LA PRIMERA
VEZ
Resulta a veces difícil
encontrar el tiempo del verbo que agote el contenido de lo que uno quiere
expresar. Pasé la noche conjugando el verbo querer. La vería a la mañana
siguiente y estaba decidido.
-“Te he querido desde hace
mucho tiempo.”
-“Te querré siempre”
-“Te quiero ahora mismo”
Nada era exacto porque a
todo podría replicarme.
-¿Por qué has esperado hasta
ahora?
-No estés seguro de que me
querrás siempre. El amor es agua que se
escapa a veces por las grietas de la rutina.
-¿Te quiero ahora? ¿Por qué te ha costado expresar el presente?
Era difícil declarar el
amor. Como si fuera humo, espuma, nube de algodón. Nos encontraríamos a la hora del café. Le había prometido una
sorpresa y no podía faltar a mi palabra. A lo mejor radicaba ahí mi posibilidad
de decir. Convertir todo en sorpresa.
Hacía tiempo que había
dejado el tabaco, pero esa mañana…El humo era cómplice del silencio. Eran
bocanadas de silencio. Lo necesitaba, aunque me sabía amargo. Echamos a andar.
Por primera vez tomé su cintura. Por primera vez puse mi mano en su hombro. Por
primera vez debió sentir mis dedos en su pecho izquierdo. Por primera vez
distinguí el tacto del sujetador y el de su piel bajo la blusa. Por primera vez
noté el rubor de sus labios. Por primera vez la apreté contra mi cuerpo. Por
primera vez me encerré en el cielo de su boca. Por primera vez su calor y mi
calor.
Agradecimos la estrechez del
ascensor. Agradecimos el teléfono descolgado. Agradecimos el calor que obligaba a ropa fresca. Agradecimos el
invento de las cremalleras rápidas. Agradecimos el velcro que cedía fácilmente.
Agradecimos la moda mínima interior que permitía un adelanto de realidades
posteriores.
Por primera vez nos vimos
desnudos en un jardín de manzanas, de hierba con rocío de mujer. Por primera
vez su pelo, sus ojos entreabiertos. Por primera vez existía una luna brillante
de amapolas. Por primera vez su vientre. Por primera vez sus muslos. Por
primera vez toda su piel en mi piel. Por primera vez su carne en mi carne. Por
primera vez mis columnas sosteniendo las bóvedas de su cuerpo.
Sin verbos conjugados. Sin
palabras buscadas. Sin escenas ensayadas. Fue la primera vez. El ayer. El
siempre. El nunca.
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