DUDAS
No tengo dudas.
Eres la afirmación
definitiva,
la respuesta absoluta,
la vivienda amueblada,
decorada por tí desde hace
tiempo,
donde quiero vivir
hundir las raíces
y esperar la primavera
como si fuera un tren donde
llega el mañana.
Pero a veces me pienso
cuando la noche aprieta
hasta sacar la soledad
y chorrearla como una sangre conseguida
a fuerza de ahorcar
la alegría de los relojes
blancos.
Y es entonces la duda,
ese columpio traidor
que viene y va
marcando el ritmo perverso
de saber y no saber
No sé si existen las
certezas,
o si son como un dios
un mar disimulado,
oleaje sin espuma,
un simple decorado
para una película
de buenos contra malos,
donde no gana nadie
porque todo es mentira,
como la vida y la muerte.
Y entonces te imagino
abierta de par en par,
exigiéndome sexo
para llamarlo entrega,
oferta, donación.
Y suenan los besos como
cascabeles,
las caricias como aplausos,
los labios como mítines
de besos extasiados,
de piel, de manos, de tacto
para reunir lunas
suficientes
de una colección
inolvidable.
Y a veces, sólo a veces,
te contemplo arraigada en mi
cuerpo
marcando cercanía y
distancia,
ir y venir de tu sexo
y no sé si te quedas o te
vas,
si me encuentras o despides
agitando el pañuelo de tus
pechos.
Ya no busco una casa, sólo
un árbol
donde colgar las ansias de
certezas,
el gozo de ignorar o la pena
de ser
un río a la intemperie.
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