AQUEL DIA 18
Pongo en duda la
lluvia.
Desconfío del interior de cada gota.
Necesitaría abrirlas una a una
y tocarlas por dentro,
para saber si guardan amapolas
o soles diminutos,
si llevan escrito el remite de tus labios
porque te rozaron una tarde de mayo.
¿Recuerdas aquel día 18?
Nos presentó la lluvia.
Besamos el encuentro
como quien se bebe el mundo
y pisamos las huellas del agua
con el cuidado de quien pisa los recuerdos.
Pero hoy dudo de la
lluvia.
A lo mejor eran gotas huecas
sin la sangre urgente
que circula por el tacto
en busca de jardines
para enredar la vida.
Sombras con relieve de agua,
agua sin nombre,
sin denominación de origen.
A lo mejor no existes.
A lo mejor no nos besamos
aquella tarde de lluvia falsa
de mayo, día 18
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