NO TE LLAMAS
No te llamas como te llaman.
Está lejos tu nombre.
Lejos como los amaneceres
que nacen entre los dedos del mar.
Allí está la palabra
que abarca tu cuerpo,
que engendra las venas del alma
y convierte tu piel
en el vientre donde nace el mundo.
Está tu nombre donde gira la vida
sobre el propio eje de sus labios,
marcando la órbita planetaria de tu sexo,
la luna de tus
jardines oscuros.
Allí estás tú,
llamándote a ti misma
con el nombre que te sueño en cada sueño,
dos sílabas apenas
donde cabes entera
como yo en ti,
cuando me configuras
en tu llamada nocturna
dormido en la almohada de tus manos.
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