ESA
MUERTE
No sé a qué distancia estoy
de mi muerte,
de esa desmemoriada memoria,
de ese olvido de ti,
de mí,
de todo.
Será sombra la luz.
Será más sombra la sombra,
Y será ausencia
la presencia más cercana.
Pero no sentiré la tragedia
porque un olvido infinito
es un recuerdo de nada.
Será un agua limpia la
añoranza
cuando toque tus huellas
escondidas debajo de mi
piel,
entre las uñas, como en
aquellas noches.
Nadie sabrá si registra mi
equipaje
si renuncié a los jardines
de tus ojos,
si escondí tus besos
en el cielo de mi boca,
si guardé entre mis huesos
la ternura de tu carne.
No sé a qué distancia estoy
de mi muerte.
Mi nombre se borrará del
viento.
Me expedirán un carné de ADN,
registrarán mis dientes,
publicarán los forenses
que mi pelvis alojó tus
caderas,
que entre fémur y fémur
el amor se hizo carne
enamorada.
Con el tiempo seré una foto
sepia
y alguien preguntará si fui
tu amante
y tú te acordarás de aquel
desorden
de sábanas mojadas de
locura.
Pero a lo mejor me niegas
mientras sientes mis manos
en tus pechos
y recuerdas mis dedos en tu
pelo
y siembro tu vientre de
besos.
No sé a qué distancia estoy
de mi muerte.
Pero siento el atractivo de
unas rosas
dejadas en tu nombre
sobre un olvido blanco.
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