domingo, 30 de noviembre de 2014

BUSCO CAMINOS



Busco caminos
Tengo tierra en los ojos
para los pies de la luz,
para descender
hasta los nidos
donde habita la sombra de los besos.
Busco palmeras que escolten
las caderas de la luna que marca
la frontera de la herida más hermosa
por donde me descuelgo
hasta la cicatriz de la noche.
Busco caminos que me lleven
desde la espuma de la brisa,
al cielo de tu boca
para soñar con ángeles dormidos,
con cedros que sostienen
aplausos como banderas.
No sé si te busco.
Devuélveme a la lejanía
donde el miedo se llama

como nunca  se llama la alegría
VACIO




 Sin ti.
Poco a poco me estoy quedando sin ti.
Me voy vaciando.
Hueco en el hondo hueco.
Se fueron los ríos.
los mares huyeron,
los montes,
la  arboleda de tu vientre,
las ramas de tus manos.
Sin luz me quedo
porque las sombras son macizas,
como puñetazos que rompen
las mandíbulas del aire.
Voy a quedarme boca arriba
definitivamente muerto,
con la postura esculpida
de una eternidad suicidada.
No regreses.
Me he acostumbrado

a una luna hundida en el silencio.

sábado, 29 de noviembre de 2014

LA FILA DE ESTOMAGOS



Dicen que en este país somos muy aficionados a hacer colas. Para el cine, para el fútbol, para un concierto. Supongo que esta afición es universal cuando lo que se desea es conseguir algo deseado por muchos.

Ultimamente entra un escalofrío en la piel del alma cuando la fila está compuesta por estómagos vacíos, cuando la fila la compone el hambre multiplicada por sí misma hasta alcanzar cifras longitudinales que pesan sobre los esquemas del pueblo desarrollado que somos. En la fila de países prósperos, de economías florecientes ocupamos uno de los primeros. Y nuestros políticos se ufanan de ello, de un crecimiento económico superior al de muchos pueblos europeos, con una prima de riesgo que baja, con un déficit amparado por el artículo 135 de la Constitución hecho a imagen y semejanza de una deuda soportada por méritos propios o impuesta por la usura ajena. Les confieso que me sobrepasan ciertas coordenadas y por eso no las nombro, porque su nombre mancha, infecta y destruye el tejido del alma.

Filas de hambrientos. Recuerdo aquellas huchas cuando  niño. Donativos para los negritos, para convertirlos al catolicismo y darles de comer. Y nos ponían filminas con vientres hinchados, pieles infantiles pero ya viejos, mujeres jóvenes con pechos de setenta años, hombres apoyando su debilidad en árboles desconocidos. Había que convertirlos a la verdad única porque fuera de la iglesia no había salvación y había que darles de comer porque dios no entra en almas con estómagos dilatados por el hambre, en pezones secos, en muslos sin carne para la caricia.

Yo no hay huchas con cabezas de negritos. Ahora todo se desarrolla con higiene y hasta elegancia en las catedrales del consumo. Los voluntarios están plastificados con unos dorsales elegantes. La comida viene enlatada y limpia como si en cada bolsa hubieran metido un detergente invisible. Y dan gusto los macarrones, las lechugas, los flanes. Porque esta no es el hambre miserable del tercer mundo. Es el hambre elegante del primero. Y ahora se llaman bancos de alimentos. Me repugna que se denominen bancos. Los bancos son rapiña y no se compadecen con esta generosidad y solidaridad de los que aportan alimentos y de los que emplean su tiempo para preocuparse de los de la fila del hambre.

La fila de estómagos vacíos aumenta. Parados viejos para trabajar, pero jóvenes para estar sin trabajo. Jóvenes sin futuro y mayores sin pasado. Hartos de repartir curriculums y las espaldas cargadas con la respuesta gastada: ya le llamaremos. Hogares donde no entra un euro y los niños no desayunan ni comen ni cenan, parejas que no se besan porque tienen los labios cuajados de lágrimas, de angustias, de penas. Viejos que con quinientos euros de pensión hacen sopa de ajos, pero sin ajos y sin huevos porque eso es un lujo para los pobres. Matrimonios que se acarician en un parque porque ella vive con sus padres y él con los suyos. Desahuciados sin un techo para mirarse a los ojos. El frío atado a los huesos porque no hay luz ni gas y hay que taparlo con mantas que dan de vez en cuando en Caritas.

Y la vergüenza de ser pobres. Que no los vea la señora del quinto o el compañero hasta ayer de oficina, de andamio, de camión. Que nadie sepa que tengo hambre y que mis hijos y mi padre y mi suegra tienen hambre. Que no me vean en la fila de los estómagos vacíos porque se me vienen los colores del pudor, del recato, de la ignominia de ser pobre.

¿Cuántos sois?  Los que figuran en la ficha (cuando Franco se llamaba cartilla de racionamiento) Seis. Somos seis. Mi marido, mis padres, dos niños y yo. Y el aceite, los macarrones, galletas, leche, naranjas y mortadela. No sientas vergüenza por ser pobre. A mi marido le han dicho que ya lo llamarán. Es mentira. No lo llamarán y ella lo sabe, pero se consuela pensando en el andamio de siempre, en la oficina de siempre, en el camión de siempre. No acepta que serán pobres para siempre.

Y Rajoy diciendo que somos…Y Montoro diciendo que somos…Y De guindos diciendo que somos…Y Cospedal proclamando que tenemos un gobierno que crea empleo. Y Floriano subido a la gloria de Bernini. Y Wert,  que si nuestros hijos no estudian es porque gastamos el dinero en tonterías. Y que tenemos una sanidad modélica, aunque hay que co-pagarlo todo, hay que elegir entre el Seretide 500 para respirar o un trozo de pan sin nada dentro.

