imagino como aquella
mañana,
tejiendo el olvido,
desterrando nostalgias,
invocando mi muerte
imposible
como la realidad más
evidente
dormida entre tus pechos.
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