ESTAS
Estás.
Intuyo que
estás,
porque las
manos huyen de mis manos
para buscar
tu cuerpo,
para plantar
banderas en tu piel,
delimitar los
mares en tu vientre
y pintar ríos
de algodón entre tus pechos.
Estás.
Por tus
caderas de río iluminado
recobran los
labios su memoria de ayer,
su recuerdo
instalado en el cielo de tu boca.
Estás.
Porque mis piernas
escalan tus montes
de yedra y
margaritas
y en tu rosa
central
la noche
encuentra lunas verticales
para alumbrar
el camino
que lleva
hasta tu hondura.
Estás. Estoy.
Estamos
para siempre
en el tiempo,
en el sueño,
en el momento
exacto.
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