CICATRICES
Desde la orilla se veían las
cicatrices del agua. Nunca pensé en su sufrimiento. Bordes sangrantes algunos.
Curados otros, pero presentes como testimonios del ayer, de cuando alguien le
abrió su carne, de cuando alguien rasgó su piel. Sabe el río de puñales de luna,
de traiciones de árboles, de silencios clavados por la espalda. Sabe de dolores
el agua.
Le dije mi nombre al río.
Una presentación breve. Suficiente para quedar en vernos otra tarde cualquiera.
Ha sido hoy. La primavera se instalaba en los árboles. El agua estaba desnuda.
Hermosa. Lubricada. Excitante. Como tú el día aquel que nos conocimos. Dejé la
ropa en la orilla y me sumergí desnudo. No bajó los ojos. Creo que me deseaba
como tú la tarde de nuestro encuentro.
Me sentí envuelto entre sus
piernas. No sé si querido. Tal vez sólo ansiado. Pero envuelto y galopando
sobre sus muslos juncales. Hasta que el silencio fue silencio y entonces
hablamos como dos viejos amantes. Como
tú y yo aquel entonces
-También tienes cicatrices,
me dijo, con la misma sorpresa con que yo descubría las suyas.
-Todos tenemos cicatrices.
Con ellas nos identifican apenas nacidos. Nos cortan el cordón umbilical para
marcarnos con el dolor para siempre. Uno se acostumbra y hasta son hermosas,
clavadas en el centro de un vientre de piel y enredadera. Pero es una cicatriz.
Y hay más. El olvido, la distancia, la indiferencia. Y a veces esa necesidad de
la muerte como desmemoria definitiva.
-Os parecéis al agua. Las
piedras de los niños, los árboles que se suicidan , el criminal que ahoga a su
enemigo, la pistola abandonada en el fondo para que nadie descubra al asesino,
los soles arrepentidos de serlos, las lunas despechadas. Los ríos son historia
de heridas. De cicatrices por tanto. De coágulos espesos. De hemoptisis que van
a dar a la mar que es el morir, que dijo un Manrique vuestro.
Nos despedimos como viejos
amigos. Nos dimos la espalda y nos echamos a andar. Y fue el adiós un par de
cicatrices repartidas al cincuenta por ciento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario