SILENCIO
Tengo
el silencio atravesado
como
un tornillo.
como
el sexo que perfora
un
cuerpo de oeste a este.
A
lo mejor un asfalto
debajo
de la nieve
para
que nadie sepa
dónde
tú, dónde yo
desnudamos
la madera
de
la luz anclada
en
el árbol de tus ojos.
Aquí,
en el costado,
donde
se instala la pena
para
que no la encuentren
los
perros de la luna.
No
quiero acostumbrarme
a
este silencio punzante,
insistente
como el dolor de la nada.
Voy
a colgar el alma
en
el equilibrio de aquellas golondrinas
que
sueñan primaveras
en
el hueco de unas manos de barro.
Tengo
el silencio aquí,
atornillado.
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