jueves, 31 de octubre de 2013

TU ALIENTO



Necesito la sombra de tu aliento,
el hueco de tu voz
para sembrar la hierba que me nace
en la herida del silencio.
Necesito ese aliento que me crea,
que me pone en el tiempo, en la existencia.
Tu aliento sangre, oxígeno
que me convierte en carne,
en piel de luna esperando tus manos.
Necesito la sombra de tu aliento
para alojar los miedos
de vivir,
de tenerte,
de perderte,
de saber,
de ignorar,
de pregunta sin respuesta.
Estos miedos de líneas paralelas
que nunca encontrarán la convergencia
porque un misterio engendra otro misterio
y la muerte resuelve el misterio con la muerte.
Necesito un aliento que me afirme
la verdad de las huellas
que me informe del cuerpo de las rosas
y que ordene las noches
por  apellidos de  caricias.
Necesito tu aliento que enumere
cuántas veces obligué a la alegría
a descifrar tus ingles,
a explicar galerías interiores
con noticias de ti,
de tu espera inocente,
de tacto contenido,
de expectativas verticales
guardadas entre sábanas
con mares disecados.
Porque tengo tu aliento estoy,
soy,
me estremezco,
me siento,
me presiento,
me conformo
a tu cuerpo entreabierto,
ofrecido,
donado
como un ramo de estrellas.



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