ERES
CERTEZA
Soy duda,
forma única de existencia humana.
Duda soy,
sin camino definido,
estremecido horizonte,
meta colgada del vértigo,
sobresalto el mar.
Duda definitivamente,
pregunta sin respuesta,
huella sobre el vacío.
Y esa máscara llamada
historia
para disimular el tiempo
transcurrido,
sólo tiempo,
sin corteza sustantiva,
pasado sólo
incapaz de ser futuro.
No consigo ser certeza,
sólo duda clavada,
ensartando la vida
hasta que la muerte llega.
Quiero definirte.
Busco el término exacto
que te contenga
como un vientre creando ser.
Busco nombrarte,
crearte,
percibirte como existencia
viva,
certeza absoluta que redima
la oquedad que me limita,
constituida en frontera
insalvable.
Sí.
Existes inevitablemente,
redentoramente,
pariendo mi ser,
alumbrándome
en el oscuro paritorio de
las sombras.
Certeza tú, desde entonces,
Mayo 18 a las cinco menos
cuarto.
Primavera llovía.
Estabas triste
porque las golondrinas,
porque los almendros,
porque había añadido el arco
iris
un luto inapropiado.
Te colgaba la tristeza como
una luz,
tristeza escondida bajo la
falda gris,
blusa blanca,
sujetador a juego con la
trenza,
con las margaritas rubias de
tu pelo.
Certeza te hiciste aquella
tarde.
Te pregunté por el beso,
mayo 18 a las cinco menos
cuarto.
Quedamos para mañana,
para ayer,
para siempre,
para nunca,
para entregar los labios,
para fluir la luz
de las manos a las manos.
Desde entonces tengo la
certeza.
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