miércoles, 12 de febrero de 2014

HE VISTO


He visto tantos cristales rotos
clavados en la carne de los vientos,
tantos cuchillos hincados en  pulmones de infantiles,
tantos machetes penetrando el sexo de las niñas.
He visto el hambre
maullando en los tejados del hambre,
Instalada en estómagos
de mujeres con  pechos retorcidos
por bebés de todos los colores
que muerden una infancia
agotada de antemano.
He visto los pedazos rotos
del cuerpo de una niña
ahuyentando con su muñeca rubia
las balas asesinas de un soldado blindado.
He visto los talleres de esclavos
fabricando alta costura
para cenas de gala en palacios reales,
hilvanando durante veinte horas
sin salario pagado
para que el precio en Europa sea ganancia limpia.
He visto la venta de armamento
para que los pobres se maten entre sí
a toda prisa, sin miramiento alguno,
hipotecando cafetales para toda la vida,
pozos de petróleo para toda la vida,
platanales para toda la vida.
He visto fabricar la angustia suficiente
para empujar al suicidio
a seres desahuciados.
He visto laboratorios brillantes
que fabrican inventos
para el carcinoma de cuentas corrientes en Suiza,
inalcanzables para próstatas de pobres,
para cirrosis de pobres,
para el colon miserable
del cáncer de chabola.
Niños de doce años
sin un balón de fútbol,
pero con metralletas
que se apuestan cadáveres
y gana el que más muertos
ha abatido en media hora.
He visto las fábricas del miedo
para que esto o nada
sea la disyuntiva,
pan o abandono,
estómago o muerte.
He visto el odio, el egoísmo
decidiendo si miles de muertos
son intercambiables
por armamento último modelo
que reduce esqueletos a la nada
respetando la pureza de los ríos
y de las catedrales.
He visto tanto horror,
tanto odio he tenido entre mis manos
que me sueño y me deseo
como un lagarto al sol,
desnudo y moreno
reptando por un feliz alzheimer

con la memoria rota en mil olvidos

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