IGNORO
No sé si estaba el mundo
antes que tú
o si nació de ti,
si te brotó aquella tarde de
domingo,
boca arriba,
en un sofá sin besos.
Ignoro si nos precede la
existencia
o si la engendramos en el
tiempo
y se muere cualquier día
cuando cumplimos
la obligación de vivir.
Soy consciente de las
coordenadas
espacio-temporales
que encuadran la historia.
Y ahí, tú y yo, atrapados
sin un callejón abierto
que desemboque en el mar.
Teníamos las manos llenas de
ríos,
de pinares la sangre,
de lluvias oscuras las
pupilas.
Le poníamos nombre a la
hierba,
caricias, besos, tacto.
Quiero instalar el mundo
entre tus pechos
y respirar el aire de tus
ingles.
Vamos a rehacernos con semen
y saliva,
a clavarnos la vida en las
esferas
que definen las espaldas
Ahora no hay distancia entre
los cuerpos.
Tus caderas gritando como
gritan las tormentas
por los montes de la piel.
Existimos.
Tú y yo estamos seguros
de esta provisionalidad
muscular
derrocada por un golpe de tu
boca.
Cuando salga de ti
y no sepa dónde ir,
dónde tirar los restos de la
vida,
el sobrante de amor,
los escombros de una soledad
de plomo,
buscaré los ríos que tuve
entre los dedos,
preguntaré a la hierba por
su nombre.
Si nadie me responde
desandaré el camino
convencido de que nunca
estuvo el mundo,
ni brotó aquella tarde de domingo,
boca arriba,
en un sofá sin besos.
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