BRUJULA
Me pierdo con frecuencia.
Se quedan los pies sin
calle,
sin camino,
sin huellas donde apoyar
la historia de cada duda.
Se desorientan los besos
y equivocan tu boca
y flotan las manos
sin encontrar tu carne.
L os ojos en los dedos,
reclamando la hierba de tu
espalda
No se toca mi sexo con tu
luna,
mi piel con el agua de tu
piel
invocada, gemida,
vislumbrada.
Perdida por los poros de la
luz
se desborda la soledad
sudada
y la memoria olvida la
memoria,
y los ecos son simplemente
golpes
nacidos no sé dónde.
Me pierdo en el vientre de
la sombra,
entre las palmeras de un
desierto infinito.
No hay oasis ni puntos cardinales.
No existe un ecuador que
clasifique
el sueño y la esperanza.
Todo me señala a ti.
Tú me pones nombre,
pronuncias mi ser y lo
construyes.
Me creas si me piensas.
Cuelgo de tus manos como una
marioneta
que moldea mis gestos de
autómata entregado.
Voy hacia ti porque me llamas.
En ti desemboco,
último mar que me espera
y pone nombre a mi esqueleto
Brújula, tú,
amniótica bolsa de ternura.
Imaginarias coordenadas que
delimitan los besos
para que no extravíen
la meta de tu boca..
Voy hacia ti porque no puedo
caminar hacia otro vientre,
porque me expulsa el útero
de sombra.
Tú estarás a la salida
con la vida enredada entre
las manos.
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