MAÑANA
ES CAMINO
No sé contar el agua llanto
a llanto.
Es difícil enumerar los
suspiros
disueltos en cada gota
atada a la cintura de otra
gota.
Cadena que se rompe
en las muñecas del viento,
en el gemido anudado
de cada beso.
No sé contar la luz de cada
encuentro,
cuando invento el tú,
cuando tú me creas
para fundirlo en nosotros.
Y somos entonces porque
somos
lo que llegamos a ser,
lo que fuimos y seremos
en el mañana que fluye enamorado.
Vamos fundando el tiempo,
y dentro del tiempo
el quehacer vital
girando como un satélite
encelado
alrededor del ayer
persiguiendo el futuro
brotado.
No sé contar la sombra de
cada despedida,
esa locura de pañuelos
negros
que identifican distancias,
que nombran lejanías
para que nadie confunda
los cuchillos brillantes
con el perfil de las rosas.
Hoy tengo la certeza de que
un día,
aprenderemos a vivir el
llanto,
la despedida,
el encuentro,
cuando las bocas sean
zumo de amapolas,
sudor de cuerpos fundidos.
Seremos entonces ríos
brotando en el vientre de la
hierba,
fluyendo en los ojos de la
espuma,
sangrando la alegría de un
futuro.
Fluir será entonces
vivir poco a poco,
pena a pena
como un oleaje inventado
por una luna azul a cada
instante.
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