ESE
RIO
Me pesa en la espalda el río de tu piel
Venda mis ojos
y prohíbe el tacto de las
piedras.
No encuentran las pupilas
el relieve del aire,
el volumen del agua.
Tu río dorsal,
vertebrado,
esqueleto que sostiene tus
besos de tu carne
cuando la noche es noche
y la luna saliva
de lenguas confundidas.
Perforan tus pechos
la oscuridad de mi pecho
buscando la ternura
que destilan los labios.
Ese río que soy y que se
hunde
entre tus piernas de
madrugada limpia,
luna de estrellas en las
caderas
que ponen orillas al mar que
te traspasa.
Somos un río sin
desembocadura,
sin un delta definitivo
para barcos desnortados.
Agua, tú,
yo, agua
para que el tiempo navegue
y convierta el encuentro
en una eternidad de mar.
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