Una fila de estómagos vacíos. Vacíos de pan, de esperanza, de futuro, de mañana, de luz, de gas. Estómagos huecos. Formando fila porque el hambre también requiere un orden. A ver si esta noche le damos una tortilla francesa partida en tres a los niños y un poco de leche con agua del grifo para que ilusione el sueño helado de la chavalería.


Una fila de estómagos vacíos. La fila de la vergüenza.
A TU ORILLA



Puedo morirme un día a orillas de tu voz.
cerca de donde gestas lunas con cintura.
Muerte circunvalada en tu palabra,
en el sonido de olvidos olvidados.
Bajaré  por la palabra que pronuncias
hasta tu centro,
donde alumbras
las huidas,
los miedos que abrillantas
para embellecer la angustia
que te produce la entrega.
Me moriré disimuladamente.
No notará nadie mi cadáver
embalsamado con la sal de tu saliva,
en caricias envuelto,
desnudo como una tribu de amapolas.
Puedo morirme un día a orillas de tus labios,
en tus besos sin nombre y apellidos,
tus anónimos besos
muertos en la espalda de tu boca,
en el opaco cielo de tu boca
sin que nadie supiera
que tenías plantada una cosecha de alegría.
Puedo morirme un día a las afueras de tus ojos,
en los adentros de tu piel,
allí donde una tarde
conocimos los límites del cuerpo
pero nos empeñamos en saltarlos
y adentrarnos para siempre
en la carne salada de las olas.


viernes, 28 de noviembre de 2014

TE REGALO LA PALABRA





Te regalo la palabra,
el vientre donde nace el mundo,
donde  dios nace,,
donde  naces tú.
Palabra soy.
Eres palabra.
La palabra es la verdad,
el fundamento vital de la existencia.
Lo falso no es palabra,
es el precipicio,
el corte vertical,
el escalofrío del silencio que se rompe
en cada esquina.
Te regalo la palabra,
la plaza donde nos encontramos.
Vamos a hacer de la palabra
un jardín de amapolas y jazmines
donde ensayar el beso

para que los labios encuentren su destino

jueves, 27 de noviembre de 2014

MUJER




Porque todo nace en tus manos
y engendras cada día el universo.
Porque eres creadora
y en tu vagina brota un río de hierbas y amapolas.
Necesito sustituir el mundo por el mundo
que sale de tu herida
como existencia únicamente válida.
Sólo es verdad lo que tú amas,
lo que roza tu piel,
lo que toca tu boca,
lo que mira la luz de tus pupilas.
Existe todo porque existes
y tiene sentido porque tú lo piensas.
Somos el fruto bendito de tu vientre.
Tus entrañas dan forma al universo.
De tu alumbramiento la luz que permite
el alimento de los árboles.
Hay un jardín en el cielo de tu boca
y en tus ingles un mar oscuro
de gemidos, de olas y tormentas.
Existo porque estás,
porque me nombras
y la vida aprende que me asignas
el tiempo suficiente
para vivir la pena y la alegría.
Soy hombre porque tú, mujer,
colocas mi carne en el andamio de la sangre
y sostienes el corazón entre tus manos.


martes, 25 de noviembre de 2014

ELLA AMABA ASI



Le gustaba hacer el amor cabalgando sobre el cuerpo de su hombre. Me lo confesó una tarde de confidencias. Nuestros destinos se habían encontrado después de años sin vernos. Son los caprichos del tiempo. Ahora tomábamos café en una terraza, rodeados de parejas que enlazaban sus manos y se besaban sorprendiendo los labios del otro. Ella había terminado una ingeniería en telecomunicaciones. Yo me aburrí de estudiar medicina después de  tratar de memorizar que sólo un pie tiene huesos suficientes para llenar un osario.

No nos habíamos casado. Ella tenía miedo a los compromisos y a mí me gustaba peregrinar de corazón en corazón. Se había prohibido a sí misma tener hijos. Yo ni siquiera me lo había planteado. Ella trabajaba ahora en una multinacional con un ERE a la vista. Yo había tenido trabajos serios, pero ninguno capaz de atarme a los caprichos de un jefe. Así que cuando él se levantaba de mal humor,  yo encontraba una justificación perfecta para recoger mi portátil y comenzar un camino nuevo

Nunca he sabido cómo llegamos a hablar de su forma preferida de hacer el  amor. Parecía interesada en que yo lo supiera. Tengo la sensación de dominar la situación, me dijo, de sentirme dueña de mis sentimientos.  “Además -te lo confieso- disfruto de la vanidad de que él contemple mis ojos, mi rostro, mis pechos. Me resulta excitante y me empuja hacia un trote sublime. Practícalo cuando  tengas oportunidad. Me darás la razón”. Yo se la otorgaba de antemano, lleno de preguntas en mi interior. Tenía la hermosura de la madurez. Podía vanagloriarse de su rostro, de sus ojos y supongo también de unos pechos que yo no había vuelto a ver desde que éramos estudiantes.

Nos echamos a andar. Me tomó la mano. Como  en los viejos tiempos, me dijo. La rodeé la cintura. Como en los viejos tiempos, le dije. Sonreímos. Nos encontrábamos a gusto. Tuve ganas de besarla, pero no me atreví. Podía tal vez estropear un momento mágico bajo unos árboles que abrazaban sus ramas porque también los árboles rememoran sus viejos tiempos.

