AFONIA
No siento la palabra.
Hay una carestía interior de
sílabas
que se esconden del viento.
Y está afónico el árbol,
el mar,
el río.
No sé qué hacer
sin ese término íntimo
que pronuncia la ternura,
que te llama “cariño”,
que arde cuando dice tu
nombre
y dice en realidad tu
cuerpo.
No sé qué hacer.
Necesito deletrearte,
poco a poco,
como un beso que progresa
centímetro a centímetro en
tu piel
hasta la cúspide de ti,
hasta el vértice
donde se pierde el aliento
y se convierte en gemido.
No sé qué hacer
con este ramo voz
atascado en las cuerdas
bucales,
amarrado al silencio.
Se está pudriendo el perfume
de tanta rosa embridada
que no puede galopar hasta
tu vientre.
No sé qué hacer con el
silencio
clavado en mi garganta,
con esta afonía que prohíbe tu
nombre.
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