lunes, 2 de diciembre de 2013

PERDON


Pido perdón por existir,
por mantenerme de pie
sobre mi estómago lleno.
Si me muerde una enfermedad mortal,
puedo torcerle el brazo
porque  domicilio en mi cuenta
el último Eklira del mercado.
Pido perdón por mis ojos,
porque cada día puedo injertarme la luz
que palpa la realidad
cruda, es verdad,
pero también las formas de un cuerpo
que eriza mi sexo de alegría.
Puedo masticar las fresas
criadas bajo plástico,
regadas con el agotamiento
y el sudor subsahariano.
Puedo rozar mi pecho con tus pechos
porque somos cercanía,
porque tú no te fuiste a la vendimia
ni al minijob alemán.
Pido perdón en nombre de mis labios
húmedos de ti,
colgados de ti,
a tiro de beso,
capaces de engendrar en tu lengua
un cielo de boca.
Hemos expoliado los ojos,
el estómago,
el corazón,
el sexo,
el tacto,
el pecho.
Hemos castrado demasiadas vidas,
les hemos robado espacio,
les expatriamos la piel
para que no eche de menos las caricias
y las manos sirvan solamente
para arrancar carbón
y petróleo
y cosechas que alimenten
cuerpos exquisitos.
Pido perdón por todo lo que sólo es todo para mí,
pero de lo que privo a tantos.
Pido perdón por no saber vivir sin tantas cosas.
perdón por saber vivir sin ellos


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