NUESTRO
TIEMPO
Alguien
ha clavado el tiempo en las paredes.
Un
nudo de relojes,
una
afonía de manecillas roncas
disolviendo
minutos.
Exijo
libertad para mi tiempo,
sin
ataduras impuestas.
En
las manos lo quiero,
como
un barro original
para
hacer un capricho con la luna,
para
caricias sin prisas,
para
besos infinitos,
para
inventarte los ojos
y
ajustarlos a esa luz que te brota
cuando
inauguras el mundo.
Hay
que bajar el tiempo,
descolgarlo
de esa cruz,
chorreado
el costado
de
lanzas grises de acero.
Quiero
mi tiempo libre, resucitado,
de
pie, dominando las rejas, los balcones,
para
poder hacerte cada día
como
me pida tu boca,
con
el amor a medida de tu espalda,
con
tu palabra pidiendo
un
manojo de rosas
para
adornar tus ingles.
Has
el mañana. Hasta el siempre. Hasta el nunca.
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