NOMBRARTE
Quiero nombrarte,
adjudicarte las sílabas
exactas
que contengan tu ser,
desnudo como un viento
recién hecho.
Nadie te ha llamado por tu
nombre.
Nadie trepó la enredadera de
tu sangre
para llegar a tus ojos
y darle forma al mundo,
la forma que tú necesitabas.
No tenías nombre.
Nadie pronunciaba tus raíces
con el aliento creador
de aquel paraíso primitivo
donde todo empezó siendo
nombre.
Quiero nombrarte
para que tu oído se
acostumbre
al viento concreto,
imprescindible
que te hace existencia.
Quiero ser lo inesperado,
sorpresa sobrevenida
para tu asombro.
Y traerte ese nombre
que te devuelve sin pecado
al jardín olvidado
y que te configura
como ser en el mundo.
Si consigo nombrarte
me sentiré redimido
y estrenaré el asombro
de ser vivido en ti,
de recobrar la memoria del
agua.
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