TENIA
EL AIRE
Tenía
el aire de un aire arrepentido.
Como
si no supiera
el
camino de espuma de tu vientre.
Como
si nunca hubiera escondido su tristeza
en
tus manos.
Llevaba
las huellas de tus labios
guardadas
en los pliegues
de
sus ingles.
Pero
tenía el aire de un aire arrepentido,
olvidando
el olvido
para
hacer del ayer
un
dolmen de luz oscura
con
raices en una luna negra.
Le
dolía al aire el costado derecho,
lanzada
de memoria por donde se adentraba
el
perfil de tu piel,
tus
besos mordidos,
la
humedad interior
donde
crecen los ríos subterráneos
que
atan la memoria.
Quiero
saber por qué
el
aire tiene una aire de aire arrepentido.
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