lunes, 21 de octubre de 2013

PRETEXTO





Camino por el pretexto.
Es una calle tal vez equivocada
pero la necesito
para llegar
a ti,
a mí,
a la mirada del viento,
a la espalda de la luna,
o a tus labios.
Evitaba decirlo,
pero rehago el pretexto
para comprender tu beso
y enredarme en tu lengua
y esconderme en el cielo de tu boca
después de sorprender tu pecho.
Soy consciente de que busco un pretexto.
Necesito un monte de algodón
fácilmente abatible.
Basta que lo empujen tu sonrisa,
las manos de tu voz,
el músculo fácil de tu aliento
para que caiga su cumbre
y me encuentres.
Porque quiero que me encuentres
detrás del pretexto
y que tu piel me envuelva
y me proteja del frío
que hace a las fueras de tu boca.
Fabrico un pretexto cada día
para alcanzar la noche como una reconquista
de la que nunca te hablo,
porque es un regalo, pienso,
porque es un susto de luz, pienso,
porque es el asombro de tus ojos, pienso.
lo inesperado, pienso.
Porque quiero desvelarte, revelarte
la atracción de tenerte,
el miedo de tenerte,
la bifurcación contradictoria
de no saber y saber
de conseguir lo inasequible,
de hacer presente el ayer,
el mañana con el hoy,
el entonces con el siempre.
Pretexto.
Compréndelo, ámalo.
Es mi calle, tal vez equivocada,
pero es mi calle,
la que me lleva hasta tu vientre limpio
y me pierde en tu bosque,
en la revelación de tu sangre
que grita mi nombre
Bajo seudónimo me llamas

porque tu voz es también un pretexto.

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