CIERTOS EMPRESARIOS
Ciertos empresarios, los grandes sobre todo, tienen
mentalidad de comedor de caritas, de dispensadores de beneficencia, de almas
generosas preocupadas la existencia
glamurosa de la clase trabajadora. Parecen sentirse comedores sociales,
sostenedores indispensables de la marcha de un país, a quienes todos debemos la
gratitud de su existencia. Porque ellos son los que realmente cargan la
historia sobre sus hombros, mientras que los demás son costaleros pagados cuya
obligación ineludible es darle elegancia a la “mecida” de la sociedad. “Le doy de comer a
trescientas familias” Y revelan la
incapacidad mental de pensar que son los integrantes de trescientas familias
los que le dan la vida de lujo que lleva el empresario. Hay quien tiene el
antojo de coleccionar coches antiguos de lujo, lujo que le proporcionan sus
empleados y lo que gana a costa de su trabajo. No obstante esta evidencia,
Arturo Fernández, el presidente de la patronal madrileña, paga en negro a sus
obreros y debe “a mucha honra” cantidades importantes a la Seguridad Social.
Pero sigue manteniendo la grandeza de su vida sobre la tranquilidad de que le
da de comer a muchos trabajadores. Otros cobran sueldos a través de empresas
superpuestas creadas ad hoc sueldos no estipulados y declaran que tienen la
conciencia tranquila. Qué miedo me dan las conciencias tranquilas. Se escudan en que son muchos los que utilizan
esos medios para cotizar menos cobrando a través de ellas cantidades
importantes.
Ultimamente, y gracias a la reforma laboral del
gobierno de Rajoy y la lúcida visión de Fátima Báñez, los empresarios pueden
cambiar los turnos de trabajo, despedir a su antojo, reducir sueldos a su
conveniencia y coronarse como motores indispensables de la economía del país. Y
si un trabajador tiene que irse a Laponia debe irse porque así lo piensan los
empresarios. Y si para ganar más hay que suprimir las ayudas al paro, bajar el
sueldo mínimo interprofesional u ofrecer salarios de hambre, pues se le exige
al gobierno arrodillado y Rajoy exclama que aquí está la esclava del señor. Y
el chantaje está colgado en cada curriculum que llega a sus manos: este
salario, este horario y si no lo quiere tengo cola esperando en la puerta. Su
dignidad obrera me cuelga en la entrepierna y por ahí va y viene. Y el hambre,
los tres hijos, la mujer en paro y la hipoteca se arrodillan y se someten
mordiéndose la vida y tragando la humillación amarga que escuece en los adentros.
Y a los parados, dice la patronal, que hay que
quitarles las ayudas porque los parados están contentos con serlo y como reyes con cuatrocientos euros. Y que el
hambre infantil se da porque siempre ha habido niños con hambre y la prueban
las palabras sacrílegas de Rafael Hernando asegurando que los niños no comen
porque sus padres se gastan el dinero en otras cosas. Y los millones de jóvenes
sin empleo que se vayan a Europa, que es como trabajar en su propia casa según Pons,
o que experimenten las ventajas de la movilidad exterior de dice Fátima Báñez,
a el espíritu aventurero que llevan dentro.
Y Rossell insiste: Los padres que tienen un trabajo
fijo deberían retirarse y dejar el puesto a sus hijos. Es la mejor forma y más
rápida de crear empleo. Eso sí, “hay que recortar los derechos de los contratos
fijos de los padres para compensar los temporales de los hijos” Porque en el fondo nadie se explica por qué
los trabajadores deben tener derechos. Si no tienen dinero, si no son grandes
empresarios, si no disfrutan de yate en vacaciones ni saben manejar los
cubiertos del pescado, no hay motivo alguno que les haga acreedores de
derechos. Eso sólo pertenece a la casta de los poderosos. Rajoy lo sabe y por
eso les pone alfombra roja cuando van a la Moncloa y asegura sin rubor que el
estado de bienestar es más universal que nunca. Y Montoro dice que los datos de
Caritas y otras ONG son mentira porque,
como le ha informado Marhuenda, las ONG están formadas por niñatos pijos,
ricos, aburridos y de izquierda que entretienen su tiempo en denunciar
injusticias inexistentes. Y Pablo Iglesias es un comunista con rabo y cuernos,
como cuando Franco, como cuando la URSS, como cuando Hitler que diría la
Condesa de sangre azul, Esperanza Aguirre, esa sexagenaria que sólo tiene
derechos.
Rossell, ese emperador de la patronal, es un
visionario y está acompañado por muchos grandes empresarios. Faltan algunos que
están en la cárcel o imputados por delitos flagrantes.
1 comentario:
Magnifico artículo Rafael. Necesitamos, la sociedad necesita que se expliquen las cosas con claridad, con inteligencia y nada más… para que se pueda ver la realidad y esperar que, los políticos, demuestren su servicio y amor al prójimo. Pero no, como hacen algunos, soltar las paridas de siempre; “populismo”, “demagogo” y la última “predicador”. El Floriano: no tendrá “constancia” de que está desaprovechando su inteligencia.
Un abrazo.
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