PENAS
No
sé qué hacer con mis penas,
este
esqueleto de calcio,
este
andamio que me habita.
Se
me han hecho
tan
costumbre,
tan
de carne,
tan
de sombra,
tan
de sangre,
tan
de ausencia,
tan
de labios,
tan
de beso,
tan
de abrazo,
tan
de sexo,
tan
de adiós,
tan
de encuentro,
tan
de ayer,
tan
de siempre,
tan
de nunca.
Cuídalas
cuando me vaya.
Están
acostumbradas
a
beber rayos de luna,
a
usar tacones de escarcha
para
que no sangre el viento.
Tómate
en serio mis penas.
Morir
es sólo, tal vez,
sentirse
desheredado,
prófugo,
expatriado,
deshabitado
de penas.
Morir
es sólo, tal vez,
la
conciencia de despoblarse de penas,
desalentar
el aliento,
saber
irrecuperables
las
paredes de apoyo que sustentan
la
arquitectura azul de las penas
que
sólo saben ser penas.
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