Se paró de repente. Vivo aquí. No supe si era una despedida o una invitación. El conserje abrió la cancela y ella entró sin soltar mi mano. Era evidentemente una invitación. Una copa?  Acepté y la dejé elegir la bebida. Realmente me era indiferente. Sólo me preocupaba lo que intuía que podía suceder y el miedo a que no sucediera.  Brindamos por el encuentro. Se sentó e en mis rodillas, como cuando tiempo atrás le leía a Neruda o Lorca.  Apoyó su frente contra mi hombro y sentí su mejilla rozando la mía. Estaban cercanas las bocas. Se trenzaban su aliento y el mío. Olía a naranja, talvez a azahar, tal vez olía al ayer cuando se sentaba en mis rodillas para fingir que le interesaba Neruda o Lorca, aunque lo que en realidad nos gustaba era besarnos en silencio, un silencio anterior al encuentro húmedo de las lenguas.

Me separó la mano de los veinte poemas de amor y me la colocó entre sus pechos como para que eligiera el destino de la acaricia. Apretó sus labios contra los míos y el tiempo se hizo más tiempo. Se levantó y me empujo contra la cama. Casi sin darme cuenta le estaba buscando los ojos y tenía sus pechos al alcance  de mis pupilas.

“Aquella noche corrí el mejor de los caminos, montado en potro de nácar”   Es Lorca, me repetía con una ironía rubia que la convertía en  hermana de Antonio Torres Heredia, hijo y nieto de Camborio.

“Sus muslos se me escapaban como peces sorprendidos”  Es Lorca, le susurré correspondiendo a su lección poética.

Galopó hasta el amanecer. Me sentí la jaca más hermosa, montada por la más hermosa amazona.


No he vuelto a leer  a Neruda ni a Lorca. No tiene sentido si ella  no está  en mis rodillas, si ella no corre el mejor de los caminos ni se escapan de mis manos sus muslos como peces sorprendidos.
¿FRANCO HA MUERTO?


Vi la entrevista de Jordi Evole a Gerardo Iglesias. Todavía hay seres puros, pensé. El avejentado político tiene huellas de mina en la frente. Y huellas de cárcel en el alma. Y huellas de ideales sostenidos en toda su existencia. Vive lejos de lo que tuvo, pero muy cerca de los que siempre fue: un luchador honrado y limpio en favor de un país honrado y limpio. Gerardo recorrió para Jordi la visión del vientre de su padre reventado por los asesinos pagados por una dictadura. Cinco años para recoger las tripas de aquel padre.  Y sus primero trabajos con doce. Y las honduras de la tierra en busca de carbón que quemara la piel del cuerpo, fabricara silicosis para muchos y llenara de miedo el ambiente grisú con una muerte azulada.

Partido comunista. Izquierda Unida. Secretario general. Un R-18 como lujo supremo. Sin privilegios de viajes pagados y sin justificar para reunirse con miembros del propio partido o para besar unos labios hermosos, unos pechos hermosos, un cuerpo hermoso. Reuniones y caricias que paga el pueblo  sabiendo de quehacer político y de amores con caricias isleñas. Sin nada que justificar porque el contacto político es secreto y es secreto el amor cuando la distancia impide el tacto y la sonrisa.

Gerardo lo tiene claro. Volvió a la mina masticando polvo negro porque los hijos necesitaban pan blanco. Casi se le troncha la espalda cuando cayó desde quince metros de altura. No supo de puertas giratorias. Prefirió la línea recta. Y lo tiene claro. La corrupción actual es la consecuencia de aquel entonces, de cuando murió el dictador y hubo que compaginar la vieja guardia de los alrededores de El Pardo con la alegría de la libertad. Hubo que obedecer el pasado militar con la irrupción del futuro. Se hizo lo que se debió hacer y mucho de lo que no se debió hacer nunca. Hoy todos nos revolvemos contra aquella transición. Pero los que ya tenemos canas en la sangre sospechamos que tal vez fue lo único posible. Para bien y para mal, pero tal vez, sólo tal vez, lo que se pudo. Y la Constitución excesivamente sacralizada, ensalzada pero no cumplida, vitoreada aunque sin conseguir las metas que exige. Son utopías. Y se profana la utopía con el desprecio olímpico de quien no tiene el coraje de poner en práctica los derechos exigidos. Y se subordina todo a lo que el capital permite, a lo que al capital le beneficia, a lo que el capital asimila por conveniencia propia. Debe cumplirse lo que pide la Constitución si no obstaculiza el progreso del dinero. Si lo frena se le remite al cajón fúnebre de las utopías.

El capital es la nueva dictadura. Y hay que luchar contra esta dictadura y hacer una transición nueva. La historia es dinamismo. Cuando la queremos detener la cosificamos y confundimos el peregrinar en el tiempo con un mausoleo. Y esa cosificación, con la sacralización que pretenden los que fueron sus protagonistas y los primeros mandatarios, es aferrarse a Cuelgamuros. Desde aquella quietud se perpetúa una dictadura que pretendió hacer de la historia una propiedad privada del dictador. En ese sentido dice Gerardo que todo sigue atado y bien atado. Y la corrupción, asegura el viejo político minero, es una consecuencia de aquella corrupción radical que fueron los cuarenta años.

