TU
ALIENTO
Necesito la sombra de tu
aliento,
el hueco de tu voz
para sembrar la hierba que
me nace
en la herida del silencio.
Necesito ese aliento que me
crea,
que me pone en el tiempo, en
la existencia.
Tu aliento sangre, oxígeno
que me convierte en carne,
en piel de luna esperando
tus manos.
Necesito la sombra de tu
aliento
para alojar los miedos
de vivir,
de tenerte,
de perderte,
de saber,
de ignorar,
de pregunta sin respuesta.
Estos miedos de líneas paralelas
que nunca encontrarán la
convergencia
porque un misterio engendra
otro misterio
y la muerte resuelve el
misterio con la muerte.
Necesito un aliento que me
afirme
la verdad de las huellas
que me informe del cuerpo de
las rosas
y que ordene las noches
por apellidos de caricias.
Necesito tu aliento que
enumere
cuántas veces obligué a la
alegría
a descifrar tus ingles,
a explicar galerías
interiores
con noticias de ti,
de tu espera inocente,
de tacto contenido,
de expectativas verticales
guardadas entre sábanas
con mares disecados.
Porque tengo tu aliento
estoy,
soy,
me estremezco,
me siento,
me presiento,
me conformo
a tu cuerpo entreabierto,
ofrecido,
donado
como un ramo de estrellas.
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