FE
Quiero que sepas que creo firmemente
que estamos hechos de tiempo,
de dudas, de preguntas,
de respuestas hilvanadas
como montes de algodón
que se derrumban
cuando las toca el viento.
Quiero que sepas que creo
firmemente
que los caminos caminan
para conseguir encuentros
que no son casualidad,
sino atracción imantada,
inevitable,
que se persiguen las pieles
y las almas
hasta el beso irremediable
una tarde de mayo.
Quiero que sepas que creo
firmemente
que hay palabras que tienen
que decirse
tus labios y mis labios
sin que nadie comprenda
por qué nos las decimos.
Quiero que sepas que creo
firmemente
que el mundo depende del eje
que aporten
tus ojos,
mis ojos
para sostenerse en el vacío
cósmico.
Quiero que sepas que creo
firmemente
que estamos frente a frente
porque lo ordenó la lluvia
de aquella primavera.
No supimos gestionar la
ignorancia,
la ausencia,
el desconocimiento
y cuando nos presentó la
primavera
fuimos conscientes
que la historia estaba
incompleta
si no conseguíamos dormirnos
el uno sobre el otro.
Quiero que sepas que creo
firmemente
en tus ojos,
tu boca,
en tus pechos de hierba,
en el mar de tu vientre,
en el vértigo que implica la
ternura de tus montes.
Pero sobre todo quiero que
sepas
que creo firmemente
en ti,
como compendio del mundo,
como la dimensión humana de
mi tiempo,
como locura de este
equilibrio caótico
que es el corazón.
Quiero que sepas que creo
firmemente en ti.
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