LA
GUERRA
Para
Bego y Sally, mis dos asturianas,
La
guerra es hermosa.
Han
embellecido la guerra.
Tal
vez sólo las fiestas de un pueblo,
cuando
la patrona, esa virgen de agosto
con
sus fuegos fingidos
que
asustan a los niños y los perros.
La
guerra es espectáculo
como
esos documentales
multicolores
de peces en los fondos marinos.
Ya
no hay muertos en las guerras:
son
efectos colaterales
No
hay niños mutilados, mujeres violadas:
son
efectos colaterales,
un
doblaje perfecto para hacernos creer
que
la sangre ya no cotiza en bolsa.
La
guerra es elegante.
Vuelven
los artificieros
escoltando
tanques verdes
como
si de Macarena se tratara,
de
Cachorros y Trianas,
con
mitras urbi et orbi.
Atrás
queda el olvido
descuartizado
y
el petróleo manando
de
bocas como tumbas.
Y
la riqueza cosechada
en
los vientres opacos,
aplastados
con lejanía gris.
La
guerra es hermosa
como
la mirada telescópica
de
cupidos obscenos
que
nunca se equivocan.
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