EL
TIEMPO
Te
han arrancado el tiempo
como
se arranca una piel.
Se
te olvidó la vida
en
la oscura enredadera
que
precede al sexo.
De
cuajo tu nombre, de raíz,
la
ausencia en carne viva.
Tu
vientre blanco de espuma,
imponiendo
el ritmo de los cuerpos,
cumbre
tú,
río
entre tus piernas, yo.
Tu
boca fundadora
de
besos dedicados
con
nombre y apellidos
para
que no equivoquen el cielo de mi boca.
Y
de golpe, arrancada
para
que alguien escriba
la
tesis doctoral sobre el olvido.
Ahora
sólo sostengo el holograma
de
tu cuerpo tendido,
abrazado
a mi boca,
precintando
mis labios.
Quiero
aprender a tocar
tus
caderas de nunca,
tus
pechos de entonces,
el
ahora y el siempre
de
tus ingles sin nombre.
Tal
vez sólo eres tiempo
y
me enciendes el pulso
para
tomar conciencia
de
que sigo existiendo.
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