miércoles, 25 de septiembre de 2013

NUESTRO TIEMPO


Alguien ha clavado el tiempo en las paredes.
Un nudo de relojes,
una afonía de manecillas roncas
disolviendo minutos.
Exijo libertad para mi tiempo,
sin ataduras impuestas.
En las manos lo quiero,
como un barro original
para hacer un capricho con la luna,
para caricias sin prisas,
para besos infinitos,
para inventarte los ojos
y ajustarlos a esa luz que te brota
cuando inauguras el mundo.
Hay que bajar el tiempo,
descolgarlo de esa cruz,
chorreado el costado
de lanzas grises de acero.
Quiero mi tiempo libre, resucitado,
de pie, dominando las rejas, los balcones,
para poder hacerte cada día
como me pida tu boca,
con el amor a medida de tu espalda,
con tu palabra pidiendo
un manojo de rosas
para adornar tus ingles.
Has el mañana. Hasta el siempre. Hasta el nunca.


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