Una gran parte de la sociedad actual no vivió aquella transición ni se siente comprometido por una Constitución que es repetidamente incumplida. Exigen un protagonismo existencial. Y se detecta un miedo atroz al cambio. Las nuevas generaciones políticas tienen derecho a ser protagonistas de su tarea histórica. No tienen por qué respirar el aire frecuentemente viciado de sus antepasados. La miseria en la que está hundido el país no es el fruto unívoco de un partido o un gobierno. Con altibajos, se ha ido engendrando a los largo de este tiempo. El reconocimiento de derechos ha sido seguido de una amputación de esos mismos derechos. El bienestar ha devenido en hambre, desahucios, recorte de relaciones empresario-trabajador, ataque a sindicatos y al mundo obrero. Falta de medios educativos y sanitarios. El malestar es también un elemento devenido, que ha desembocado en el aquí y ahora, pero que se engendra en el ayer.

Tenemos derecho al mañana. Y si el miedo, el apego al poder nos priva de ese riesgo de construir el futuro es que Franco no ha muerto. Su cadáver nos lleva al inmovilismo que pretendió como pretenden todos los que se sienten dueños de la historia.

Estamos necesitados de seres puros, limpios, honrados. Existen. Sólo hay que creer en la resurrección de la vida.






lunes, 24 de noviembre de 2014

SORPRESA



 Apareciste por sorpresa
como la primera nevada del invierno,
como esa luz que invade
el mar amniótico de la vida.
De repente apareciste,
susto de pájaros cantores
colgados de las alambradas,
del tendido luminoso de mi piel.
Como esos labios
que te despiertan de repente
cuando soñaba  tu cuerpo
midiendo la ternura de mi cuerpo.
Por la espalda,
como el miedo, la alegría,
la cornada que abre labios
en la femoral de la luz.
Sorpresa, tú,
amanecer, tú,
luna, tú, que se va
haciéndose sombra
de mi muerte sorpresa.


domingo, 23 de noviembre de 2014

TE BUSCO





Te busco en el otoño,
en las calles del frio,
en los sótanos de las hojas sin futuro.
Te busco
en el interior de la tormenta,
dentro del relámpago
que abre grietas en el viento.
Te busco
en las palmeras oscuras de la sangre,
en la palabra de la lluvia,
en el trigo amortajado
que espera la resurrección de la luz.
Un día te buscaré en la muerte,
porque  sólo la muerte da la cara
y  mira de frente
como se miran los labios
en el fruto maduro de los besos.


AHORA



Ahora que no estamos
donde siempre estuvimos.
Ahora que no somos nosotros
ese plural corporativo
que formamos tú y yo.
Ahora tal vez pueda decirte lo que nunca
supo decir el conjunto de sílabas
que llamamos palabra.
Ahora que  somos distancia
como antes de besarnos,
como antes de encontrarme
tu cuerpo frente al mío,
antes de que fueran tus caderas
el mapa de mis manos,
antes de que tus labios pronunciaran
el nombre que aún me identifica
para que la muerte un día
sepa cómo me llamo.
Antes de que plantara entre tus piernas
la nieve nevada de los pinos.
Ahora que no es entonces ni mañana,
ni antes ni después,
ni siquiera ahora mismo.
Ahora que el tiempo
se nos cayó de espaldas
porque se  despeñaron
la luz y las caricias.
Ahora no sé qué decirte,
porque perdí la memoria
porque tú ya no estás

y porque yo no existo.

sábado, 22 de noviembre de 2014

A LO MEJOR


A lo mejor existes
y te encuentro cualquier tarde
y hacemos de la palabra
una plaza con árboles.
A lo mejor perdura
aquel banco de entonces,
cuando era una aventura el tacto
prohibido por la vida
de quince años apenas.
Cuántas caricias destinadas
a tus muslos de falda colegiala,
a tus pechos subiendo al escondite
de tu bufanda de cuadros.
A lo mejor existimos
pero hemos olvidado las manos y los besos
y no sabemos qué hacer
porque las ingles hicieron
una distancia paralela.
A lo mejor no existimos. Sólo estamos
como rocas, como montes,
con la quietud de los muertos
que se beben la lluvia,
que mastican la tierra,
porque no cabe el amor
en un metro y medio de madera.


viernes, 21 de noviembre de 2014

LA CORRUPCION TIENE RAICES


Todo el diccionario político se resume en una palabra: corrupción. Tertulias televisadas, radiofónicas, periodísticas, redes sociales, cafés con leche en el bar, todos concentran sus comentarios en un vocablo ineludible: corrupción. Como con frecuencia escribo sobre temas políticos, casi siento un extraño pudor si no  plasmo cuatro ideas sobre lo que se ha convertido en entraña de la actualidad política.

La corrupción tiene su geografía. Limita con los Pirineos, baja por el Este, visita Andalucía y sube por Extremadura hasta cerrar el círculo en Galicia. Y cualquiera puede ir colgando banderitas de colores para seguir ese recorrido de podredumbre, para distinguir a Pujol de los ERES, las tarjetas de Bankia de la megalomanía de Camps, desde Génova-PP hasta Alcalá Meco, desde Ferrán-Arturo Fernández, sin olvidar los Granados púnicos amadrinados por la inocente sexagenaria Esperanza Aguirre. Así podemos sobrevolar todo el cielo patrio sin pisar el asfalto de la vida ciudadana.

Es una corrupción económica. Dinero que se hizo humo y se lo llevó el viento por la ruta de cielos fiscales. Dinero que era de todos. Un día llegaron a casa unos señores elegantes, poderosos, traje último modelo, corbata de seda y gemelos de oro. Olían a perfume caro, a pinares de jardines de chalet lujoso. Olían a señores importantes porque está claro que el perfume a importancia se percibe de lejos. No eran kosovares, ni usaban pasamontañas, ni cuchillos capaces de asustar cuando les abrimos las puertas. Eran tan respetables, tan adalides de la integridad, que nos dejamos ahogar por sus cordones de zapatos italianos. Se llevaron el dinero y nos dejaron maniatados. Nadie nos ha liberado todavía porque todos son inocentes para sus partidos políticos.

