PERFUMES
Me huele a ti la vida.
A ti la piel del mundo.
El barro, la hierba, el mar
huelen a la fruta madura de
tu carne.
Detrás de mi sombra y tu
perfume
estabas tú.
Te encontré porque todo
era esencia de ti.
Olías a trigo
a pan caliente,
a horno,
a fuego recién hecho,
a corteza de ternura.
Y aprendí a quererte
porque no sabría vivir de
otra manera,
respirar otro aire
sin el perfume de tu boca,
de tu vientre
de tus andares de gorrión
herido.
Tus huellas en mi sangre
huelen a nuca rubia,
a ojos azules,
a tristeza,
a soledad,
a canto limpio de fuente.
Tus pasos precisos y
concretos
me llevan al vértice
de cada luna llena,
de cada noche,
de cada ausencia sin ti.
Distingo el perfil de tu
alma
cuando me encuentro un beso
entre las sábanas
porque tiene la forma de tus
labios,
el sabor de tu lengua
tu manera de llevarme de la
mano
a los jardines últimos del
mar.
Puse todo el romero entre
tus ingles
y colgué la vida en sus
balcones.
El sol se llevó la soledad
que me empapaba
y le regaló a la luna mi
tristeza.
Desde entonces el mundo es
simplemente
un perfume de ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario