HUNDIDO
Después de hundido,
de ahondarte,
de perseguir tus lunas interiores,
tus peces de luz,
mariposas marítimas de sal
como la carne de tu vientre.
Después de hundido, estoy,
Junto a la ausencia,
con tu piel en las manos,
recordada,
líquida, pero en mis manos,
como aquella noche
cuando estuve hundido
en la infinitud de tus muslos.
Después de hundido,
como hundido el mundo
en los dedos artesanos
del dios que lo inventa a cada instante.
No sé si soy
después de ser en ti
o he regresado a la nada,
a la fría nada sin tu sexo,
sin el gemido supremo
que planta cipreses
a orillas de tus
pechos.
No sé si estoy,
si soy.
Sé que estuve hundido,
naufragado,
y anduve el arco iris
flexible de tu espalda.
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