Sin minimizar el delito, al fin y al cabo sólo se han llevado dinero. Es el consuelo de quienes mantienen la vida aunque los hayan conducido a la pobreza extrema. Pero sinceramente me escuece este reduccionismo de la corrupción al terreno económico. La democracia no nace en esas guaridas del dinero que son los bancos. La democracia brota de la palabra que la fecunda, la crea, le pone alas y la empuja como una cometa hermosa y libre. Y cuando se rompe la palabra se hiere la democracia, se la pone contra la pared y se le explota la nuca de madrugada en el más infame paseíllo.

El latrocinio tiene raíces. Hace tres años por estas fechas, vivíamos una campaña electoral. El país era un mitin. Por lo visto algún líder ignoraba la situación del país. Aunque uno no se explica que se prometiera empleo si no se conocía que el  paro vigente, que se prometiera una economía próspera ignorando que se carecía de esa prosperidad.

Se nos devolvería una alegría que Zapatero había degollado, no subiría el IVA en atención a “los chuches”, se crearían puestos de trabajo, la sanidad se recuperaría de los recortes socialistas, el estado de bienestar regresaría, las pensiones serían el paraíso de los jubilados, la educación nos pondría a la altura de las grandes universidades, las becas, la investigación. Seríamos tan ambiciosos que le mantendríamos la mirada a Europa, a Merkel, a quienes nos obligaban a pagar una deuda, a cumplir un déficit. Enseñaríamos nuestra fuerza de Cid Campeador. Aznar  Primero de España había hecho el milagro y Rajoy-Carlomagno se encargaría de situarnos en la cúspide de la gloria.

Pero Rajoy conocía la situación. De lo contrario no prometería restaurar todo para instalarnos de nuevo donde estuvimos en los mejores tiempos. La apelación posterior a la herencia recibida, si era verdad que se desconocía, nos ponía de relieve la absoluta ceguera de un aspirante obtuso de mente, que si no había tomado conciencia de ello no podía presentarse como candidato  y si la conocía hacía de sus promesas una mentira consciente,  falseando la realidad y engañando traicioneramente a los electores.

Una vez conseguido el poder, se destruyó conscientemente la sanidad, la educación, la caja de pensiones. Se inventó el hambre, los desahucios. Se cambió el modelo de sociedad entregando los grandes logros a empresas privadas para que se lucraran con la sangre de los debilitados, se repartió la riqueza entre los bancos y la miseria entre los ciudadanos, la opulencia entre los ricos y el hambre entre los pobres, se trituraron derechos sociales y laborales adquiridos con lucha y sangre, se remitió al trabajador a la categoría de esclavo y al enfermo se le convirtió en mercancía.


Esta es la corrupción real y la más terrible. En esta mentira universal, en esta traición a la ciudadanía, en este engaño devorador es donde está la corrupción más abominable y la que convierte a los ladrones del dinero común en pecadores casi veniales. Condeno la segunda, por supuesto, pero me hunde la primera porque con esas falsas promesas se prostituye la democracia, se la convierte en impura e incluso se abre el camino a salva patrias siempre al acecho.

Al margen de Bárcenas, de sobre sueldos en negro, en obras con dinero opaco y de muchas otras situaciones de vergüenza, el gobierno es corrupto en sí mismo porque nació de una corrupción consciente, pregonada y defendida como forma de llegar a la Moncloa.


Me duele la corrupción, toda corrupción. Pero me escuece sobre todo la corrupción de la palabra.

jueves, 20 de noviembre de 2014

SI VENGO




Vengo desde el otro lado de mi mismo,
hasta ti,
hasta la piel del aire
que diseña tu silueta.
Vengo del tiempo oscuro,
donde te hiciste ausencia,
corteza de olvido.
médula de agua.
Quiero llegar hasta la luna que madura 
en el aire anaranjado de tu boca.
Desde mi huella,
desde el ayer al nunca
porque no es tiempo el tiempo
cuando construyes los minutos con tus manos.
Te has llevado el mar entre los pliegues
del canto de los pájaros
y ahora residimos

donde no estuvimos nunca.
AL FONDO





Al fondo del mundo, no está el mundo.
Más allá del mundo, a las afueras,
sólos dios y la nada. 
Dios es la nada que se crea a sí misma,
que cree en sí misma.
A las espaldas, no hay respuestas
porque no hay preguntas,
porque no hay quien responda. 
Al fondo no está el hombre,
sólo dios en su nada ambiente.
Convertido en nada el todo.
El hombre es sólo un poco  menos que nada.
El hombre cree en dios
porque no cree en sí mismo.
Ni dios ni el hombre existen.
Somos descendientes del vacío,
moléculas de inexistencia.
Nos atraviesa la conciencia de saberlo
y nos abre el costado para que se nos cuele
el dolor y el amor,
sin cuerpo, sin nombre
como un engaño que nos fecunda.
Al fondo la nada es el mar de acero
donde la espuma es dura como una roca de sombra,
porque dios y el hombre somos sólo sombra
al fondo del mundo, donde no está el mundo.


martes, 18 de noviembre de 2014

SIMPLE TRISTEZA




A veces es la simple tristeza de existir
sin razones causales, sin respuestas.
Llenos de preguntas los barrotes de la jaula
donde se posa el polvo de las habitaciones
cerradas por defunción.
Alguien cerró por fuera
y tiró la llave de la alegría.
Alguien introduce un poco de tristeza
para que mastiquemos
sombras sólidas,  jardines arrancados,
luz segada, atada en gavillas
para incendiar los bosques de la sangre.
Alguien nos mantiene
en cunetas fecales,
ahogados en los residuos del mundo.
Condenados estamos a la pregunta eterna
sin eterna respuesta.
Tal vez es la simple tristeza de vivir.


