sábado, 7 de septiembre de 2013

IGNORANCIA


No sé. Sinceramente no sé
responder a esas preguntas
que no me hiciste nunca.
No quisiera acercarme hasta el río
que anuda tu cintura
como una interrogante.
He olvidado las palabras,
esos manojos de viento
que interpelan como la  sangre oscura,
como el coágulo opaco
que descifra el puñal
que perforó las ingles.
No sabré responder si me preguntas
quién soy, tal vez quién eres
porque tal vez ni somos
como no es carne la sombra,
como no es hueso el hueso
sin el microscopio que alumbra
los escombros de la vida.
No me exijas respuestas.
Vamos sólo a besarnos
con los ojos vendados
para que nadie indague
por qué las manos aprietan
la pìel como una mentira
necesaria y urgente
para seguir viviendo.



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