CARNE
DE MUERTE
Soy
carne de muerte.
Carne
de mañana, sólo mañana,
sin
ayer.
Carne
de recuerdo,
de
olvido.
Carne
color sepia
en
un mueble bar para gin tonic.
Carne
añorada de almohada,
de
gemidos ahogados,
de
músculo cansado,
de
besos rodando hasta tu vientre.
Carne
de soledad retorcida,
de
vida ahuyentada,
de
vacío perseguido,
de
aire malogrado.
Carne
de hueso,
andamio
desmontado,
piel
sin tiempo.
Carne
de ceniza,
polvo
de crisantemo,
de
mármol superpuesto
y
una cruz desnuda
crucificando
el viento.
Carne
de eternidad sin tiempo.
Carne
de nada, de nadie
después
de haber sido carne de ti.
A
lo mejor estás, mujer,
como
cuando tocaba
tu
carne erguida,
tus
pechos como gritos,
tu
sexo abierto a mi sexo,
tu
espalda recorrida,
tu
nuca, tu pelo desbordado,
enredado
en la noche de lunas celosas.
Ya
no recuerdo si soy carne de ti,
carne
de muerte, carne de olvido.
Busco
la última gruta de lo humano,
sin
más pan que la ausencia
masticada
en la sombra,
digerida
la pena
de
ser carne de muerte,
de
no ser carne de ti.
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