NO
SE SI BRINDAR
No sé si brindar con ese
vino amargo
que rezuma tu boca
las noches de lunas
desangradas.
Tienen todos los árboles
sus copas levantadas
esperando la lluvia de tu
carne,
la brisa de tu sexo
para romper la piel de la
alegría
y poner caracolas en el
vientre del mar.
No sé si llenar las grietas
hasta el borde
donde todo limita con lo que
nunca fue,
con lo que imaginó la
distancia
cuando no era distancia
y pudimos mirarnos
como mira el agua al agua.
No sé si brindar
con el cuenco de las manos
llenos de ti, de mí,
de labios reconstruidos,
de pechos recién hechos
para que la noche pueda
desnudarse como una amante
entre sábanas de miel.
Pero brindo, libre del miedo
de otros ojos
que no entenderán nunca
la altura de tu mano
sosteniendo el vino amargo
de lunas desangradas.
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