domingo, 29 de diciembre de 2013

UN RIO



Tengo un río en la punta de los dedos.
nace allí, donde la sangre crece
como un ramo de amapolas.
Más adentro que los labios,
que los besos,
que el deseo de ti.
A las afueras casi
de este mar de impulsos
por donde tú navegabas.
Tengo un río en la punta de los ojos,
donde se archiva la luz,
donde las sombras se desnudan
y se parecen a ti
cuando te hacías de noche.
Tengo un río en la punta de la vida,
en el cansancio oblicuo de existir,
en el hueco que gira sobre el hueco
en un vientre vacío, desahuciado,
en una fuente seca sin agua de futuro.
Tengo un río en la punta de la muerte
apoyado en el hombro de la nada,
clavando los tacones en mi carne
llagada de finitud sin piel.
Necesito la muerte por si acaso
se desbordan los ríos
y no aguantan los puentes tanta ausencia,
tanta distancia,
tanta lejanía,
la orfandad de tu boca,
la despedida de tus manos.


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