UN BOSQUE PARA TI


Quiero regalarte un bosque
donde tu sombra sea sombra
porque estará el sol cubierto
por un palio de perfume.
Un bosque de pájaros
con alas de palmera.
Un aire de madera tallada
como estatua con nudos
atada a la cintura de los ríos.
Un bosque para ti
tatuado en tu carne ajardinada.
Piel de tierra y raíces que indagan
el centro de la vida.
Búscame debajo
donde el mundo es más mundo
donde tú me regalas
el bosque esculpido de tu cuerpo.
Vamos a abrazar las ramas,
a quemar la corteza intercambiada,
a bebernos los pájaros dormidos
y sus cantos de guitarra.
Quiero regalarte un bosque
donde tu sombra sea la sombra
oscura del vientre que me alumbra.
Un bosque para ti
con aullidos de luna,
con gemidos de hembra,
de noche boca arriba,
abierta de par en par

a la eternidad del tiempo.

lunes, 17 de noviembre de 2014

A VECES ES A VECES




A veces es ternura la tristeza.
A veces son mares las miradas.
A veces los peces fabrican primaveras
con algas de colores
colgadas de sus branquias
A veces te desnudas,
dejas tu ropa ordenada en los tejados
y te acuestas en mi cuerpo
con tu luna consciente de ser luna.
A veces los pájaros son huellas de tu piel.
A veces tu boca es un naranjo
con los besos redondos,
con tu lengua sembrada de azahar
y un sabor de mandarina agridulce.
A veces eres siempre y nunca
y entonces pregunto sin respuesta.
La eternidad tiene el perfume de una ausencia
y me quedo boca arriba
abrazado a mi sombra.
Pero a veces, sólo a veces
eres tú
y se llama la vida como tú,
me duele en las ingles como tú,
cabalga en la noche como tú,
me pesa tu piel como tú.
Y eres ahora y luego.
A veces eres siempre
y entonces me alegro de ser tiempo,
de caber en un reloj
y cronometrar las caricias

hasta que la primavera sea otra vez primavera

viernes, 14 de noviembre de 2014

SEXAGENARIA



Aparcó en el carril-bus de la Gran Vía madrileña. Fue hasta un cajero. Cuando regresó, encontró a unos guardias insolentes que no tuvieron en cuenta que ella era nada menos que ella y la multaron. No sabían esos analfabetos de uniforme con quién estaban hablando. Arrancó el coche donde pasea a sus nietos. Derribó una moto. Casi atropella a un vigilante de circulación y se escapó tarareando un chotis. La siguieron los guardias municipales, los que durante muchos años habían sido vasallos directos. Los miró por encima de sus gafas de lujo y les envió una sonrisa de desprecio. Decididamente no sabían que perseguían a un título nobiliario.

Hacía tiempo que ella se regalaba a sí misma todos los méritos. Tenía derecho porque la gloria es para el que se la trabaja y ella llevaba en su mochila multitud de triunfos. Recordaba su elección como presidenta. Fue hermoso cuando entre aplausos le colgaban ese título de grandeza. Nadie pudo arrebatarla su gozo recién prendido en la solapa. Lo del tamayazo fue algo sin importancia y que no lograba enturbiar el sol radiante de aquel día. En todo caso su amado Francisco Granados, campeador de la decencia, defendería la legitimidad de su elección y podría ostentar su presidencia por los siglos de los siglos.

A veces guardaba su alegría en los adentros como un bonsái. Pero llegaba un momento en que las raíces le atravesaban la piel y explotaba la grandeza de su alma. Un día no pudo más y su humildad natural lo desparramó por toda la asamblea: ella había descubierto y denunciado la gürtel. Es verdad que la gürtel le había organizado actos electorales y apariciones ante la masa. Pero nadie se había dado cuenta. Ella sí. Y permitió que siguieran a su servicio hasta que algunos consejeros cometieron la imprudencia de compartir euros con "el bigotes" Descargó el látigo sobre esos consejeros y se mostró ante el pueblo como la gran domadora de ese circo donde no se domesticaban leones, sino que se los mataba cumpliendo así un capricho de grandeza. A lo mejor los leones del Congreso eran dos corruptos y ella los había petrificado como un castigo de eternidad.


Era presidenta de todo. También del Partido Popular en Madrid. Pero en realidad sólo se es presidente-presidente cuando se es de todo el país. Cuarenta y tantos millones de vasallos no es lo mismo que cinco de una comunidad. Gallardón andaba de rodillas, esperando, adulando, inclinándose. Ella por el contrario era altiva, erecta como una giralda en celo, perforando la hierba bajo los pies de Rajoy. Pero Mariano estaba contra el IVA de los chuches y eso era un mérito suficiente para llegar a la Moncloa.

