UN
RIO
Tengo un río en la punta de
los dedos.
nace allí, donde la sangre
crece
como un ramo de amapolas.
Más adentro que los labios,
que los besos,
que el deseo de ti.
A las afueras casi
de este mar de impulsos
por donde tú navegabas.
Tengo un río en la punta de
los ojos,
donde se archiva la luz,
donde las sombras se
desnudan
y se parecen a ti
cuando te hacías de noche.
Tengo un río en la punta de
la vida,
en el cansancio oblicuo de
existir,
en el hueco que gira sobre
el hueco
en un vientre vacío,
desahuciado,
en una fuente seca sin agua
de futuro.
Tengo un río en la punta de
la muerte
apoyado en el hombro de la
nada,
clavando los tacones en mi
carne
llagada de finitud sin piel.
Necesito la muerte por si
acaso
se desbordan los ríos
y no aguantan los puentes
tanta ausencia,
tanta distancia,
tanta lejanía,
la orfandad de tu boca,
la despedida de tus manos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario