EL PAN NUESTRO…
Ahora resulta que los salarios
deben tener una cuantía suficiente que
permita al perceptor llenar el estómago. La O.C.D.E. se ha dado cuenta que si
el trabajador no come puede morirse y tampoco es cuestión de pasarse el día
enterrando albañiles, mecánicos o periodistas.
Surgió la crisis (traducción elegante del término estafa) y
hubo que rescatar bancos, obligar a muchos enfermos a elegir entre la sopa de
ajo y el Seretide, a despreciar a miles de inmigrantes y privarles del derecho
a la sanidad que solidariamente pagamos entre todos. Hemos permitido que el empresario
chantajee al obrero con la pérdida de su salario, hemos suprimido derechos
laborales y ciudadanos, se nos ha llenado la boca proclamando que las pensiones
crecían 35 céntimos, hemos desahuciado a miles de ahorcados por una hipoteca
infame, hemos sometido la enseñanza pública en alumnos amontonados en aulas sin
calefacción, hemos consentido el hambre
de niños, hemos animado a ejercer la caridad para poder despreciar la justicia,
hemos aportado millones a la Iglesia para que siga conduciendo al cielo a los
que sienten asco de vivir en la tierra. España es una escombrera, un vertedero
donde no caben más materiales de desecho.
Todos los potentados de la tierra
exigieron que para poder enriquecerse ellos y agrandar el foso que separa a los
supermillonarios de los miserables, fuera necesario y urgente apretar la
corbata hasta ahogar. Y se obligó, bajo chantaje, a aceptar horas y horas de
trabajo a cambio de salarios de esclavitud. Y el trabajador tenía que aceptarlo
porque más cornás da el hambre. Pero que la hipoteca, pero que la luz, pero que
la comunidad…Y comer? Eso es lo último.
O que tus padres repartan los cuatrocientos euros de pensión para que los niños
no olviden las naranjas o el pan con chocolate. Tú y yo aguantamos el estómago
como aguantamos el sexo porque ni fuerza para besarnos quedan. Nos agobia el
asco, la desesperanza, la falta de futuro, los horizontes cerrados, el
desprecio de quien nos exige separarnos para residir en Laponia, de quienes nos
ponen turnos de noche para que recortemos hasta las caricias bajo las
estrellas.
Y de repente, contra Merkel,
contra el F.M.I., contra Dragi, la O.C.D.E. cae en la cuenta de que los
trabajadores también se mueren si no comen, de que los comerciantes se mueren
si no comen, de que los coches se quedan viejos si no comen, de que todo se
viene abajo si no come. Y ahora dice que hay que subir los salarios. Y se lo
dice a Montoro que afirma que no han bajado, que sólo se han moderado. Y se lo
dicen a Rosell que está convencido que han subido en ciertos convenios un 0,6%,
y se lo dicen a Fátima Báñez que sube las pensiones 38 céntimos. Y Rajoy está
triunfante y entra en Moncloa sobre el borriquillo de Jerusalén con la
emperatriz alemana en la grupa. Hay que seguir ahorcando a los españoles aunque
parezca duro, dijo en Santiago después de abrazar a Dña. Angela y al Apóstol. Ese
ahorcamiento ha dado frutos fantásticos, dice, sin darse cuenta de que la
escombrera empieza a oler a enterramiento o apostando por ese fusilamiento
estomacal pese a ser consciente de su crudeza. Por la noches, antes del último
beso a sus hijos, Rajoy se mira en el espejo, sonríe como sólo él sabe hacerlo,
y se enfunda en el orgullo de ir cada día logrando el cambio de sistema de
manera que los ricos sean más ricos a costa de que los pobres sean más pobres,
como debe ser, como dios manda.
Y ahora resulta que aparece ese
organismo de izquierda radical, extremista, marxista-leninista que se llama
O.C.D.E. y dice que hay que subir los salarios porque los trabajadores tienen
que comer. Debe ser culpa del nuevo secretario del PSOE. Y quien sin duda está
detrás es Ada Colau y Pablo Iglesias, inspirados por Maduro como antes lo
fueron por Chaves. Y sin duda se ha colado Fidel Castro. Todos eso caudillos radicales han ahogado los
derechos ciudadanos, mientras que aquí Alberto cuida a la mujer, Fernández Díez
mima a la ciudadanía, Mato nos vacuna contra los extranjeros y Wert resucita
aquello de que inventen ellos.
¿Quién ha dicho que algunos
tengan derecho al pan nuestro de cada día?
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