Un día muchos amigos entraron en la cárcel. Ella, cuya biografía estaba llena de méritos, cazatalentos por herencia genética, presidenta por los siglos de los siglos, supo apropiarse de un mérito nuevo y estrenar la petición de perdón. Asumía su responsabilidad (la asumió por todos los plató y todas las emisoras), pero no la encarnó en dimisión. Ahora que el barco se hundía (ella dijo) tenía experiencia suficiente y suficientes ideas como para llevarlo hasta la orilla y salvarlo. Ignorar que estaba rodeada de corruptos elegidos por ella no era motivo de dimisión, sino un simple despiste que tienen hasta los más inteligentes y perspicaces. Nadie sabía lo que significaba asumir la responsabilidad. Ella tampoco. Pero era suficiente con asumirla.

Y le surgió la gran idea redentora que arrinconaba la corrupción para siempre. Sometería a un examen en profundidad a los candidatos. Deberían superar un examen que dejara claro la esencia cristalina de cada designado por ella, que en realidad no eran candidatos sino seres tocados por el dedo divino de la presidenta de todo.

¿Tienes usted cuentas en Suiza?  No. ¿Cuáles son sus bienes? Una hipoteca y un coche de doce años.  ¿Qué es la corrupción?  Una elección como es una elección beber vino o cerveza. (Qué habrían bebido Granados y compañía) La presidenta, tras este examen exhaustivo, sellaba su frente y le expedía un certificado de vacunación vitalicia contra la corrupción. Los ángeles ya podían ser alcaldes.

España desde entonces ya no es lo que era. El mediterráneo volvía a ser la patria limpia de Serrat. Ni pujoles, ni fabras, ni Urdangarín, ni ERES andaluces, no Castilla la Mancha, Ni Castilla León, ni Madrid. La presidenta de todo había asumido y digerido toda la corrupción y nos había redimido del pecado más oscuro.

Me admira la capacidad que tienen algunas sexagenarias.


NO SE DEFINIRTE





No sé definirte.
No cabes en las manos de unas sílabas.
Te enredas en las cuerdas bucales,
atada a ti misma
en una jaula de pájaros azules.
No me cabe en los labios el misterio que eres.
Puedo sostener tu piel,
tu carne,
tu tristeza,
tu ternura
y esa forma de mirar
cuando nombras  el amor.
Puedo interpretar tus pasos de palmera asombrada,
de río que se sincera,
de mar que se enfrenta al mar.
Pero no puedo resumirte,
noche de luna concentrada,
porque tampoco tú sabes describirte,
porque para ti misma integras la inmensidad.
No eres,
vas siendo,
haciéndote,
siempre inconclusa,
para ti inabarcable,
para ti misterio.
No puedo poseerte
ni apropiarme de ti,
ni embridarte,
ni encauzar la lumbre de tus ojos
porque tú eres más que tú,

más que lo que cabe en ti.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

TU CAMINO


Quiero poner mis pies en tus sandalias,
andar tu camino
comprender las calles de tu piel.
Quiero subirme a tus ojos
para explicarme la luz
y su amistad con las sombras de la sombra.
Escalar tus cumbres
palpar tus latidos,
las mareas
que brotan de tus sótanos.
Perderme en el bosque de tus huesos,
en la arboleda íntima
donde se talla tu carne de madera.
Paso a paso tu sangre
donde germinan los besos
que desembocan en los labios
y cuelgan en el cielo de tu boca.
Quiero andar por los huecos
de la ternura azul
que configura tu vientre
y fijar mi residencia
en el hondo interior de tu misterio.


martes, 11 de noviembre de 2014

LUNAS ROTAS




Hay lunas llenas
y lunas con un tiro en la frente.
Hay lunas que tienen a dos metros
un pelotón de fusilamiento.
Detrás una pared blanca
y un voz que ordena disparar al centro
donde  la luna guarda
su corazón de algodón.
Hay lunas que nacen rotas
porque le tiraron piedras
cuando asomaban a la vida.
Hay lunas que divisan
guadañas en el horizonte.
guadañas que cortan,
que amputan,
que desfiguran
la luz que la luna
guarda en su vientre.
Pero siguen siendo lunas
apoyadas en la vida,
con ruedas en el alma,
con brazos suficientes
para atrapar el amor,
la caricia,
el tacto erecto de la piel.
Hay lunas que son lunas
porque las lunas llenas

nacen sólo en el vientre del alma.

lunes, 10 de noviembre de 2014

POR EL AMOR DE UNA MUJER.


Ahora dicen que el amor es una simple descarga eléctrica. Ahora dicen que el amor es una cuestión de ondas que se encuentran un día cuando cada una vuelve de tomar café en el bar de la esquina. Ahora resulta que el amor no es aquel escalofrío quinceañero que comenzaba en la entrepierna y terminaba en el agua limpia de unos ojos. Ahora resulta que el amor no es aquel palomar que le crecía a ella debajo del jersey mientras a él le crecía el pantalón del colegio. Ahora resulta que nada es nada y que todo se resume en Fenosa con una factura ininteligible como el misterio de una trinidad laica. Deseo. Atracción. Revolución hormonal. Eran nombres de entonces. Categorías de entonces. Conceptos restrictivos de entonces.

Después llegó el orden. Todo debía estar en orden. El corazón también. Se hicieron pecado los labios, las manos. Brotaba un fuego de infierno en el roce de los cuerpos. Nos asomábamos al abismo cuando una mirada hacía estación en los ojos de alguien. No podía tolerarse el desorden. Nos exigieron seriedad para todo. Y sobre todo había que ser serios en el amor. ¿Vienes en serio?, preguntaban los padres al muchacho que pedía la mano (no se atrevía a pedir más) de la muchacha de ojos negros como trozos de luna negra.

