domingo, 25 de agosto de 2013

EL TIEMPO



Te han arrancado el tiempo
como se arranca una piel.
Se te olvidó la vida
en la oscura enredadera
que precede al sexo.
De cuajo tu nombre, de raíz,
la ausencia en carne viva.
Tu vientre blanco de espuma,
imponiendo el ritmo de los cuerpos,
cumbre tú,
río entre tus piernas, yo.
Tu boca fundadora
de besos dedicados
con nombre y apellidos
para que no equivoquen el cielo de mi boca.
Y de golpe, arrancada
para que alguien escriba
la tesis doctoral sobre el olvido.
Ahora sólo sostengo el holograma
de tu cuerpo tendido,
abrazado a mi boca,
precintando  mis labios.
Quiero aprender a tocar
tus caderas de nunca,
tus pechos de entonces,
el ahora y el siempre
de tus ingles sin nombre.
Tal vez sólo eres tiempo
y me enciendes el pulso
para tomar conciencia
de que sigo existiendo.


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