El amor no era un don. Era el resultado del orden y la seriedad. Debíamos amar como debíamos trabajar en la oficina, en el campo o en la tienda,  doblando y desdoblando cien veces la pieza de tela. El amor formaba parte de una lista escueta, limpia, esquelética. Era igual pagar la renta de la casa, visitar a los padres el domingo, amar, saber el pichichi de la liga. Todo era seriedad y orden.

Y de pronto aparecen Carlos Muñoz Obón y Monago. Y se dan cuenta de que sus cargos le otorgan la posibilidad de vivir en el desorden y con una dosis justa de seriedad. Rompen las reglas de la vida donde todo guardaba el orden de la lista de la compra. Sus cargos de diputado y senador les permiten saltar al lado de la libertad y en la libertad está el privilegio del amor. Tienen ordenador último modelo, internet, teléfono última generación, AVE, avión…Y con todo ello aparece el privilegio del amor. Pueden amar libremente porque son diputado y senador respectivamente. No tienen que ir a Sevilla con el ahorro de la privación de unas cañas, de la entrada Madrid-Barça, la cena en un chino…Eso queda para la plebe, para los vasallos, para el pueblo, para los del barrio llamado España. Ellos por el contrario, adquieren con su juramento o promesa de cumplir y hacer cumplir la Constitución el privilegio de poder amar cuando el corazón o la entrepierna lo pidan. Además de la comida, de una dieta para taxis, para vivienda, hay un dinero para el amor.

Y allá que se iban por turnos, supongo que por turnos porque el trío no estaría bien visto dada sus categoría de representantes de los desahuciados, los dependientes, los parados, del hambre infantil. No. No estaba bien que mientras los científicos se van a estudiar a otros microscopios y la vendimia francesa se puebla de mujeres y hombres doblados bajo el sol, ellos estuvieran haciendo el amor en un triunvirato de caricias.

Iban por separado. El amor había desembocado en los mismos labios, en los mismos muslos, en el mismo vientre. Y volaban a Canarias supongo que poniéndose previamente de acuerdo para no desprestigiar el derecho al amor que le daban sus sobresalientes cargos. Olga  era un imán político. Ella distinguía perfectamente el sexo de un senador o diputado del de un amigo de universidad. La testosterona política tiene una calidad que transporta a un orgasmo que sólo se vive en un consejo de ministros.

Pero siempre hay resentidos que se niegan al amor. Les amarga, les escuece la felicidad privilegiada de los elegidos para representar y defender a los ciudadanos. Todos se creen con derecho a su Olga particular y no admiten verla convertida en privilegio de unos pocos. Se manifiestan en protesta por el privilegio del amor sin ser conscientes de que para ellos el tomar un avión cada quince días es un sacrificio agotador que lo toleran por el bien de la patria y en defensa de los derechos de la ciudadanía. La ingratitud sólo se sobrelleva por la vocación de servicio que han cargado sobre sus espaldas. Lo del dinero de todos por nadie controlado es lo de menos. El amor es lo incontrolable por definición.

Por el amor de una mujer…


domingo, 9 de noviembre de 2014

AFONIA


No siento la  palabra.
Hay una carestía interior de sílabas
que se esconden del viento.
Y está afónico el árbol,
el mar,
el río.
No sé qué hacer
sin ese término íntimo
que pronuncia la ternura,
que te llama “cariño”,
que arde cuando dice tu nombre
y dice en realidad tu cuerpo.
No sé qué hacer.
Necesito deletrearte,
poco a poco,
como un beso que progresa
centímetro a centímetro en tu piel
hasta la cúspide de ti,
hasta el vértice
donde se pierde el aliento
y se convierte en gemido.
No sé qué hacer
con este ramo de voz
atascado en las cuerdas bucales,
amarrado al silencio.
Se está pudriendo el perfume
de tanta rosa embridada
que no puede galopar hasta tu vientre.
No sé qué hacer con el silencio
clavado en mi garganta,
con esta afonía que prohíbe tu nombre.


EN TU VIENTRE


En tu vientre de espuma,
en el altiplano de tu luz recostada,
en el mar horizontal
que une tus montes más bellos.
Ahí te nombro sin pronunciar tu nombre
poniendo apellidos a los besos
guardando en tus huecos la hombría
huérfana a veces de labios
que cobijen el cansancio de mis labios huidos.
Ahí estoy descansando la historia de tantos caminos,
el desencuentro de mis huesos
que edifican andamios
que no tocan tus manos.
Blancura toda la luz de tu vientre
donde escampan los gritos,
las astillas de tanto grito colgado
de la cintura de un río.
En tu vientre de espuma,

para siempre en tu vientre.

viernes, 7 de noviembre de 2014


MI MUNDO


Mi mundo, tú,
sin terminar
porque Dios descansó antes de tiempo.
Te dejó inconclusa.
Eras sólo un puñado de barro original,
y tenían mis manos la misión de pensarte,
de dibujar tu carne
tu luz de tierra,
tu madera tallada de venas azules.
Mi mundo tú, incompleto,
para que terminara tus labios,
completara tus montes,
camino abierto hacia la plaza de tu vientre.
Para que abriera la vida
y plantara en ti las raíces del árbol que me late
y supiera la luna su destino.
Me encargó que fuera alfarero de tu piel
y publicara en cada poro las caricias
para que alguien bebiera la ternura
que destilan tus pechos
por el simple relieve de existir.
Comienzas en mi aliento
como destino delegado
de un Dios que descansó antes de tiempo
y te dejó inconclusa

como un abrazo a media noche.